Los dilemas del PSOE: redefinir el progreso
El posible retorno de la socialdemocracia europea a los a?os dulces y al ¨¦xito electoral depender¨¢ de su capacidad para afrontar los actuales problemas con nuevas propuestas
Los principales partidos est¨¢n engrasando sus maquinarias para encarar la segunda parte de la legislatura y llegar en las mejores condiciones posibles a la pr¨®xima campa?a electoral. Pronto le tocar¨¢ el turno al PSOE, que acude a su 40? Congreso con dos ideas fuerza: unidad y renovaci¨®n. Para escenificar la primera congregar¨¢ a sus grandes figuras del pasado y del presente. Pero donde se la juega realmente es en la puesta en marcha de la segunda: dise?ar el futuro sin dividir al partido.
El posible retorno de la socialdemocracia europea a los a?os dulces y al ¨¦xito electoral depender¨¢ de su capacidad para afrontar los actuales dilemas con nuevas propuestas. De entre todos los retos, el de la crisis ambiental juega un papel preponderante porque exige cuestionar paradigmas desarrollistas al uso y redefinir viejas ideas como la propia noci¨®n de progreso. No les corresponde solo a los socialdem¨®cratas abordar este asunto, pero quedarse fuera les alejar¨ªa del futuro.
En los debates que se avivan al mismo ritmo que la crisis se acent¨²a, surgen dos posiciones, ambas con parte de raz¨®n. A un lado los tecno-optimistas creen que la tecnolog¨ªa todo lo puede, y lo que no puede hoy lo podr¨¢ ma?ana. Al otro, los decrecentistas argumentan que la sostenibilidad solo se alcanzar¨¢ decreciendo econ¨®micamente. Cierto: sin tecnolog¨ªa no hay sostenibilidad posible; pero solo con tecnolog¨ªa, tampoco. Y de la misma manera, parece que ser¨¢ necesario decrecer en algunos sectores econ¨®micos, pero hacerlo en conjunto, como sociedad, es algo que no defender¨ªa nadie que quisiera ganar elecciones. As¨ª las cosas, est¨¢n cobrando cada vez mayor importancia las opciones que plantean analizar en qu¨¦ crecer y en qu¨¦ decrecer en funci¨®n de una nueva idea de progreso. Ya hace tiempo que se empez¨® a plantear que el PIB no es la mejor manera de medir la riqueza, y organismos como la OCDE llevan a?os trabajando en esto. Pero el PIB es solo un indicador. Lo que hay que redefinir es el concepto que describe.
Esta nueva noci¨®n de progreso dentro del paradigma de la sostenibilidad condiciona desde la decisi¨®n de qu¨¦ sectores econ¨®micos deben ser prioritarios y cu¨¢les no, hasta la relaci¨®n con los grandes oligopolios econ¨®micos o financieros; desde la manera de dar una salida justa y digna a las personas cuya actividad laboral resulte inviable bajo la premisa de la sostenibilidad o sea superada por los avances tecnol¨®gicos, hasta las pol¨ªticas fiscales que permitan redistribuir la riqueza sin cargar las tintas ni en los m¨¢s vulnerables ni, de forma exclusiva o desproporcionada, en las clases medias.
Ser¨ªa ingenuo pensar que un fin de semana de congreso puede resolver semejantes dilemas, pero en tiempos tan fluidos los interrogantes no aguantan mucho sin recibir respuesta. Quien primero redefina el progreso estar¨¢ mejor posicionado para gestionarlo.
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