?Por qu¨¦ el Frente Amplio de Chile logr¨® lo que Podemos no ha conseguido?
El presidencialismo hace posible que una alianza como Apruebo Dignidad, con apenas 24% de los diputados y 10% de los senadores, se lleve el Ejecutivo. Esto no ser¨ªa posible en un r¨¦gimen parlamentario
Ambas fuerzas nacen en las aulas de universidades de ¨¦lite, de dirigentes que poseen amplio capital cultural y que han le¨ªdo a los mismos autores, aunque quiz¨¢s no con la misma profundidad: Gramsci, Schmitt, Laclau, Mouffe, Mazzucato. Ambas se forjaron en las luchas sociales: estudiantiles, feministas, ecologistas, LGTBIQ+. Ambas buscan representar las identidades y sus luchas en su m¨¢s amplia variedad, a diferencia de la izquierda tradicional atada al mundo del trabajo. Fieles al fil¨®sofo alem¨¢n, ambas definieron tempranamente un antagonista: el orden creado por sus progenitores, los ¡°30 a?os¡± que siguieron a la ca¨ªda de Pinochet en Chile, el r¨¦gimen del 78 que sigui¨® a Franco en Espa?a. Ambas desecharon la renovaci¨®n de la izquierda tradicional desde adentro, representadas en la Concertaci¨®n y el PSOE, y se irguieron como alternativas de recambio de tinte generacional, acusando a sus predecesores de complicidad con el neoliberalismo, cuando no derechamente de agentes de su implantaci¨®n. Ambas construyeron un discurso en torno a la universalizaci¨®n y ampliaci¨®n de los derechos sociales, la abolici¨®n del orden patriarcal, el combate al calentamiento global, la celebraci¨®n de la diversidad, el fomento de la democracia directa, la defensa de los territorios. En fin, ambas mostraron gran talento en crear organizaciones, asociarlas y ganar elecciones.
Con tal equipamiento las dos fuerzas consiguieron en pocos a?os una posici¨®n expectante en el entramado de poder de sus pa¨ªses. Pero mientras el Frente Amplio con Gabriel Boric se preparan en estos d¨ªas para entrar a La Moneda, Podemos y su l¨ªder hist¨®rico, Pablo Iglesias, parecen lejos de ser los anfitriones de La Moncloa.
?Por qu¨¦ la suerte de dos fuerzas que parec¨ªan siamesas se bifurc¨®? ?Qu¨¦ les llev¨® a un resultado tan dispar? La respuesta demandar¨ªan una tesis de doctorado ¡ªque de seguro las habr¨¢¡ª; pero estimulado por una conversaci¨®n reciente con ??igo Errej¨®n me atrevo a sugerir algunos elementos a modo de t¨¦ngase presente.
El propio Errej¨®n se?alaba un factor clave: el sistema pol¨ªtico. El presidencialismo chileno hace posible que una alianza como Apruebo Dignidad (el Frente Amplio m¨¢s el PC), con apenas 24% de los diputados y 10% de los senadores, se lleve el premio mayor: el Ejecutivo. Esto no ser¨ªa posible en un r¨¦gimen parlamentario como el espa?ol, que adem¨¢s subsidia la representaci¨®n de las peque?as localidades rurales de inclinaci¨®n m¨¢s conservadora. Dicho de otro modo, sin presidencialismo Boric no habr¨ªa llegado a La Moneda ¡ªlo cual es objeto de severa evaluaci¨®n en la Convenci¨®n Constitucional, donde se discute en estos d¨ªas la eventual adopci¨®n de un r¨¦gimen parlamentario¡ª; y con un sistema como el chileno quiz¨¢s un Pablo Iglesias, en su esplendor, habr¨ªa llegado a La Moncloa.
Pero no todo se explica por el sistema pol¨ªtico. Hay diferencias en su forma de razonar, en su acercamiento a otras fuerzas pol¨ªticas y en la forma como actuaron ante encrucijadas cr¨ªticas.
Los cong¨¦neres espa?oles del Frente Amplio son m¨¢s intelectuales e ideol¨®gicos. Sus colegas chilenos no conocen ni de o¨ªdas las viejas querellas doctrinarias que han desgarrado a las izquierdas en todo el mundo. Son altamente pragm¨¢ticos y estrat¨¦gicos, formados en el campo de la ingenier¨ªa, la econom¨ªa y el derecho antes que las ciencias pol¨ªticas, la sociolog¨ªa o la filosof¨ªa. Esto los hace menos sofisticados, si se quiere, pero m¨¢s flexibles y eficaces.
El Frente Amplio resolvi¨® mejor ¡ªal menos hasta ahora¡ª lo que podr¨ªamos llamar la ¡°cuesti¨®n comunista¡±. Han sabido aliarse con ellos y derrotarlos sin humillarlos.
Sus m¨¢ximos l¨ªderes ¡ªpartiendo por Boric¡ª no vienen de la cuna del PC, sino m¨¢s bien del socialismo democr¨¢tico y libertario. Han competido con dicho partido desde su ¨¦poca universitaria, y siempre le derrotaron, lo cual no ha sido impedimento para una estrecha solidaridad generacional con su camada joven. Han sostenido enfrentamientos dram¨¢ticos, como la ocasi¨®n en que Boric firm¨® el acuerdo que abri¨® paso al proceso constituyente, el 15 de noviembre de 2019, y el PC lo acus¨® de plegarse a una maniobra para apagar la revuelta popular. Boric y su c¨ªrculo resistieron los embates, y esto los tiene donde hoy est¨¢n.
Luego, dejando a un lado los resentimientos, el Frente Amplio y el PC formaron Apruebo Dignidad para encarar en conjunto las elecciones. En la primaria para elegir abanderado presidencial, realizada en julio de 2021, se enfrentaron Boric y Daniel Jadue, el candidato m¨¢s popular que ha tenido el PC chileno en su historia. Contra todo pron¨®stico, y con una campa?a de estampa juvenil y libertaria, Boric lo derrot¨® holgadamente. Esta epopeya fue vital para contrarrestar el discurso anticomunista de Jos¨¦ Antonio Kast en la contienda presidencial, y para mantener al PC en un lugar digno pero subordinado. La enorme votaci¨®n alcanzada por Boric en la segunda vuelta, que premi¨® su discurso inclusivo, augura que los comunistas no ser¨¢n la fuerza dominante del futuro gobierno.
El Frente Amplio resolvi¨® mejor tambi¨¦n la ¡°cuesti¨®n socialista¡±. A pesar de la condena a la Concertaci¨®n y a sus l¨ªderes hist¨®ricos, Gabriel Boric y su equipo mantuvieron encendidas las brasas de sus v¨ªnculos con ese mundo. As¨ª, cuando buscaron el endoso de la vieja centro-izquierda ¡ªapremiados por un pobre resultado en primera vuelta frente al candidato de la extrema derecha¡ª, encontraron una acogida generosa. Rito clave fue el acercamiento a Ricardo Lagos, quien representa en Chile lo que Felipe Gonz¨¢lez representa en Espa?a, que ofreci¨® a Boric su respaldo sin condiciones. Lo mismo hizo la otra gran figura de la izquierda, Michelle Bachelet.
As¨ª como Alejandro Magno ¡ª seg¨²n cuenta Baricco¡ª, cuando se propuso la descabellada aventura de conquistar el imperio persa la present¨® como una continuidad de la epopeya de Aquiles, Boric ha buscado insertar el proyecto de su generaci¨®n en una gesta mayor. Lo dijo en su discurso la noche de la victoria y lo ha repetido despu¨¦s, al proponer la creaci¨®n de un bloque hist¨®rico que incluya a la antigua Concertaci¨®n. Su horizonte es la reconciliaci¨®n de la gran familia de la centro-izquierda chilena, en una mesa presidida ahora por un l¨ªder de 35 a?os y con los actores de anta?o ¡ªesto incluye al PC¡ª en un lugar secundario.
Para decirlo en breve, Boric y el Frente Amplio supieron hacer de su alianza con los comunistas un factor de crecimiento electoral; supieron pactar cuando fue oportuno y soportar los sinsabores; supieron tender puentes con sus antecesores social-dem¨®cratas, superando los traumas de separaci¨®n; supieron transitar de un discurso generacional a un discurso nacional; en fin, supieron dejar de lado a Schmitt para abrazar a Gramsci. No sabemos si Podemos lo hizo o pod¨ªa hacerlo; lo que s¨ª sabemos es que esto fue lo que llev¨® a Boric a La Moneda.
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