Europa, desaparecida
La crisis de Ucrania muestra a los Veintisiete que es necesaria una posici¨®n fuerte en pol¨ªtica exterior para poder influir
Ha llegado el momento de que la Europa de la defensa pise el acelerador. Europa ¡ªya se sabe¡ª se construye a trav¨¦s de la amenaza, y esta vez el temor es que la Uni¨®n Europea quede fuera del tablero geopol¨ªtico abierto por Vlad¨ªmir Putin directamente con Joe Biden sobre la cuesti¨®n de Ucrania. La fantas¨ªa del Kremlin es volver a un escenario anacr¨®nico de posguerra en el que la vieja potencia se repart¨ªa las esferas de influencia con Es...
Ha llegado el momento de que la Europa de la defensa pise el acelerador. Europa ¡ªya se sabe¡ª se construye a trav¨¦s de la amenaza, y esta vez el temor es que la Uni¨®n Europea quede fuera del tablero geopol¨ªtico abierto por Vlad¨ªmir Putin directamente con Joe Biden sobre la cuesti¨®n de Ucrania. La fantas¨ªa del Kremlin es volver a un escenario anacr¨®nico de posguerra en el que la vieja potencia se repart¨ªa las esferas de influencia con Estados Unidos, y de paso dejar claro que quien manda es Washington, no Bruselas, cuando se est¨¢ discutiendo de la seguridad de Europa.
La inquietud de la UE est¨¢ justificada. La ambici¨®n de una soberan¨ªa estrat¨¦gica fijada por Emmanuel Macron como uno de los ejes de la presidencia francesa se pone a prueba en las reuniones en las que Washington eclipsa al servicio diplom¨¢tico de la UE. La llamada de atenci¨®n la dio el alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, con una visita de fuerte significado simb¨®lico a Ucrania, donde el jefe de la diplomacia comunitaria habl¨® claro al Kremlin: no se puede pretender resolver las cuestiones estrat¨¦gicas que afectan a Europa ¡°sin contar con los europeos¡±. Pero el formato bilateral de las conversaciones entre Washington (y hasta cierto punto, la OTAN) y Mosc¨², que se desarrolla esta semana, lo ha impuesto Putin para dividir a la comunidad transatl¨¢ntica y para ningunear a Europa. En esa discusi¨®n, ¡°m¨¢s all¨¢ de Ucrania, est¨¢ en juego toda la arquitectura de seguridad europea¡±, en palabras de Borrell.
Aunque este vac¨ªo es responsabilidad del Kremlin, en Bruselas convendr¨ªa no rasgarse las vestiduras antes de elevar la mirada, porque lo cierto es que Europa hoy no est¨¢ en condiciones de defenderse a s¨ª misma y Putin lo sabe. El miedo a que Biden deje fuera a la Uni¨®n como ya pas¨® con la salida de Afganist¨¢n est¨¢ justificado, pero la alerta de la presencia de las tropas rusas en la frontera de Ucrania fue de Washington ¡ªque no comparte vecindad con Rusia¡ª.
Aunque Borrell acierta al decir que ¡°cualquier discusi¨®n sobre seguridad europea debe involucrar a la UE y a Ucrania¡±, la opini¨®n de los Veintisiete no siempre ha sido un¨¢nime. Es dif¨ªcil actuar como bloque cuando se est¨¢ dividido por desacuerdos sobre c¨®mo lidiar con Rusia. La posici¨®n ahora es de unidad ante el miedo, pero por distintas razones. Francia quiere crear una pol¨ªtica de defensa en Europa, y los pa¨ªses b¨¢lticos y Polonia temen que Biden pacte algo con Putin contra ellos.
Hace medio a?o el club de los Veintisiete se horroriz¨® ante la propuesta francoalemana de abrir canales de comunicaci¨®n con Rusia. Entonces, Angela Merkel y Macron tuvieron que dar marcha atr¨¢s. Ahora, parte del ninguneo a las instituciones comunitarias tambi¨¦n se produce porque tanto Par¨ªs como Berl¨ªn env¨ªan a diplom¨¢ticos para hablar con Mosc¨² en privado mientras el Alto Representante pide una sola voz en su interlocuci¨®n con Rusia. Pero, mientras no haya una posici¨®n com¨²n en Europa, es extra?o que Alemania o la propia Francia ¡ªque es la principal potencia militar del continente y ha defendido siempre el di¨¢logo con Rusia por razones hist¨®ricas y geogr¨¢ficas¡ª tengan que esperar el consentimiento de Lituania para hablar con Rusia. La crisis con Ucrania puede haber servido para que los Veintisiete empiecen a aceptar la importancia de mantener una posici¨®n fuerte en pol¨ªtica exterior y el urgente desarrollo de una soberan¨ªa estrat¨¦gica que evite de nuevo pillar a Europa con el pie cambiado.