Putin, al acecho
Ni la OTAN ni la Uni¨®n Europea pueden permitir que Mosc¨² amenace o intimide a la incipiente democracia de Ucrania
Vlad¨ªmir Putin concibe sus relaciones con Europa como una competitiva partida de ajedrez geopol¨ªtico en la que se propone recuperar las casillas perdidas por Rusia con el desmembramiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y con el ingreso en la UE y en la OTAN de numerosos pa¨ªses que anta?o pertenecieron al bloque comunista. Muchas son las piezas apetecidas por el jugador del Kremlin, en los Balcanes por ejemplo, pero la de mayor significado estrat¨¦gico es la Ucrania desgajada entonces de su uni¨®n con Rusia.
Mutilada desde 2014 por el secesionismo de la regi¨®n del Donb¨¢s y la anexi¨®n de Crimea por Mosc¨² y sometida ahora a la presi¨®n de maniobras militares y de la concentraci¨®n de tropas en sus fronteras, son numerosos los informes de inteligencia sobre la posibilidad de que sufra una invasi¨®n armada a gran escala a principios del a?o pr¨®ximo. Ciertamente, aunque son crecientes los temores a una invasi¨®n al viejo estilo, es m¨¢s probable alguna forma de ataque h¨ªbrido, siguiendo la llamada doctrina Gerasimov, por el nombre del jefe del Estado Mayor ruso. Detr¨¢s de esa designaci¨®n se oculta la combinaci¨®n del uso de la fuerza con m¨¦todos no violentos, especialmente la desinformaci¨®n y los ataques inform¨¢ticos, las guerras por procuraci¨®n a trav¨¦s de milicias contratadas o ej¨¦rcitos de otros pa¨ªses y la utilizaci¨®n de los flujos de refugiados y los suministros de energ¨ªa para ejercer presi¨®n sobre el adversario.
El incremento de la tensi¨®n militar detectado en las fronteras de Ucrania e incluso en las aguas del mar Negro coincidir¨¢ el pr¨®ximo 9 de diciembre con el 30? aniversario del acuerdo de disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica entre los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia ¡ª¡±la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX¡±, seg¨²n Putin¡ª, y la celebraci¨®n simult¨¢nea de la cumbre de las democracias convocada por Washington, con participaci¨®n de 77 pa¨ªses considerados libres o parcialmente libres, a la que no han sido invitados ni Mosc¨² ni Pek¨ªn. Los portavoces rusos y chinos ya han interpretado la convocatoria como un se?alamiento acusador, que reaviva una nueva guerra fr¨ªa y expresa las ambiciones de ampliaci¨®n de la OTAN a los Balcanes y a Ucrania. Todas estas circunstancias apuntan a un momento de particular riesgo, en el que no se puede descartar un nuevo ataque h¨ªbrido e incluso alguna maniobra militar de mayor envergadura, como ya fue el caso de los ataques en Ucrania por fuerzas interpuestas en 2014 y el lanzamiento de un misil tierra-aire que derrib¨® un avi¨®n civil de las l¨ªneas a¨¦reas de Malasia con 298 personas a bordo.
Como pa¨ªs candidato pero todav¨ªa no miembro de la Alianza Atl¨¢ntica, Ucrania no se halla protegida por el art¨ªculo 5 del tratado sobre la mutua defensa ante un ataque exterior, pero ni la OTAN, ni la Uni¨®n Europea, ni sus pa¨ªses miembros pueden permitir que Mosc¨² imponga su ley, destruya una incipiente democracia e intimide de esta forma a los pa¨ªses que anta?o estuvieron sometidos al imperio sovi¨¦tico. La pretensi¨®n de Putin es precisamente la obtenci¨®n ahora de lo que no obtuvo Mosc¨² en el momento de la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, es decir, una garant¨ªa formal por parte de Washington de que jam¨¢s se producir¨¢ una nueva ampliaci¨®n de la Alianza, condici¨®n que de cumplirse ser¨ªa una vergonzosa y abierta limitaci¨®n de la soberan¨ªa de Ucrania y de cualquier nuevo candidato del antiguo bloque del Este. Lo que est¨¢ en juego no es tan solo la estricta soberan¨ªa ucrania, sino que afecta incluso al proyecto de integraci¨®n europea y al modelo de democracia liberal que est¨¢ en el fundamento de los tratados.
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