Cuando las empresas son m¨¢s poderosas que los pa¨ªses
Los gigantes tecnol¨®gicos han transformado el poder corporativo, mientras ganan peso los mercados en ¡®la sombra¡¯ y nuevas formas de inversi¨®n. Son los datos, y no el petr¨®leo, el recurso m¨¢s valioso
Imagine una compa?¨ªa con la influencia de Google, Facebook o Amazon que adem¨¢s tiene garantizado por el Estado el monopolio del comercio con una zona geogr¨¢fica. Tambi¨¦n puede cobrar impuestos, firmar acuerdos comerciales, encarcelar a delincuentes y declarar guerras. Estos eran algunos de los poderes y atribuciones de la Compa?¨ªa Neerlandesa de las Indias Orientales, fundada en el siglo XV por unos empresarios con el apoyo del Gobierno de los Pa¨ªses Bajos para comerciar con Asia. Fue la primera corporaci¨®n trasnacional que emiti¨® bonos y acciones en el mercado para financiar su crecimiento, un notorio precedente que siglos despu¨¦s lleg¨® hasta las multinacionales modernas. Los nuevos gigantes empresariales no cuentan con los excepcionales privilegios de la hist¨®rica compa?¨ªa holandesa, pero su valor burs¨¢til e ingresos llegan a superar el PIB de decenas de pa¨ªses.
Hoy la concentraci¨®n de poder es especialmente evidente en el sector tecnol¨®gico. Las cinco grandes ¡ª?Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon¡ª son las m¨¢s valoradas en Bolsa en el mundo. Su capitalizaci¨®n oscila entre los 500.000 millones de d¨®lares de Facebook y los 850.000 millones de Apple. Con este criterio ¡ªun tanto vol¨¢til, pero indicador del potencial de una empresa¡ª, si Apple fuera un pa¨ªs, tendr¨ªa un tama?o similar al de la econom¨ªa turca, holandesa o suiza. Silicon Valley, adem¨¢s, tiene una presencia considerable en los nuevos negocios: Google acapara el 88% de cuota del mercado de publicidad online. Facebook (incluido Instagram, Messenger y WhatsApp) controla m¨¢s del 70% de las redes sociales en tel¨¦fonos m¨®viles. Amazon tiene el 70% de cuota del mercado de los libros electr¨®nicos y en EE UU absorbe un 50% del dinero gastado en comercio electr¨®nico.
69 de las 100 principales entidades econ¨®micas
del mundo son empresas
y solo 31 pa¨ªses
Las compa?¨ªas de Indias (los brit¨¢nicos y los franceses tambi¨¦n tuvieron las suyas durante la ¨¦poca colonial) fueron un reflejo de su tiempo, pero su poder recuerda en ciertos aspectos a las grandes corporaciones actuales. ?Son los nuevos colonos? La organizaci¨®n no gubernamental Global Justice Now realiza una clasificaci¨®n en la que compara la cifra de negocio de las principales empresas con los ingresos presupuestarios de los pa¨ªses. Seg¨²n esta lista, si la cadena norteamericana de grandes almacenes Walmart fuera un Estado, ocupar¨ªa el 10? puesto, por detr¨¢s de EE UU, China, Alemania, Jap¨®n, Francia, Reino Unido, Italia, Brasil y Canad¨¢. En total, 69 de las 100 principales entidades econ¨®micas son empresas. Las 25 corporaciones que m¨¢s facturan superan el PIB de numerosos pa¨ªses.
Resultar¨ªa ingenuo creer que el sector privado no influye en las decisiones pol¨ªticas, en la gestaci¨®n de las leyes y en el d¨ªa a d¨ªa de los ciudadanos. ?C¨®mo se articula ese poder hoy? Mois¨¦s Na¨ªm argumenta en El fin del poder (2013) que las estructuras est¨¢ticas que caracterizaban a las grandes empresas hace unas d¨¦cadas, como las de las llamadas Siete Hermanas (compa?¨ªas que dominaron la industria petrolera entre los a?os cuarenta y setenta), han cambiado. El patr¨®n, que se repet¨ªa en la mayor¨ªa de los sectores anta?o, consist¨ªa en ¡°unas pocas compa?¨ªas que dominaban sus respectivos mercados y eran tan grandes, ricas, potentes y arraigadas que prescindir de ellas era impensable¡±.
El autor, miembro del Carnegie Endowment for International Peace, un think tank de Washington, afirma que el concepto mismo de poder empresarial es ahora m¨¢s vol¨¢til, m¨¢s flexible y est¨¢ m¨¢s fragmentado. ¡°Se ha creado un ambiente en el que es m¨¢s f¨¢cil para los nuevos ¡ªen general, no solo en econom¨ªa, incluso los que tienen ideas t¨®xicas¡ª conseguir poder¡±, afirma Na¨ªm. ¡°ExxonMobil, Sony, Carrefour y JPMorgan Chase tienen un poder inmenso y autonom¨ªa, pero sus l¨ªderes est¨¢n m¨¢s limitados ahora¡±, asegura. Para adaptarse a esta transformaci¨®n, la humanidad debe ¡°encontrar nuevas formas de gobernarse a s¨ª misma¡±.
El poder es hoy m¨¢s competitivo. Se han reducido las barreras de entrada: llegan a la cima nuevas compa?¨ªas, como Inditex, y desaparecen cl¨¢sicos como Compaq. ¡°Hay que tener en cuenta el horizonte temporal, porque hace 10 a?os habl¨¢bamos del dominio de Microsoft y ahora ya no¡±, responde en una entrevista Na¨ªm en referencia al poder de Google o Facebook. Rechaza comparar empresas con pa¨ªses: ¡°La capacidad de influir no se mide necesariamente por la facturaci¨®n de una empresa en relaci¨®n con el PIB de un pa¨ªs, porque la forma del poder empresarial difiere de la del Estado¡±. Adem¨¢s, hay nuevos actores cada vez m¨¢s influyentes, como las nuevas firmas de inversi¨®n, los fondos especulativos (?hedge funds) y mercados como los dark pools, donde se negocia la compraventa de acciones al margen de las autoridades supervisoras.
El nuevo poder es m¨¢s intangible. ¡°Las empresas tienen hoy menos activos fijos y menos empleados, reflejo de una nueva manera de producir m¨¢s orientada a los servicios y al conocimiento¡±, expone Jes¨²s Mar¨ªa Valdaliso, profesor de Historia e Instituciones Econ¨®micas en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y coautor de Historia Econ¨®mica de la Empresa (Cr¨ªtica).
Y adem¨¢s hoy los datos son un activo esencial. Millones de ciudadanos se informan, se relacionan con sus amigos y compran en Internet. Van dejando a su paso un reguero de informaci¨®n que se ha convertido en el ¡°petr¨®leo de la era digital¡±, seg¨²n The Economist. Esta informaci¨®n personal permite elaborar perfiles de los usuarios gracias a los algoritmos, que son capaces de aprender en minutos patrones de comportamiento que a un ser humano le llevar¨ªa a?os discernir. ¡°Una de las grandes estrategias de las compa?¨ªas tecnol¨®gicas es el efecto red: cuantos m¨¢s usuarios, mejor. Porque resulta que la gente utiliza tu servicio, por muy aburrido que sea, si otros tambi¨¦n lo usan. ?C¨®mo no estar en Facebook si todos tus amigos est¨¢n?¡±, opina el periodista Noam Cohem, autor de The Know-It-Alls: The Rise of Silicon Valley as a Political Powerhouse and Social Wrecking Ball (2017) (Sabelotodos. El auge de Silicon Valley como centro pol¨ªtico y bola de demolici¨®n social). Pocos eligen vivir al margen de las redes sociales.
Las cinco empresas m¨¢s cotizadas son tecnol¨®gicas: Apple, Google, Facebook, Microsoft y Amazon
?Cu¨¢l es el efecto pol¨ªtico de ese nuevo oro negro? A trav¨¦s de la Red se puede influir en la opini¨®n p¨²blica, como se ve en la investigaci¨®n en curso en EE UU sobre las interferencias de Rusia en las elecciones que dieron la victoria a Trump hace un a?o y en las que fueron claves Facebook, Google y Twitter. ¡°Las empresas tecnol¨®gicas temen que, tarde o temprano, se intente aprobar una regulaci¨®n que altere sustancialmente su modelo de negocio¡±, explica Pankaj Ghemawat, profesor en la New York University y en el IESE Business School. Autor de World 3.0: Global Prosperity and How to Achieve It, (Mundo 3.0: Prosperidad global y c¨®mo conseguirla) pone el acento en la dificultad que supone cuantificar y seguir algo tan inmaterial como la informaci¨®n.
Este trasiego de datos no exist¨ªa cuando, a finales del siglo XIX, John D. Rockefeller fund¨® la Standard Oil. ¡°Hay voces que dicen que ya no importan los l¨ªmites. Yo creo que es algo exagerado, pero ciertamente es significativa la habilidad de algunas empresas para expandirse a todo tipo de negocios¡±, opina Ghemawat. Amazon no es solo una de las empresas que m¨¢s han crecido en los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n es de las que m¨¢s se han diversificado: l¨ªder en comercio electr¨®nico, una de las mayores plataformas log¨ªsticas y de marketing y proveedor de sistemas de almacenaje en la nube (entre sus clientes, la CIA). Adem¨¢s, produce pel¨ªculas y series, ha comprado una cadena de supermercados y acaba de lanzar su propia l¨ªnea de ropa. ?Se est¨¢ haciendo Amazon demasiado grande?
Las grandes corporaciones modernas emergieron a final del siglo XIX como resultado de la producci¨®n y la distribuci¨®n en masa, seg¨²n teoriz¨® Alfred D. Chandler, profesor de la Harvard Business School, que a partir de los a?os setenta fue pionero en el estudio de la historia de las empresas. Para Chandler, los managers hab¨ªan sido los verdaderos h¨¦roes de la era industrial, porque hab¨ªan organizado la actividad econ¨®mica, ensamblando las partes del negocio para crear grandes compa?¨ªas como General Motors. El acad¨¦mico defendi¨® esta idea en uno de sus libros, La mano visible (1977), titulado as¨ª en oposici¨®n a la ¡°mano invisible¡±, la met¨¢fora creada por el economista Adam Smith en el siglo XVIII para expresar la supuesta capacidad autorreguladora del mercado libre.
Un ejemplo extremo de gran corporaci¨®n son los chaebol, conglomerados familiares impulsados por Corea del Sur para reactivar el crecimiento tras la guerra (1950-1953). El mayor de ellos es Samsung, del que depende el 20% del PIB del pa¨ªs asi¨¢tico. Pero en los ¨²ltimos a?os Se¨²l ha tomado medidas para reducir el poder de estos gigantes. Una muestra es la reciente condena por corrupci¨®n del heredero de Samsung, Lee Jae-yong.
Las Samsung y General Motors de hoy son diferentes. Lejos ha quedado la repetida frase de Charles Wilson en los cincuenta, cuando era secretario de Defensa de EE UU: ¡°Lo que es bueno para General Motors es bueno para el pa¨ªs". Antes de ocupar ese cargo, Wilson dirigi¨® esa compa?¨ªa (el actual secretario de Estado, Rex Tillerson, presid¨ªa antes ExxonMobil). Pero la globalizaci¨®n ha llevado a las grandes empresas a dispersarse por el mundo. Por ejemplo, del extranjero llega el 65% de las ventas de las empresas que cotizan en la Bolsa espa?ola.
Entonces, ?d¨®nde se localiza el poder en este mundo dislocado? Tres analistas de sistemas complejos del Instituto Federal Suizo de Tecnolog¨ªa de Z¨²rich han recurrido a las matem¨¢ticas para construir un mapa de la estructura del poder econ¨®mico. Han recabado datos de 43.060 compa?¨ªas trasnacionales y los han cruzado con su accionariado y facturaci¨®n. El resultado revel¨® que 147 firmas controlaban el 40% de la riqueza, casi todas instituciones financieras, como Barclays Bank, JPMorgan Chase y Goldman Sachs.
El estudio fue publicado en PLoS One en 2011. Uno de sus autores, James Glattfelder, explica que trabajan para actualizar los datos: ¡°La previsi¨®n es que la distribuci¨®n del poder se mantenga concentrada en las manos de unos pocos actores altamente interconectados¡±.
Este estudio es interesante, pero hay que tener en cuenta que las instituciones financieras no siempre controlan el destino de las empresas en las que participan. Casi siempre, simplemente gestionan un dinero que pertenece a inversores particulares. Glattfelder responde que, desde 1980 y en particular desde la crisis de 2008, se ha producido ¡°una enorme concentraci¨®n de la propiedad de acciones en manos de unos cuantos inversores institucionales¡±. Esos inversores suelen ser bancos, fondos de pensiones, seguros o sociedades de inversi¨®n que invierten grandes cantidades de dinero.
Desde los noventa, algunas firmas son cada vez m¨¢s influyentes. Una es BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo (maneja cinco billones de d¨®lares, casi cinco veces el PIB espa?ol). En mayo, accionistas liderados por esta firma se rebelaron contra la direcci¨®n de ExxonMobil para forzar a la empresa a informar sobre sus medidas contra el cambio clim¨¢tico.
En un ejemplo m¨¢s cercano, hace semanas trascendi¨® que la decisi¨®n de empresas y bancos catalanes de cambiar sus sedes lleg¨® de Nueva York o Londres. All¨ª est¨¢n los grandes gestores de fondos de inversi¨®n, de pensiones y compa?¨ªas de seguros, los accionistas de las entidades o los due?os de parte de su gran deuda. El cambio de sede trataba de contrarrestar la incertidumbre pol¨ªtica que amenaza sus objetivos de rentabilidad. En EE UU, los fondos institucionales poseen un 80% del capital del ¨ªndice Standard & Poor¡¯s 500, y en Europa, el 58% del ¨ªndice Standard & Poor¡¯s Euro. En Espa?a, el 43% del capital est¨¢ en manos de fondos internacionales, un r¨¦cord.
Tambi¨¦n desempe?an un papel importante los hedge funds, o fondos especulativos, que utilizan los mercados de derivados para apostar a futuro la ca¨ªda de un valor. Uno de los m¨¢s populares es el fondo de George Soros, conocido por ganar millones tras tumbar la libra en los noventa, aunque tambi¨¦n perdi¨® mucho dinero apostando (err¨®neamente) por una ca¨ªda de las Bolsas tras la victoria de Trump. En 1998 hab¨ªa unos 3.000 fondos de este tipo, ahora hay m¨¢s de 10.000.
Y vuelve a surgir el papel clave de la tecnolog¨ªa. Resulta interesante el auge de los robots en el mundo financiero. Se suelen utilizar, por ejemplo, en la gesti¨®n de un mecanismo de nombre malvado: los dark pools. Son redes privadas en las que los inversores compran o venden acciones para que no se sepan sus intenciones y evitar cambios de valor de los t¨ªtulos que les perjudiquen. Un 42% del volumen diario negociado en los mercados se realiza en esos dark pools, seg¨²n Tabb Group.
Aunque estos mercados en la sombra existen desde hace d¨¦cadas, se han multiplicado en los ¨²ltimos a?os gracias a la inteligencia artificial. El tiempo que se necesita para ejecutar una orden de compraventa se ha acortado de los 20 segundos de hace dos d¨¦cadas a los 10 microsegundos actuales. Es decir, 40.000 operaciones en un parpadeo. Por eso conviene ampliar el campo de visi¨®n. Ya no basta con mirar a los consejos de administraci¨®n, la ra¨ªz del poder va directa al algoritmo.
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