La gente se jubilaba despu¨¦s de morirse
A todos complacen los acuerdos sociales, pero esa querencia no debe generar excesos de confianza a los agentes econ¨®mico-sociales
A todos complacen los acuerdos sociales. Pacifican. Duran. En Europa es un raro, o un ultra, quien no se derrita ante ellos. Pues son la quintaesencia del capitalismo renano, consensual; frente al capitalismo anglosaj¨®n, de mercado m¨¢s salvaje. Y ahora, tambi¨¦n, frente al capitalismo asi¨¢tico: mercado puro con dictadura dura.
Pero esa querencia no debe generar excesos de confianza a los agentes econ¨®mico-sociales. Si patronales y sindicatos obstaculizan cualquier medida, enarbolando el no, no, y siempre no, entonces igual el personal se distancia de sus te¨®ricos representantes. Algo as¨ª se arriesga con la reforma laboral y la de las pensiones. La patronal se niega a todo aumento de las cotizaciones sociales: con parte de raz¨®n, pues suponen un impuesto contra el empleo. Pero ataca a la vez el alza de cualquier impuesto (una posible alternativa). Sobre todo el de sociedades. Ese que las multinacionales espa?olas apenas conocen: 20 de las principales solo tributan por un 1,9% de sus beneficios.
Los sindicatos claman al cielo si se alude a ampliar el periodo de cotizaci¨®n de las pensiones futuras. Calculan, con razones, que podr¨ªa menoscabar su cuant¨ªa a las generaciones que ya han sufrido dos crisis brutales. Pero se niegan incluso a sentarse para debatir el imperativo categ¨®rico de elevar la edad de jubilaci¨®n real, ¨²nico verdadero remedio a la crisis financiera de la Seguridad Social: ineluctable si no se ataca a tiempo y de ra¨ªz.
?Por qu¨¦? Hasta el siglo XIX, no hab¨ªa pensiones de jubilaci¨®n, y la esperanza de vida era de 31 a?os. Cuando en 1889 el canciller Bismarck las crea para segar la hierba bajo los pies socialdem¨®cratas, las fija primero a los 65 a?os, luego a los 70. La esperanza de vida rondaba entonces los 40, as¨ª que la media de los trabajadores solo se jubilaba despu¨¦s de morir. Cuando en 1942 las reinventa en el Reino Unido lord Beveridge, tambi¨¦n a los 65 a?os, la esperanza de vida de los varones era de 63: la media tampoco llegaba a cobrarlas nunca, resid¨ªa ya en el cementerio. Los fondos de las pensiones tend¨ªan as¨ª al super¨¢vit.
En Espa?a, se instituyeron oficialmente en 1919: se viv¨ªa una media de 41,15 a?os. Jubilarse era una loter¨ªa. Hoy la esperanza de vida supera los 80. La edad de jubilaci¨®n oficial en 2021 ser¨¢ de 66 a?os; y en 2027, de 67, gracias a la reforma socialista de 2011: la real oscila entre los 62 y los 64 a?os. No hay coraje para readaptar y ampliar esa senda. Una l¨¢stima, porque cualquier otra medida podr¨¢ aliviar. Pero ser¨¢ solo un parche, sor Virginia.
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