A golpe de consigna
La pol¨ªtica sigue bajo el simplismo del impacto medi¨¢tico. El PP lo tiene claro: darle d¨®nde m¨¢s duela al adversario, sin respeto alguno por la verdad
La insoportable levedad de la pol¨ªtica de consigna. El malestar crece, amplios sectores de las clases medias que eran las que daban estabilidad a la democracia viven en la frustraci¨®n y el descontento, la brecha de las desigualdades se agranda. C¨®mo ha explicado el economista Miquel Puig en Los salarios de la ira, llevamos 45 a?os de estancamiento salarial para la mayor¨ªa, mientras las ganancias de una ¨¦lite de directivos se disparan hasta l¨ªmites irracionales. Y crece el autoritarismo posdemocr¨¢tico, neoliberal en lo econ¨®mico, autoritario en todo lo dem¨¢s. Sin embargo, la pol¨ªtica sigue bajo el simplismo del impacto medi¨¢tico. El PP lo tiene claro: darle d¨®nde m¨¢s duela al adversario, sin respeto alguno por la verdad.
Los dos referentes de lo que fue el bipartidismo han reunido a sus gentes en una convenci¨®n (PP) y un congreso (PSOE) con un mismo objetivo: agrandar el aura de sus jefes. De modo que el guion era f¨¢cil: todos con el presidente del partido. Cada una de las familias lo ha hecho desde las formas que le caracterizan. Con un paternalismo humillante, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, qui¨¦n llev¨® al PP a su cenit, le dijo a Casado que ¡°ser¨¢s presidente¡± y ¡°adem¨¢s lo har¨¢s bien¡±. El resto de la tarea era un recital de los desastres del Gobierno y de los enormes peligros que hacen correr a Espa?a en manos de socios desleales y enemigos de la patria. Cualquier esfuerzo intelectual estaba contraindicado con el ejercicio.
En la misma Valencia, curioso efecto im¨¢n de la tierra del reformismo del presidente Puig, el PSOE hizo su congreso. Id¨¦ntico prop¨®sito: todos con Pedro S¨¢nchez, un presidente que se gan¨® su legitimidad derrotando con el apoyo de la militancia a la vieja guardia que le hab¨ªa echado en una de las ¨²ltimas celadas del bipartidismo a?ejo. Sin la carga castiza que viene acompa?ando al PP, la fiesta del PSOE tuvo acentos m¨¢s aseados como corresponde al estilo S¨¢nchez: la imperturbable b¨²squeda del momento de oportunidad. En medio de un festival de unanimidad, el presidente ha dejado un solo mensaje: la socialdemocracia, la recuperaci¨®n de la etiqueta que el socialismo europeo abandon¨® arrastrado por el furor neoliberal. Una se?al ambigua que le permite marcar identidad ante una derecha de vuelta al autoritarismo.
No hay tregua. La pol¨ªtica de consigna de la derecha intenta aprovechar todo lo que se mueve. Cuando Arnaldo Otegi hace por fin una enmienda a la totalidad al terrorismo de ETA, al PP se le ocurre proponer una resoluci¨®n parlamentaria para ¡°excluir de los pactos y de los acuerdos pol¨ªticos promovidos desde el Gobierno a los partidos que no condenan expl¨ªcitamente los cr¨ªmenes de ETA e intentan legitimar su existencia¡±. Y lo hace un partido heredero directo del franquismo, que cuenta para gobernar con el apoyo de Vox que no ha condenado nunca los cr¨ªmenes de la dictadura.
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