Hacer periodismo bajo espionaje con Pegasus
El jefe de Redacci¨®n de ¡®El Faro¡¯ cuenta su experiencia bajo el acoso del Gobierno: ¡°Debo ser franco: hay miedo. Llevamos a?os siendo v¨ªctimas de ataques, auditor¨ªas y acoso¡±
Nos han espiado durante 17 meses. Han podido descargar todo lo que tenemos en nuestros tel¨¦fonos durante 2020 y 2021: fotos, conversaciones, correos. Si lo desearon, supieron d¨®nde est¨¢bamos gracias a la geolocalizaci¨®n, y tambi¨¦n cuando quisieron extrajeron lo que les dio la gana de los aparatos de 22 personas del peri¨®dico salvadore?o en el que trabajo, El Faro. Hemos hecho periodismo, revelado corrupci¨®n gubernamental y negociaciones con pandillas mientras entraban y sal¨ªan de nuestros tel¨¦fonos a su antojo.
La pregunta es un elefante en el sal¨®n: ?qui¨¦n? En una conversaci¨®n con colegas lo dir¨ªa de una forma mucho m¨¢s contundente. Siendo esta una publicaci¨®n y viviendo bajo un Estado autoritario y agresivo como el de mi pa¨ªs, lo dir¨¦ as¨ª: fuimos intervenidos con Pegasus. NSO Group, empresa israel¨ª due?a de Pegasus, ha declarado que solo vende su software de espionaje a gobiernos. El Gobierno de El Salvador ha mostrado un inter¨¦s obsesivo a lo largo de estos a?os por saber con qui¨¦n hablamos y qu¨¦ investigaciones trabajamos. Incluso suelen atacarnos previo a que publiquemos investigaciones de peso desde cadenas nacionales, conferencias de prensa protagonizadas por el presidente, Nayib Bukele, o desde medios auspiciados por el Gobierno. Los periodos m¨¢s intensos de intervenciones ocurrieron alrededor de publicaciones como las negociaciones entre este Gobierno y las pandillas, el robo de alimentos destinados a la emergencia por la pandemia, los planes secretos con el Bitcoin o el gabinete oculto de venezolanos que gobierna con Bukele. Blanco, en botella y sabe a leche: me cuesta imaginarme que las intervenciones provengan de un actor diferente al Estado salvadore?o. A las organizaciones internacionales expertas que dirigieron el an¨¢lisis de nuestros aparatos tambi¨¦n les cuesta concluir algo diferente.
No veo al Gobierno hondure?o dedic¨¢ndose de forma meticulosa a dirigir 226 intervenciones en los tel¨¦fonos de los miembros de El Faro. No imagino ni siquiera al Gobierno de Estados Unidos tan interesado como para gastar millones de d¨®lares para enterarse de qu¨¦ nuevo caso de corrupci¨®n del Gobierno salvadore?o publicaremos.
La intervenci¨®n fue obsesiva. El mejor ejemplo es Carlos Mart¨ªnez, que ha participado en el descubrimiento de todas las negociaciones entre gobiernos y pandillas desde 2012 hasta el d¨ªa de hoy, y que fue espiado de forma intermitente durante un aproximado de 269 d¨ªas. Muchos meses durante periodos ininterrumpidos. O sea, mientras hac¨ªa periodismo, pero tambi¨¦n mientras acordaba d¨®nde cenar con su pareja, llamaba a su madre o enviaba una fotograf¨ªa de sus vacaciones al chat familiar.
Entraron a todas partes: no hubo un ¨¢rea del peri¨®dico en la que no intervinieran a alguien. As¨ª, espiaron al director, Carlos Dada, durante alrededor de 167 d¨ªas, incluso cuando estaba fuera del pa¨ªs, en M¨¦xico, pero tambi¨¦n al gerente administrativo y a la gerente de comercializaci¨®n y a la encargada de estrategia digital y al jefe de desarrollo.
Yo, siendo el jefe de Redacci¨®n, soy quien m¨¢s eventos de intervenci¨®n suma, que no d¨ªas aproximados de infecci¨®n. En total, 42 eventos. Entraban, extra¨ªan, se largaban, repet¨ªan a los d¨ªas.
Me espiaron todo ese tiempo. Es frustrante decirlo. Genera temor y c¨®lera. Pero lo m¨¢s importante es asumir lo ocurrido. Yo lo asumo as¨ª: conocen a algunas de mis fuentes, saben lo que ocurre internamente en el peri¨®dico, saben cu¨¢l es mi entorno familiar m¨¢s cercano, saben qui¨¦nes son mis mejores amistades, saben a qui¨¦n quiero, saben a d¨®nde voy, saben con qui¨¦n voy, saben c¨®mo hacerme da?o. Y tambi¨¦n asumo: lo van a utilizar para hacerme da?o, para hacernos da?o. Para hacer da?o a El Faro.
Ning¨²n Estado invierte millones de d¨®lares en espionaje para guardar en la ¨²ltima gaveta esa informaci¨®n.
Escribo esto a unas horas de publicar el reportaje donde demostraremos la masiva intervenci¨®n con Pegasus a la que ha sido sometido este peri¨®dico. En estas semanas hemos socializado esta informaci¨®n con el equipo.
Debo ser franco: hay miedo. Llevamos m¨¢s de dos a?os siendo v¨ªctimas de ataques, seguimientos, acusaciones de diferentes delitos, auditor¨ªas de Hacienda, persecuci¨®n de nuestras fuentes, citatorios fiscales, acoso a quien nos compre publicidad, filtraciones de que ya vienen por nosotros, de que ya, esa noche nos sacar¨¢n de nuestras camas y nos encerrar¨¢n con cualquier delito inventado por el fiscal impuesto por este r¨¦gimen. Hay miedo, porque no paran nunca, porque siempre ocurre algo nuevo, porque ahora sabemos esto.
Debo ser franco: hay hartazgo. Mucho hartazgo. Cada vez m¨¢s dificultades. ?C¨®mo carajos se hace periodismo bajo intervenci¨®n de Pegasus? ?C¨®mo se coordina una redacci¨®n sin un tel¨¦fono m¨®vil y con pandemia? ?C¨®mo se aplica un esquema de seguridad para salir al terreno si los tel¨¦fonos son territorio inseguro? Estamos en ello, coordinamos con organizaciones internacionales y con periodistas extranjeros que ya sufrieron esto, tenemos nociones, haremos un plan, encontraremos las respuestas, todas. Pero hay hartazgo, no lo puedo negar.
Ahora s¨ª, tambi¨¦n quiero decir otra cosa, una ¨²ltima cosa, para que la oigan nuestros lectores, nuestros aliados, nuestras fuentes, para que la oiga quien deba o¨ªrla, principalmente quien tanto se ha empe?ado en o¨ªrnos en secreto: No vamos a parar. Somos periodistas, entendemos la importancia del periodismo en este momento y haremos periodismo.
Hoy publicaremos que nos intervinieron. Ma?ana saldremos a la calle y haremos periodismo.
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