Cu¨¢nto durar¨¢ 2022

¡°Hablemos de las duraciones de las pel¨ªculas. West Side Story: 2 h 36 min, Matrix Resurrections: 2 h 28 min, Spider-Man: No Way Home: 2 h 28 min, No mires arriba: 2 h 25 min, Being the Ricardos: 2 h 12 min. Paremos esto, por favor. ?Qu¨¦ ha pasado con las pel¨ªculas de 90 minutos?¡± se preguntaba en Twitter la semana pasada @ivanfmula. Su inquietud lleva m¨¢s de 8.000 me gusta y m¨¢s de 1.000 retuits. En los comentarios hay quien le aconseja ver las pel¨ªculas con la funci¨®n de 1,5x, que es como muchos espectadores se enfrentan al entretenimiento o la mera escucha, aumentando la velocidad de reproducci¨®n de series, podcasts o pel¨ªculas para llegar antes al final. Esta opci¨®n est¨¢ disponible en todas las plataformas y seg¨²n parece cada vez cuenta con m¨¢s adeptos. Tiene sentido si tenemos en cuenta que hay demasiada gente enganchada a la prisa y a la inmediatez. No porque carezcan de tiempo, sino porque las esperas se han vuelto insoportables en las metas y en el amor, y por supuesto en los silencios de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n.

San Agust¨ªn dec¨ªa que para nosotros solo existe el presente. Ahora bien, no el presente-presente, que somos incapaces de habitar, sino el presente-pasado o el presente-futuro, pues siempre estamos proyectando hacia adelante o hacia atr¨¢s. Las cosas no han cambiado mucho desde los tiempos del obispo de Hipona, pero han adquirido matices. En la opci¨®n futuro ha aparecido la prisa y la angustia de emplear mal el tiempo, cuyos seguidores escuchan a doble velocidad hasta los audios de WhatsApp de los amigos. En la opci¨®n pasado, los creyentes en la slow life, seres convencidos de que lo anterior siempre fue mejor, desde los sacrificios aztecas al feng shui. Todo lo que era lento parece bueno. En fin, que unos est¨¢n apurados por llegar y otros por regresar, adonde ni unos ni otros estuvieron jam¨¢s. La Humanidad y el presente son un trauma mutuo: menos estar aqu¨ª, en este instante y con este paisaje, cualquier delirio vale.

?Cu¨¢nto durar¨¢ 2022? Pues depende, como en la canci¨®n. Algunos intentar¨¢n que pase muy despacio y se esforzar¨¢n en estirar los d¨ªas y las horas como si fueran chicles, hasta que al final, de tanto ser mascados, ya no sepan a nada. Otros meter¨¢n la marcha m¨¢s larga en busca del tiempo necesario para cumplir con sus estrictos, densos, agotadores e impracticables planes. Hasta pasarse de frenada o de largo por la estaci¨®n de destino (si es que la hab¨ªa y la aceleraci¨®n no era en s¨ª misma la meta). Estos acelerar¨¢n sus vidas hasta no ser capaces tampoco de habitarlas. En fin, que ni la vida ni el tiempo se dejan pillar f¨¢cilmente. Como muy bien dedujo Agust¨ªn de Hipona, la ¨²nica soluci¨®n est¨¢ m¨¢s cerca de la eternidad que de la experiencia mortal.

Tendr¨ªamos, para salir del trauma, que dejar de contar el tiempo, como en alguna de esas se?aladas ocasiones en que la plenitud de la vida nos vuelve indiferentes incluso a la muerte. No hay muchas, la verdad. El amor ser¨ªa una de ellas y me atrever¨ªa a decir que la pandemia que llevamos encima tambi¨¦n tiene esa categor¨ªa. No estar¨ªa mal que 2022 fuese un a?o que durase un a?o, y que no acabase ni antes ni despu¨¦s. Ya nos hemos peleado bastante con el tiempo, con las esperas y las esperanzas. Y las bacterias, los virus, los agobios de los fasters y la pereza de los lentos, ya han tenido lo suyo.