Maixabel, digna y necesaria
Quiz¨¢ haya que replantearse con toda franqueza las relaciones institucionales con las v¨ªctimas del terrorismo
Maixabel Lasa nos revel¨® su inteligencia y valent¨ªa hace un par de a?os en el magn¨ªfico documental de Jon Sistiaga, Zubiak, y ahora las realza la reci¨¦n estrenada obra maestra de Ic¨ªar Bolla¨ªn.
Se entrevist¨® con los asesinos de su marido y, adem¨¢s de una entereza encomiable, demostr¨® que se vence mejor convenciendo al adversario. Tras aquel programa de entrevistas entre v¨ªctimas y victimarios, promovido durante el mandato de Mercedes Gallizo al frente de Instituciones Penitenciarias, los etarras pasaron del simple arrepentimiento a la convicci¨®n de que la lucha armada hab¨ªa sido un horrendo y nefasto error.
Maixabel supo conllevar tambi¨¦n la incomprensi¨®n inicial de amigos de su entorno y afrontar con inapelable dignidad los ataques de la derecha pol¨ªtica, medi¨¢tica y, tal vez los m¨¢s hirientes, los de algunas personas de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo instigadas por dirigentes del PP. El mismo partido que nada m¨¢s volver al Gobierno aneg¨® el camino de la victoria democr¨¢tica sobre el terrorismo para retomar el revanchismo vengativo ¡ªcon la inquisitorial sentencia: ¡±?Arrepentidos?¡ ?Qu¨¦ delaten!¡±¡ª. Aunque para entonces ETA ya hab¨ªa anunciado el cese definitivo de la violencia.
Un final que se alcanz¨®, hace ahora 10 a?os, durante la ¨²ltima fase del gobierno Zapatero, quien a pesar de haber recibido de Rajoy la acusaci¨®n m¨¢s atronadora e injusta que se haya pronunciado jam¨¢s en el Congreso de los Diputados ¡ªla de haber ¡°traicionado a los muertos¡±¡ª no se permiti¨® la m¨¢s m¨ªnima veleidad para capitalizarlo con fines partidistas. As¨ª puso en evidencia, una vez m¨¢s, qui¨¦n ha considerado siempre la lucha antiterrorista como una cuesti¨®n de Estado, y quienes, por el contrario, la han esgrimido como arma electoral desde al menos el asesinato de Tom¨¢s y Valiente; cuando Aznar desbarr¨® contra Felipe Gonz¨¢lez en plena manifestaci¨®n de enero de 1996 de repulsa al terrorismo convocada por iniciativa de Comisiones Obreras.
No es una ucron¨ªa est¨¦ril imaginar lo que podr¨ªa haberse avanzado en la normalizaci¨®n de las relaciones sociales en Euskadi, e incluso en el reequilibrio de su espectro electoral atenuando las opciones nacionalistas, si el PP, en la oposici¨®n o gobernando, hubiese sido leal a la unidad de los dem¨®cratas frente al terrorismo y consecuente con la aspiraci¨®n de consolidar el proceso de paz, consensuando la gesti¨®n posterior de la convivencia. Parad¨®jicamente, la contumacia del PP en seguir recurriendo al espantajo de ETA para deslegitimar al Gobierno de coalici¨®n lo que realmente difumina es la victoria del Estado de derecho espa?ol sobre la banda y alimenta el relato conmiserativo de su derrota que hacen las formaciones abertzales.
Aunque solo fuese por esta raz¨®n sigue siendo necesario emplazar al PP para que abandone la instrumentalizaci¨®n sin fundamento del terrorismo etarra; pero adem¨¢s porque a¨²n ser¨ªa posible lograr que, alg¨²n d¨ªa, los homenajes y otros actos que siguen promovi¨¦ndose para glorificar a los presos terminen decayendo por falta de p¨²blico, m¨¢s que por las acciones gubernativas amparadas en la legalidad vigente; sin que estas deban descartarse llegado el caso. Este anhelo deber¨ªa ser irrenunciable para cualquier dem¨®crata.
Maixabel Lasa nos aport¨® tambi¨¦n la forma m¨¢s justa y decente de atender a las v¨ªctimas de todas las violencias. Durante el tiempo que dirigi¨® la Oficina de Atenci¨®n a las V¨ªctimas, creada por el Gobierno vasco, trat¨® por igual a cuantas personas y familias hubieren sufrido acciones terroristas, tanto si las hab¨ªan perpetrado ETA o los GAL; porque no puede haber discriminaci¨®n en el dolor en funci¨®n de quienes lo hayan causado.
Su programa se bas¨® en la atenci¨®n personalizada, porque cada v¨ªctima es singular en sus circunstancias personales o familiares; y porque el dolor de cada cual no se puede delegar. En consecuencia, el respeto que se les debe ha de empezar por la comunicaci¨®n directa con las instituciones para ser escuchadas y concretar las ayudas que procedan en cada caso, sin intermediaciones asociativas. Y es que otra lamentable paradoja a la que se han visto abocadas es la de su invisibilidad particular, mientras se potenciaba la proyecci¨®n p¨²blica de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, y sobre todo la de las personas que se han ido sucediendo en sus cargos directivos a medida que iban pasando a ocupar distintos puestos en la Administraci¨®n P¨²blica o en diferentes instituciones parlamentarias, tras figurar en las candidaturas del PP principalmente.
Las leg¨ªtimas preferencias pol¨ªticas individuales no pueden valerse de la representatividad colectiva de las v¨ªctimas; puesto que la confusi¨®n con intereses partidistas ha podido inducir discriminaciones por razones ideol¨®gico-pol¨ªticas, e incluso en relaci¨®n con otras asociaciones como la de V¨ªctimas del 11-M, precisamente la que alberga a quienes padecieron los atentados yihadistas de 2004 es la menos tenida en cuenta.
Tal vez haya que replantearse con toda franqueza este delicado plano de las relaciones institucionales con las v¨ªctimas del terrorismo. Reflexi¨®n en la que, por cierto, ser¨ªa muy conveniente contar con la experiencia y el criterio de Maixabel Lasa.
Antonio Guti¨¦rrez Vegara fue secretario general de Comisiones Obreras.
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