Una muy estable inestabilidad
Aprobado el presupuesto, el Gobierno gana tiempo y la oposici¨®n corre el riesgo de agotar al personal con su gritona frivolidad
¡°Ha sido emocionante¡±, ha dicho Yolanda D¨ªaz despu¨¦s de ser recibida por el Papa Francisco en el Vaticano. Un encuentro sorpresa, que pill¨® a contrapi¨¦ a Casado y a Ayuso, adelantados por la izquierda en un territorio que consideraban suyo. El mundo al rev¨¦s, Ayuso, la voz vibrante de la derecha, se indign¨® con el Papa Francisco por condenar los pecados cometidos por la Iglesia cat¨®lica durante la conquista de Am¨¦rica, la cara amable de la izquierda que gobierna con el PSOE, se acerca al Vaticano. Lo que va de las patrias a las personas. Yolanda D¨ªaz est¨¢ trazando un camino para liderar el abigarrado coctel de siglas a la izquierda del PSOE buscando ampliar el espacio, para ser menos deudora de los que est¨¢n all¨ª instalados y estar menos amenazada por la psicopatolog¨ªa de las peque?as diferencias que tanto da?an a la izquierda. Hay en su estrategia un intento de alcanzar sectores de las clases populares atra¨ªdos por el ruido de la extrema derecha, en un momento en que impera la din¨¢mica de bloques. Una aventura a seguir, en una partida con las cartas muy marcadas.
Pablo Casado va a Catalu?a para exigir a Pedro S¨¢nchez que aplique algo as¨ª como un 155 ling¨¹¨ªstico a Catalu?a, despu¨¦s de un viaje a Sudam¨¦rica que puso de manifiesto la inseguridad que le habita atrapado por el fuego amigo.
En pol¨ªtica, no es f¨¢cil encontrar el tono en tiempos en que los ciudadanos nos hemos convertido en habitantes de la pantalla y los que mandan, en expresi¨®n de Javier Echevarr¨ªa, son ¡°los se?ores del aire¡±.
En el bloque de la derecha: Abascal y Ayuso, cada uno por su lado, van a pi?¨®n fijo, sin miedo a exhibir sus complicidades. Y Pablo Casado no puede evitar sentirse acosado. Y se le nota, porque est¨¢ perdiendo la voz propia.
Al otro lado, Pedro S¨¢nchez, plano en la comunicaci¨®n, impasible ante el ruido de una derecha muy gritona, mantiene su cr¨¦dito por su innegable sentido de la oportunidad, que, en su d¨ªa, le permiti¨® cargarse a la vieja guardia del PSOE que le daba por amortizado y tumbar al negacionista Rajoy por no haber ejercido sus responsabilidades en la corrupci¨®n del PP, con una moci¨®n de censura que nadie esperaba. Este es su capital. A su lado, la recomposici¨®n post-Iglesias de la izquierda, en la que el grupo de mujeres que lidera Yolanda D¨ªaz ha abierto camino; y el variado carrusel de peque?os grupos que sostienen la mayor¨ªa parlamentaria, d¨®nde los independentistas catalanes juegan sus cartas negociadoras, ante la impostada indignaci¨®n de la derecha, anuncian la continuidad de una muy estable inestabilidad.
Aprobado el presupuesto, el Gobierno gana tiempo y la oposici¨®n corre el riesgo de agotar al personal con su gritona frivolidad. ?Puede en un futuro funcionar el tr¨¢nsito entre bloques (por v¨ªa directa o por abstenci¨®n)? Ahora mismo, el PP depende de Vox, y dif¨ªcilmente podr¨¢ contar con los dem¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.