Una atm¨®sfera envenenada por el terror
Abandonar el discurso del odio que ETA abon¨® para amparar sus barbaries exige valent¨ªa y generosidad
Hace 10 a?os ETA anunci¨® que dejaba de matar, y estos d¨ªas se ha vuelto a recordar la brutal violencia con que la banda armada actu¨® durante cinco d¨¦cadas. Las bombas, los tiros, los secuestros, las extorsiones, su abrumadora presencia en una sociedad a la que pretendi¨® amedrentar con el terror. Todav¨ªa sigue siendo incomprensible c¨®mo la organizaci¨®n pudo perseverar durante tanto tiempo en semejante delirio de destrucci¨®n y barbarie. El l¨ªder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, hizo esta vez una solemne declaraci¨®n, se dirigi¨® a las v¨ªctimas de ETA y dijo: ¡°Queremos trasladarles que sentimos su dolor y afirmamos que nunca deber¨ªa haberse producido¡±. Horas despu¨¦s, y en un encuentro con militantes de EH Bildu, volvi¨® a alegrarse por haber pronunciado esas palabras pero procur¨® vestir la iniciativa con un punto de provocaci¨®n.
ETA dej¨® de matar hace 10 a?os, pero el discurso y la ret¨®rica y las justificaciones que sostuvieron durante tanto tiempo su actividad terrorista siguen circulando por las venas de amplios sectores de la sociedad vasca, y todav¨ªa hay quienes conservan esa jactancia que les permite actuar ante los que siguen considerando enemigos como perdon¨¢ndoles la vida. No es f¨¢cil quitarse de encima el odio que se fue alimentando con tanto fervor, y har¨¢ falta todav¨ªa mucho tiempo. Por eso son importantes esas palabras de Otegi, que el dolor de las v¨ªctimas ¡°nunca deber¨ªa haberse producido¡±, porque lo que dicen es que ETA no debi¨® haber actuado como lo hizo, que aquello fue un inmenso y terrible error. La hora de la autocr¨ªtica ha empezado.
La profunda degradaci¨®n que produjo la barbarie etarra en el Pa¨ªs Vasco tras la conquista de la democracia la resumi¨® bien el director del Centro Memorial de las V¨ªctimas del Terrorismo, Florencio Dom¨ªnguez, en un texto que escribi¨® para un volumen colectivo sobre la violencia pol¨ªtica en la Espa?a del siglo XX. ¡°El paso del franquismo a la democracia ha ido acompa?ado de la extensi¨®n del miedo en la sociedad vasca, miedo manifestado en la inhibici¨®n moral generalizada ante la violencia, en la insolidaridad colectiva ante la muerte, en la aceptaci¨®n silenciosa del algo habr¨¢ hecho que culpabilizaba a cada v¨ªctima precisamente por haber sido asesinada, en el drama de los allegados de muchos asesinados pidiendo a ETA pruebas de sus acusaciones para evitar que la infamia se extienda a toda la familia¡±. Las cosas han ido cambiando desde hace 10 a?os, pero retirarse de una atm¨®sfera envenenada por el terror es una tarea que exige generosidad y valent¨ªa, y entender que hay que romper con la rutina heredada de la lucha contra el otro.
¡°Es preciso otorgar todo su peso a la evidencia de que la patria es rigurosamente un Yo, y el m¨¢s prepotente y desaforado de todos ellos¡±, escribi¨® Ferlosio en unas notas sobre el terrorismo. Y apuntaba: ¡°Para dar realidad a la Causa y hacer verdadero su dios, nada mejor que una buena carga de hechos, y de entre los hechos, nada mejor que una buena carga de muertes¡±. As¨ª oper¨® ETA a lo largo de mucho tiempo. Otegi dijo tambi¨¦n el pasado lunes: ¡°Nada de lo que digamos puede deshacer el da?o causado. Pero estamos convencidos de que es posible aliviarlo desde el respeto y la memoria¡±. Es la tarea que toca hacer a partir de ahora.
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