Coyotes en corbata
Hasta que los pol¨ªticos no se hagan responsables del ¨¦xodo masivo de migrantes, ser¨¢n c¨®mplices de los traficantes de personas
Si salen de Hait¨ª, Irak, Venezuela, ?frica, no importa. O de d¨®nde llegan, si es de Chile o Brasil para entrar por Ecuador y llegar a Necocl¨ª, en Colombia, tampoco. Los lugares de origen y tr¨¢nsito solo resultan importantes como una manera de entender las rutas del fen¨®meno migratorio en Am¨¦rica y ahondar en las causas de los Estados fallidos que les toc¨® abandonar.
Lo que realmente debe importar no conmueve a nadie. Es inadmisible que los gobiernos y los ciudadanos vuelvan transparentes a esos a quienes les regalan una limosna en las calles sin tocar sus dedos para no contagiarse de su tragedia, despu¨¦s de que las bandas del tr¨¢fico de migrantes los ha dejado sin cinco, si fueron capaces de sobrevivir a la brutalidad.
Lo que est¨¢ pasando en toda Am¨¦rica Latina, aunque no es nuevo, si es cada vez m¨¢s tr¨¢gico, inhumano. No logro sacar de mi cabeza las im¨¢genes de la crueldad, tan cercanas a la esclavitud de seres azotados, como dec¨ªa la congresista Maxine Waters, frente a los migrantes haitianos perseguidos por agentes fronterizos a caballo en Del R¨ªo, en el Estado de Texas (Estados Unidos), en la frontera con M¨¦xico. Me imagino perseguida por las redadas durante la noche corriendo junto a mi hija a esconderme de los criminales que puedan violarnos y no entiendo c¨®mo a otros no les pasa, me imagino vivir con el alma en pedazos cada d¨ªa.
En Chile, donde por a?os encontraron refugio, al racismo y la xenofobia, al grito de ¡°no m¨¢s migrantes¡±, se uni¨® el fuego con el que quemaron en d¨ªas pasados las pertenec¨ªas de los migrantes. Llegaron a Iquique, en el norte de Santiago, les tumbaron las carpas, los agredieron a botellazos, los dejaron reducidos a cenizas.
En Colombia la situaci¨®n se divide en dos. Los venezolanos que hoy son ya 1.2 millones cobijados por el estatuto de protecci¨®n temporal, y los que est¨¢n en Necocl¨ª, que han llegado all¨ª desde m¨²ltiples destinos recorriendo la espesa selva del tap¨®n del Dari¨¦n, ya conocida como el Dari¨¦n Gap, que se traga literalmente a los humanos m¨¢s fr¨¢giles. M¨¢s de 20 mil se encuentran esperando una forma del llegar al Norte, siempre a Estados Unidos, despu¨¦s de haber ca¨ªdo en las redes de la criminalidad organizada del Clan del Golfo, en campamentos precarios. Solo en lo que va de este a?o 46 mil personas han hecho tr¨¢nsito por este pa¨ªs.
El gobierno de Joe Biden y los presidentes de las naciones que est¨¢n recibiendo este ¨¦xodo masivo est¨¢n convertidos en c¨®mplices de coyotes mientras no hagan nada distinto a sus pronunciamientos de rechazo. Amlo incumpli¨® su promesa de una pol¨ªtica migratoria sensible, acepta las medidas de control a los migrantes y las devoluciones expr¨¦s de la ¨¦poca de Trump que sigue aplicando el gobierno dem¨®crata sin pudor alguno.
Los gobiernos del mundo han sido incapaces de abordar con honestidad y compasi¨®n la migraci¨®n, quedando claro que las agendas pol¨ªticas de los liderazgos actuales privilegian sus discursos sobre la gente. No es sino ver el absurdo de las declaraciones esta semana cuando la vicepresidenta Delcy Rodr¨ªguez desde el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro anunci¨® la apertura de los puentes fronterizos con Colombia y la reactivaci¨®n del comercio binacional, y el presidente Iv¨¢n Duque le agradeci¨® al l¨ªder opositor Juan Guaid¨®, mientras los pasos siguen cerrados y la gente pasa hambrienta a abastecerse de alimentos por las mismas trochas ilegales.
A los pol¨ªticos, los migrantes no les importan. Entre la ciudadan¨ªa crece el racismo y la xenofobia sin que se vea en el camino un pacto migratorio internacional que atienda la situaci¨®n con medidas de largo plazo. En el libro Migrantes de Otro Mundo (2021), de Mar¨ªa Teresa Ronderos, Alberto Pradilla y Jos¨¦ Guarnizo, entre otros, junto al Centro Latinoamericano de Investigaci¨®n Period¨ªstica, se hacen propuestas para tener en cuenta, entendiendo que cualquier medida efectiva pasa por los Estados Unidos, para crear pasos humanitarios a trav¨¦s de barcos, y quitarles el negocio a los traficantes. Los cupos actuales entre Colombia y Panam¨¢ son insuficientes.
El ¨¦xodo de los sirios deja por otro lado muchas lecciones, como las que plante¨® Alemania. Sin embargo, la situaci¨®n es muy distinta para, por ejemplo, el caso centroamericano y su b¨²squeda de llegar a los Estados Unidos. Lo que s¨ª es claro es que la salida est¨¢ en la construcci¨®n de un consenso que debe ser presionado desde el Sur para que el Norte no pueda seguir evadiendo su responsabilidad hist¨®rica, cuando los migrantes crecer¨¢n cada d¨ªa m¨¢s luego de la pandemia.
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