Los Presupuestos del d¨ªa despu¨¦s
Las cuentas de 2022 deben ser la piedra angular de la recuperaci¨®n econ¨®mica, una vez completada la vacunaci¨®n
Diversos indicadores vienen se?alando desde hace meses que la recuperaci¨®n tiene pulso: el empleo ya ha alcanzado el nivel previo a la crisis, al igual que la recaudaci¨®n fiscal (en el acumulado hasta julio es un 3% superior al mismo periodo de 2019) o el ¨ªndice de sentimiento econ¨®mico que elabora la Comisi¨®n Europea (altamente correlacionado con la actividad). En el otro lado de la balanza, los problemas de suministro en determinadas cadenas de producci¨®n (como los semiconductores en el sector de la automoci¨®n), la inquietud creciente en torno a la inflaci¨®n (asociada al repunte de precios energ¨¦ticos) y los ¨²ltimos datos de contabilidad nacional del INE aconsejan ser cautos.
El Gobierno calcula que el d¨¦ficit p¨²blico habr¨¢ pasado del 11% en 2020 al 5% en 2022. Se trata de una reducci¨®n notable, que f¨ªa exclusivamente a la inercia de la recuperaci¨®n econ¨®mica. Con las actuales previsiones, Espa?a entrar¨¢ en 2023 con un d¨¦ficit estructural equivalente, al menos, al 4% del PIB. Para entonces, presumiblemente, las actuales reglas fiscales europeas dejar¨¢n de estar en suspenso, de modo que los Presupuestos que se elaboren el pr¨®ximo a?o deber¨¢n ce?irse a un nuevo marco europeo de consolidaci¨®n fiscal en el que vuelva a activarse la lupa sobre gastos e ingresos. Puede, por lo tanto, que los actuales Presupuestos sean los ¨²ltimos verdaderamente expansivos del ciclo pand¨¦mico, a la espera de conocer qu¨¦ tratamiento contable a efectos de d¨¦ficit (¡°regla de oro¡±) recibir¨¢ las inversiones realizadas a cargo de los fondos Next Generation.
El d¨ªa despu¨¦s, la realidad no habr¨¢ cambiado: el d¨¦ficit estructural de nuestras cuentas p¨²blicas no tiene su origen en un gasto corriente o de inversi¨®n suntuaria, sino en la menor capacidad recaudatoria de nuestro sistema tributario. Donde Alemania recauda en impuestos el equivalente al 40,3% del PIB y Pa¨ªses Bajos un 39,3%, Espa?a llega al 34,8% (5,7 puntos menos que el promedio del ¨¢rea euro, que se sit¨²a en el 40,5%, y que son m¨¢s si la comparaci¨®n se hace con pa¨ªses como Francia, Italia o los llamados frugales). Existe, por tanto, una v¨ªa para consolidar las cuentas p¨²blicas sin hacerlo en detrimento de la inversi¨®n o del gasto social. Esa v¨ªa pasa por una reforma fiscal, postergada en los actuales Presupuestos, en la que el debate no deber¨ªa girar ¨²nicamente en torno a los tipos impositivos sino, sobre todo, en torno a sus respectivas bases imponibles. Contribuir¨ªa a ello la reducci¨®n de la tasa de paro estructural y de la precariedad laboral, que actuar¨ªan sobre las rentas del trabajo, as¨ª como la lucha contra el fraude. Pero tambi¨¦n lo har¨ªa, en el terreno estrictamente fiscal, una profunda revisi¨®n del laberinto de exenciones, reducciones y deducciones que minan la capacidad recaudatoria de las principales figuras tributarias. Entre ellas, las compensaciones por p¨¦rdidas en ejercicios anteriores en el impuesto de sociedades, cuya recaudaci¨®n sigue sin recuperarse tras la crisis financiera internacional de 2008.
No se trata, en una econom¨ªa cada vez m¨¢s globalizada, de una cuesti¨®n de ¨¢mbito exclusivamente local, sino que debe tener su desarrollo en los foros multilaterales correspondientes (comenzando por la propia Uni¨®n). En este sentido, el reciente acuerdo de la OCDE sobre un tipo m¨ªnimo del 15% para el impuesto de sociedades deber¨ªa ser solo un primer paso.
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