La nueva misi¨®n de las radiotelevisiones p¨²blicas europeas
Nacieron en la posguerra para ayudar al proceso de reconstrucci¨®n institucional. Su principal misi¨®n hoy es defender la democracia y la convivencia combatiendo, entre otras cosas, la propagaci¨®n de la falsedad
La proliferaci¨®n de noticias falsas se ha convertido en un desaf¨ªo de primer orden para la ciudadan¨ªa europea y espa?ola. La Uni¨®n Europea lo ve como un atentado al derecho a la informaci¨®n, que tiende a deslegitimar las instituciones y puede infligir un da?o irreversible a las libertades c¨ªvicas.
Dos hechos acent¨²an la gravedad del desaf¨ªo. Por un lado, que ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
La proliferaci¨®n de noticias falsas se ha convertido en un desaf¨ªo de primer orden para la ciudadan¨ªa europea y espa?ola. La Uni¨®n Europea lo ve como un atentado al derecho a la informaci¨®n, que tiende a deslegitimar las instituciones y puede infligir un da?o irreversible a las libertades c¨ªvicas.
Dos hechos acent¨²an la gravedad del desaf¨ªo. Por un lado, que la hegemon¨ªa de las redes sociales ha aumentado la propagaci¨®n de la falsedad, llegando a evidenciar que ¡°el bien que proporciona la verdad, nunca lograr¨¢ sofocar el da?o que genera la apariencia de verdad¡±, en palabras de Fran?ois de Rochefoucauld. Por otro lado, con internet se ha producido una enorme concentraci¨®n del poder medi¨¢tico a escala mundial en manos de unas pocas empresas norteamericanas o chinas, y que esto va imponiendo reg¨ªmenes cada vez m¨¢s autoritarios, una supervigilancia electr¨®nica casi total, y la asfixia de cualquier disidencia.
Es, justamente, en este contexto en el que cobra sentido la nueva misi¨®n de las radiotelevisiones p¨²blicas europeas.
Si estas nacieron en el contexto de la posguerra con el objetivo de ayudar al proceso de reconstrucci¨®n institucional, hoy en d¨ªa su principal misi¨®n es defender la democracia y la convivencia. Y hacerlo mediante la construcci¨®n de una esfera medi¨¢tica razonable y el empoderamiento cr¨ªtico de la ciudadan¨ªa.
Esta nueva misi¨®n ha hecho que los medios p¨²blicos europeos asuman tres objetivos prioritarios: 1) la lucha contra la propagaci¨®n de la desinformaci¨®n; 2) la preservaci¨®n de la soberan¨ªa cultural; y 3) el impulso a una esfera p¨²blica saneada.
Para cumplir el primer objetivo, los medios p¨²blicos deben convertirse en referencia informativa, tanto a la hora de construir la agenda, como a la hora de garantizar la veracidad y la calidad de la informaci¨®n que difunden. Su tarea esencial es, por tanto, proporcionar en tiempo real una cartograf¨ªa fiable del mundo en que vivimos.
Frente a la desinformaci¨®n y la narcotizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, deben ofrecer mapas conceptuales ¨²tiles y realistas, basados en el conocimiento cient¨ªfico y en el esp¨ªritu cr¨ªtico. Especialmente, en momentos en que la perversi¨®n del nuevo ecosistema medi¨¢tico puede ser el caldo de cultivo propicio al negacionismo, a las teor¨ªas conspiratorias, y a la creaci¨®n de universos alternativos. De aqu¨ª que el periodismo de calidad es un objetivo b¨¢sico. Un periodismo que garantice la comprensi¨®n cabal del mundo y, a la vez, que sea capaz de empoderar cr¨ªticamente a la ciudadan¨ªa.
En este sentido, las radiotelevisiones p¨²blicas europeas se encuentran en condiciones inmejorables para alcanzar este objetivo. No buscan fines de lucro. No dependen de grupos de inter¨¦s econ¨®mico. Y solo est¨¢n obligadas a rendir cuentas a los parlamentos y a la ciudadan¨ªa. Por ello, pueden comprometerse con tres aspectos claves: con la objetividad y la independencia de juicio; con una transparencia activa ¡ªque someta a escrutinio p¨²blico constante tanto los criterios de verificaci¨®n que utilizan, como los principios de su l¨ªnea editorial, sus libros de estilo y sus c¨®digos de conducta¡ª; y con la promoci¨®n de la alfabetizaci¨®n medi¨¢tica y cultural de sus p¨²blicos. De esta manera no solo pueden reforzar la confianza de sus p¨²blicos, sino mejorar continuamente sus m¨¦todos de informaci¨®n, y favorecer el empoderamiento cr¨ªtico de la ciudadan¨ªa.
En otro orden de cosas, la defensa de la soberan¨ªa cultural es objetivo esencial para las radiotelevisiones cr¨ªticas europeas.
Cuando el poder medi¨¢tico reside en apenas unas pocas empresas multinacionales, peligran no solo la pluralidad ideol¨®gica sino la libertad de creaci¨®n. Por esta raz¨®n, est¨¢ claro que, si las grandes plataformas audiovisuales norteamericanas llegaran a adue?arse totalmente del escenario audiovisual europeo, la industria creativa europea se habr¨ªa convertido, en ese mismo momento, en una especie de franquicia, y la soberan¨ªa cultural ser¨ªa solo una quimera.
Por eso, las radiotelevisiones p¨²blicas europeas se han propuesto defender la identidad cultural a trav¨¦s de lo que podemos denominar soberan¨ªa creativa. Soberan¨ªa que tiene dos caras: la b¨²squeda de una narrativa audiovisual propia, por un lado; y una industria audiovisual potente que favorezca la innovaci¨®n y que pueda competir en el mercado internacional.
Sin ambas condiciones, la propia identidad europea est¨¢ en juego en un momento en que las artes creativas tienen un papel fundamental en la conformaci¨®n no solo de nuestro imaginario colectivo sino tambi¨¦n de nuestro crecimiento econ¨®mico.
La tercera gran tarea de las radiotelevisiones europeas es fomentar una esfera p¨²blica que favorezca la comprensi¨®n, el aprendizaje colectivo y el progreso. Sin esa esfera p¨²blica ni los pa¨ªses avanzan, ni consolidan sus democracias.
Pero las amenazas en este terreno son enormes. En muchos pa¨ªses europeos se est¨¢ produciendo un calentamiento excesivo de la esfera medi¨¢tica que est¨¢ provocando el aumento de la crispaci¨®n pol¨ªtica, exacerbando la ira y el odio, y favoreciendo la tensi¨®n social.
Frente a ello, los servicios p¨²blicos europeos deben dar cabida a una conversaci¨®n p¨²blica respetuosa, sosegada e inclusiva. Han de sustituir la crispaci¨®n y la agresividad por el entendimiento. Y tienen que garantizar, aunque sea en ¨²ltima instancia, que la racionalidad acabe imponi¨¦ndose a las pulsiones emocionales y pasionales.
Su gran objetivo es hacer realidad las normas que en su d¨ªa describi¨® Habermas como claves para la salud de la esfera p¨²blica: la equidad, el respeto mutuo entre los interlocutores y la garant¨ªa de que la deliberaci¨®n racional se sobrepone a la sof¨ªstica o a la ausencia de cualquier tipo de l¨®gica. Se tratar¨ªa, pues de afirmar, como requer¨ªa Stuart Mill, un tipo de debate p¨²blico en el que todos fu¨¦semos capaces de rendir ¡°honores a las personas que tienen la calma de ver ¡ªy la honradez de reconocer¡ª lo que son sus adversarios, as¨ª como de reconocer lo que representan sus opiniones realmente. Y esto, sin exagerar nada de lo que les puede perjudicar, y sin ocultar tampoco lo que les puede ser favorable. En eso consistir¨ªa la verdadera moralidad de la discusi¨®n p¨²blica¡±.
Todos estos retos de dimensi¨®n europea son tambi¨¦n los objetivos propios de una RTVE, que forma parte de la ¨¦lite de las grandes radiotelevisiones europeas.
Pero para alcanzar tales objetivos, RTVE debe emprender un camino de transformaci¨®n profunda en todos los ordenes: organizativo, tecnol¨®gico y cultural. Una transformaci¨®n que la coloque en vanguardia de una democracia medi¨¢tica avanzada y a la cabeza de una industria audiovisual potente, adaptada a los nuevos tiempos digitales.
Este compromiso, de una RTVE transformada ¡ªcon toda su potencia propia y con las alianzas que pueda promover¡ª es un compromiso con la transformaci¨®n de nuestro pa¨ªs y de Europa ayudando a desarrollar el talento, el emprendimiento y la innovaci¨®n, con la democracia y con la constituci¨®n; con nuestro un patrimonio cultural y ling¨¹¨ªstico (diverso), con nuestra ciencia, nuestra cultura y nuestros valores. Es una apuesta de futuro.