La hidra
Este es el momento del golpe mortal a la hidra, de la soluci¨®n que no llegar¨¢ sin el verdadero y definitivo control del Estado colombiano en los territorios
Inmersos en una operaci¨®n con nombre de dios de la mitolog¨ªa, nos enfrentamos a su opuesto, la hidra, esa serpiente de mil cabezas, que por una amputada se regenera con dos, quiz¨¢ no tan fuertes pero peligrosas.
Con la captura de Otoniel, Dario Antonio ?suga, hasta hace unos d¨ªas el hombre m¨¢s buscado, el que exportaba el 50% de la coca¨ªna de Colombia a Centro y Norteam¨¦rica, el jefe m¨¢ximo del llamado Clan del Golfo, el criminal, le cortaron una cabeza al monstruo. El logro no es menor. Pero el desaf¨ªo s¨ª es mayor.
No es de mitolog¨ªa que estamos hablando, aunque la alegor¨ªa sirve para explicar la importancia de lo logrado por las fuerzas militares y de polic¨ªa de Colombia con el apoyo de la inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido y lo que puede pasar, porque ya ha pasado una y otra vez, si como bien advierte el exministro Gabriel Silva, no se aprovecha la disrupci¨®n creada para ir en el camino de una soluci¨®n definitiva, que dice incluye, la v¨ªa de la inteligencia y el fin de las asimetr¨ªas de un mecanismo como la extradici¨®n.
Dario Antonio ?suga y su hermano, ya muerto, se desmovilizaron en 1991 dentro del proceso de negociaci¨®n con el EPL (Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n) entre m¨¢s de 600 guerrilleros. 41 de ellos se rearmaron de la mano de las FARC y de una disidencia del Urab¨¢. Primera desmovilizaci¨®n y rearme. Posteriormente en un distanciamiento con las FARC terminaron en los brazos de los paramilitares hacia 1994, y de este grupo v¨ªa una nueva disidencia terminan en 1996 entreg¨¢ndose al Ej¨¦rcito e ingresando al programa de reinserci¨®n del gobierno de entonces. Su vocaci¨®n de paz era inexistente, siguieron con las Autodefensas Unidas de Colombia, que comandaba Carlos Casta?o. Segunda desmovilizaci¨®n y rearme.
Tambi¨¦n aprovecharon el proceso de paz de Ralito que se inici¨® en 2002 durante el Gobierno de ?lvaro Uribe y en 2006, en un nuevo proceso de desmovilizaci¨®n, volvieron a enga?ar al Estado para terminar en las telara?as criminales de alias Don Mario, Daniel Rend¨®n Herrera, a partir de ese momento crean el Clan del Golfo, primero Autodefensas Gaitanistas.
En total, tres desmovilizaciones, tres rearmes. Las utilizaciones del Estado y sus programas de reincorporaci¨®n o deserciones de las cuales surgen esas peque?as disidencias que terminan reproduci¨¦ndose hasta llegar a controlar 150 municipios, armar a m¨¢s de 3.000 hombres y crear en diversos territorios el terror bajo el cual, semana tras semanas violan mujeres, extorsionan y alrededor del narcotr¨¢fico se hacen a un control territorial donde viabilizan su negocio matando l¨ªderes sociales cada d¨ªa.
El que, para el Gobierno, seg¨²n ha dicho, es el golpe m¨¢s duro al narcotr¨¢fico, que incluso han comparado con la ca¨ªda de Pablo Escobar, posiblemente por no conocer las diferencias de las din¨¢micas criminales de ayer y de hoy, s¨ª que es importante, pero desde la l¨®gica de ir atrapando capos para extraditar cuando detr¨¢s de ese vienen otros que ya se mencionan como Chiquito Malo y Siopa.
Es efectivamente el mayor triunfo de un trabajo conjunto en este gobierno entre las fuerzas de polic¨ªa y militares, pero no ser¨¢ m¨¢s que eso si no hay una reformulaci¨®n en la frase ¡°este es el fin del Clan del Golfo¡±. No lo ser¨¢ por varias razones.
El Clan de Golfo act¨²a como una estructura de control territorial donde a¨²n no son significativos los planes de desarrollo con enfoque territorial, porque la comunidad donde se camuflan o asesinan es gobernada por alianzas pol¨ªtico-criminales que no est¨¢n siendo desmanteladas y porque el narcotr¨¢fico, su principal objetivo sigue siendo atacado bajo una l¨®gica fracasada desde hace d¨¦cadas. Bien vale la pena que una vez extraditado, Otoniel confiese en Estados Unidos c¨®mo logra un hombre c¨®mo ¨¦l que ha vivido toda su vida escondido en Necocl¨ª, en el Urab¨¢ antioque?o, ser el gran capo del narcotr¨¢fico. Qu¨¦ estructuras, personas y fuerzas est¨¢n involucradas para hacer posible el negocio de la criminalidad.
?Qu¨¦ queda entonces? ?La negociaci¨®n que han propuesto los expertos en su valor disuasivo para un desmantelamiento final? ?Negociaci¨®n con los narcos paramilitares acompa?ado de una pol¨ªtica corta cabezas? Es posible. Pero y en el entretanto, ?c¨®mo se detiene el desangre en Choc¨®, C¨®rdoba y en la zona del Catatumbo donde han montado verdaderas ¡°franquicias criminales¡± de la mano de otras organizaciones armadas incluyendo al ELN y a las disidencias de las FARC?
Este es el momento del golpe mortal a la hidra, del triunfo pol¨ªtico y de la pol¨ªtica de seguridad en la captura de los criminales, a la soluci¨®n que no llegar¨¢ sin el verdadero y definitivo control del Estado en los territorios, de donde solo la semana en un municipio del Cauca 500 personas fueron desplazadas y seg¨²n la Cruz Roja Internacional este ser¨ªa el peor a?o en un lustro por n¨²mero de v¨ªctimas de artefactos explosivos.
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