Dinero gratis y cultura

Si a mis 18 a?os el Gobierno me hubiera dado un bono cultural, me lo habr¨ªa fundido en cort¨¢zares, buzzatis, borges y un mont¨®n de literatura maravillosa de la que hoy renegar¨ªa. En vez de eso, el Ministerio de Defensa me concedi¨® una pr¨®rroga para la mili, prueba de que cualquier tiempo pasado no fue mejor. Prefiero vivir en un pa¨ªs que regala dinero a los chavales para comprar tebeos que en otro que los encerraba en un cuartel. Nunca ha habido en Espa?a un rito de paso a la edad adulta m¨¢s simp¨¢tico que este. Ojal¨¢ me hubiera tocado a m¨ª, cuando contaba los duros del bolsillo para comprarme alg¨²n que otro libro.

Entonces, ?por qu¨¦ no lo celebro? ?Qu¨¦ me impide dar vivas al Gobierno por repartir 200 millones de euros entre los quintos de 2022? Sin descartar que pueda haberme convertido ya en un carca (y escribir carca es un s¨ªntoma de que lo soy), creo que me sobran razones, aunque las resumir¨¦ en dos.

La medida presume que uno de los motivos que distancian a la juventud de los libros y el cine es el dinero. Es una creencia muy com¨²n que tambi¨¦n anima el Pass Culture de Macron, y si es falsa en Espa?a, mucho m¨¢s lo es en Francia, que posee una de las redes de mediatecas, teatros, cinematecas e infraestructuras culturales m¨¢s densa y potente del mundo. Buena parte de la cultura ya es gratuita o se ofrece a precios rid¨ªculos. Desde luego, es mucho m¨¢s barata que cuando yo ten¨ªa 18 a?os, y ni su precio ni mi presupuesto me impidieron leer, o¨ªr y ver lo que quise. El divorcio de la juventud con la cultura tiene causas generacionales y estructurales mucho m¨¢s poderosas que requieren intervenciones de fondo y a largu¨ªsimo plazo.

Y ah¨ª llego a la segunda raz¨®n: Espa?a no tiene pol¨ªtica cultural. Siete presidentes democr¨¢ticos en 44 a?os han sido incapaces de definir algo parecido a ello. No abrazamos la excepci¨®n cultural francesa ni el compromiso c¨ªvico anglosaj¨®n. Ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en cu¨¢l es la funci¨®n del Estado en asuntos culturales y no hemos resuelto cuestiones tan b¨¢sicas como la financiaci¨®n del Museo del Prado. En este paisaje, el bono cultural juvenil no es solo empezar la casa por el tejado, sino tirar una casa a medio construir por una ventana que no tiene cristales.