Grandes estrategias de Rusia y de China
Ser¨¢ terrible si los dos pa¨ªses consiguen aliarse, frente a unas potencias casi siempre desacordes y divididas, que se ven ellas mismas carentes de rumbo
China ocult¨® su ambici¨®n y solo la ha empezado a mostrar en cuanto se le ha presentado su oportunidad. Rusia jam¨¢s ha disimulado la frustraci¨®n por el imperio disuelto y solo reprimi¨® los ¨ªmpetus que la conduc¨ªan a recuperarlo en los primeros a?os de Boris Yeltsin. Pudo parecer incierta la trayectoria china, guiada por la ambig¨¹edad, pero la rusa apenas ofrec¨ªa margen para la duda. En ambos casos se impusieron los intereses econ¨®micos sobre los principios: quiz¨¢s llegar¨ªa la democracia cuand...
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China ocult¨® su ambici¨®n y solo la ha empezado a mostrar en cuanto se le ha presentado su oportunidad. Rusia jam¨¢s ha disimulado la frustraci¨®n por el imperio disuelto y solo reprimi¨® los ¨ªmpetus que la conduc¨ªan a recuperarlo en los primeros a?os de Boris Yeltsin. Pudo parecer incierta la trayectoria china, guiada por la ambig¨¹edad, pero la rusa apenas ofrec¨ªa margen para la duda. En ambos casos se impusieron los intereses econ¨®micos sobre los principios: quiz¨¢s llegar¨ªa la democracia cuando subieran las rentas y surgieran unas clases medias.
No ha sido as¨ª. La integraci¨®n de Rusia y China en la econom¨ªa global ha cambiado el planeta. Tambi¨¦n ha proporcionado cuantiosos beneficios a las empresas en una etapa de crecimiento de las desigualdades como no se hab¨ªa visto desde hac¨ªa un siglo. Nadie como Estados Unidos se ha beneficiado tanto del salto econ¨®mico chino, y en el caso de Rusia ha sido Alemania quien mayores rendimientos ha extra¨ªdo.
Si la estrecha relaci¨®n de Washington con Pek¨ªn es reciente, m¨¢s lo es la de Berl¨ªn con Mosc¨². El primer acercamiento chino-americano lo realizaron Richard Nixon y Henry Kissinger con Mao Zedong en 1972 y el germano-ruso, Helmut Kohl con Mija¨ªl Gorbachov tras la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Gracias a ambas operaciones, China y Rusia se abrieron al mundo y participaron como el que m¨¢s en las instituciones internacionales. La integraci¨®n fue tan intensa que se lleg¨® a hablar de Chim¨¦rica como la mayor y m¨¢s conjuntada econom¨ªa del mundo. Todav¨ªa m¨¢s ¨ªntimas fueron las que se establecieron entre Rusia y Alemania, respondiendo a una tradici¨®n secular que solo el tr¨¢gico siglo XX hab¨ªa destruido y luego se reaviv¨® gracias al complejo de culpa y al agradecimiento de Berl¨ªn hacia Mosc¨² por la reunificaci¨®n.
Dos libros, aparecidos este a?o, ofrecen sendas visiones sorprendentes sobre estas relaciones que ahora han entrado en crisis y hacen temer sendos conflictos b¨¦licos, uno en Ucrania y otro alrededor de Taiw¨¢n. El primero es del actual asesor para China en la Casa Blanca de Joe Biden, Rush Doshi, y el segundo de quien fue representante de la OTAN en Mosc¨² entre 1995 y 1998, John Lough. Uno se titula The long game (El juego largo) con un subt¨ªtulo que recoge su tesis central: La gran estrategia china para desplazar el orden estadounidense y el otro El problema de Alemania con Rusia, tambi¨¦n de subt¨ªtulo expl¨ªcito: La lucha por el equilibrio en Europa.
Ambos sostienen que China y Rusia siempre han tenido grandes e invariables estrategias para recuperar sus imperios perdidos. De su lectura se deduce, en cambio, que quienes no tienen estrategias y est¨¢n sometidos a instintos paralizantes son Estados Unidos y Alemania. Cabe concluir tambi¨¦n cu¨¢n temibles ser¨¢n esas dos grandes estrategias si consiguen conjuntarse y aliarse, frente a unas potencias casi siempre desacordes y divididas, que se ven ellas mismas carentes de rumbo.