¡®Hail Britannia TV¡¯
La ¨²nica ruta hacia el ¨¦xito pasa por el reconocimiento del talento y en eso los brit¨¢nicos han sido sabios al encumbrar a sus actores y escritores de teatro, cine y televisi¨®n
La ceremonia de entrega de los premios Emmy tuvo un detalle de enorme previsi¨®n. Organiz¨® una asamblea paralela a la que suced¨ªa en Los ?ngeles en un sal¨®n coqueto de Londres. El hecho de que los premios televisivos norteamericanos reconozcan la inmensa capacidad de sus hermanos brit¨¢nicos viene a confirmar que no hay nada m¨¢s nutritivo que poseer una tradici¨®n creativa. Los brit¨¢nicos han sido los reyes de la televisi¨®n casi desde su invenci¨®n, es algo que no se les reconoce a menudo. Su pasi¨®n se asent¨® sobre una ecuaci¨®n infalible compuesta de tres factores: la libertad, el reconocimiento del talento y la vertebraci¨®n del impulso privado y el apoyo p¨²blico. No existe ning¨²n pa¨ªs en el mundo que haya sido capaz de echar en el caldo los tres ingredientes con la gracia que lo han hecho los brit¨¢nicos. La libertad ha presidido el trabajo en los medios de comunicaci¨®n. Desde tiempo atr¨¢s la cr¨ªtica convive con el poder y las instituciones, incluida la monarqu¨ªa m¨¢s s¨®lida y protocolaria del mundo, incapaces de imponer su bota sobre el periodismo y la creatividad al modo frustrante de otros lugares. La fricci¨®n de esa convivencia respetuosa sigue proporcion¨¢ndoles r¨¦ditos muy suculentos. Basta ver la tremenda acogida que una serie como The Crown ha tenido en todo el mundo. Por un lado consolida la imagen mon¨¢rquica del pa¨ªs, pero lo hace desde una cr¨ªtica ¨¢cida, en ocasiones demoledora.
La cadena BBC sigue representando al d¨ªa de hoy un ejemplo de c¨®mo se gestiona un canal p¨²blico. Incluso cuando un pol¨ªtico oportunista como Boris Johnson trat¨® de echar encima de los periodistas la furia de los ciudadanos, el margen de destrozo ha sido limitado. Basta con ver el caso de Telemadrid, tan reciente, para experimentar una vez m¨¢s la envidia ajena y la verg¨¹enza propia. La BBC arriesga cuando toca, sin miedo de incluir a nuevas versiones de la vanguardia junto a productos ya asimilados. Desde que ¨¦ramos ni?os, sabemos que la BBC nos puede ofrecer la televisi¨®n moderna junto a la cl¨¢sica. En estos premios Emmy, el reconocimiento hacia la serie Podr¨ªa destruirte, pagada por la cadena p¨²blica aunque distribuida al mundo por HBO, ejemplifica la apuesta por nuevas voces de riesgo, pol¨¦micas, pero tambi¨¦n representativas del mundo en cambio en el que ahora nos encontramos. Esto es imposible de verlo all¨¢ donde la apuesta p¨²blica es adocenada por el intento de gustar a todos, algo que suele conducir a no gustar a nadie.
Porque la ¨²nica ruta hacia el ¨¦xito pasa por el reconocimiento del talento y en eso los brit¨¢nicos han sido sabios al encumbrar a sus actores, pero tambi¨¦n a los escritores de teatro, cine y televisi¨®n. Esto no sucede con las plataformas norteamericanas que han llegado a regodearse en su ombligo cuando publicitan una necedad de tal calibre como afirmar que una serie es fruto de su marca comercial. Nada m¨¢s lejos de la realidad, la marca es un emisor, jam¨¢s un ente creativo. Por eso sonaba tan est¨²pida la retah¨ªla de agradecimientos que el director y el productor de la serie ganadora, Gambito de Dama, soltaron al recoger sus galardones. Mucho referirse a familiares queridos y a los ejecutivos de la marca, pero olvidaron, con una ingratitud hiriente, al autor de la novela original en la que se basa la serie, Walter Tevis. En eso los brit¨¢nicos marcan una diferencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.