Balance de una pandemia
El comportamiento de instituciones y ciudadan¨ªa ante la covid ha contrariado los pron¨®sticos m¨¢s apocal¨ªpticos
Ante las catastrofistas previsiones que se cernieron sobre nuestras cabezas, la sociedad espa?ola descubre a las puertas del oto?o que el balance de da?os de una pandemia feroz merece una ponderaci¨®n alejada de la berrea de las redes y la prensa m¨¢s hiperventilada. No hay demasiadas razones para practicar ese feo vicio tan com¨²n entre nosotros de la autoflagelaci¨®n: el apocalipsis suele anunciarlo el adversario pol¨ªtico ante la pulqu¨¦rrima naturaleza de sus buenas intenciones.
La realidad ha sido otra. Las cifras de fallecimientos y contagios, el desempleo, las p¨¦rdidas econ¨®micas y la afectaci¨®n psicol¨®gica que ha causado la pandemia han convivido con una respuesta colectiva y multilateral capaz de mitigar los efectos m¨¢s dram¨¢ticos e impulsar la reanudaci¨®n de una normalidad que nunca ser¨¢ ya como fue hasta marzo de 2020. Nada cambiar¨¢ sustancialmente, pero nada seguir¨¢ siendo exactamente igual: oportunidades perdidas, deseos aplazados, proyectos torcidos seguir¨¢n estando ah¨ª, en la memoria ¨ªntima de las personas y, sobre todo, seguir¨¢n estando los fallecidos, los enfermos con secuelas de larga duraci¨®n, los diagn¨®sticos tard¨ªos de otras enfermedades, las operaciones que no pudieron realizarse y tantas otras historias de sufrimiento.
La pandemia ha actuado tambi¨¦n como un dur¨ªsimo test de estr¨¦s sobre las estructuras sociales. La principal de ellas ha sido la relevancia de la equidad ante una emergencia extrema y compleja. El cumplimiento masivo entre la poblaci¨®n de las duras restricciones impuestas no hubiera sido posible con un planteamiento de s¨¢lvese quien pueda (o simplemente neoliberal). Se impuso la pol¨ªtica de proteger a los m¨¢s vulnerables y eso ha reforzado la cohesi¨®n social, pese a los problemas en la adjudicaci¨®n, por ejemplo, del ingreso m¨ªnimo vital. Los criterios de prioridad en la asistencia y en la administraci¨®n de vacunas han sido escrupulosamente respetados y Espa?a figura hoy, con m¨¢s del 75% de la poblaci¨®n con la pauta completa, entre los pa¨ªses con mayor tasa de vacunaci¨®n.
La protecci¨®n del empleo ha encontrado un instrumento eficaz en los ERTE. Pese a que la sanidad p¨²blica lleg¨® a la prueba descapitalizada por los recortes impuestos por los anteriores Gobiernos conservadores, ha sido un pilar fundamental en la respuesta a la pandemia. Tambi¨¦n la docencia a distancia y el reparto de ordenadores a los alumnos m¨¢s desfavorecidos deber¨ªa permitir un salto cualitativo en la digitalizaci¨®n que reduzca la brecha social en el acceso a las nuevas tecnolog¨ªas.
La coordinaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas con el Gobierno ha activado sin ninguna estridencia un modelo federal de funcionamiento y ha mostrado una v¨ªa productiva para abordar conflictos: consensuada y multilateral (es decir, federal). Pero quedan por resolver a¨²n m¨²ltiples ambig¨¹edades en la atribuci¨®n de responsabilidades para lograr una gesti¨®n coordinada m¨¢s eficaz. La creaci¨®n de una potente agencia de salud p¨²blica de ¨¢mbito estatal, integrada por representantes de las comunidades y con potestad de tomar decisiones vinculantes, es otra necesidad perentoria. Esta pandemia no ha terminado a¨²n y su rastro ha sido y es dram¨¢tico, pero nos asomamos a una nueva normalidad sin que se hayan cumplido los funestos augurios que los agoreros sembraron por tierra, mar y aire.
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