La rebeli¨®n de Carlos, un pensionista contra los bancos
Un valenciano de 78 a?os pide menos internet y m¨¢s trato humano en las sucursales bancarias y se hace viral con 160.000 firmas
La generaci¨®n que cambi¨® Espa?a lleva dos a?os sucumbiendo a una pandemia. Los mayores son los que m¨¢s han sufrido. Los que m¨¢s hemos olvidado. Por si fuera poco, ahora ven c¨®mo la revoluci¨®n tecnol¨®gica les afecta a¨²n m¨¢s que en 2020. Hoy todo est¨¢ rodeado de un clic, una eternidad para aquellos que correteaban por calles de piedra en los a?os cuarenta. Les resulta imposible codearse con tareas tan sencillas como ir al banco, teclear un PIN, un PUK, hacer un Bizum o enviar una transferencia digital.
El silencioso cerrojazo de las sucursales en los pueblos vaciados y en las ciudades llenas es la ¨²ltima pu?alada para unos abuelos que ven c¨®mo su d¨ªa a d¨ªa se resume poco a poco en una petici¨®n de ayuda constante. Casi cualquier recado necesita ya una aplicaci¨®n conectada a un aparato que ellos dif¨ªcilmente manejan, por muchas instrucciones escritas en un folio a bol¨ªgrafo por sus hijos y nietos que se guarden bajo el cristal de la mesa del sal¨®n. La tecnolog¨ªa no marida bien con los que vivieron con Franco.
El olvido recalcitrante que est¨¢n viviendo los que un d¨ªa emigraron, regresaron o labraron una familia en un pa¨ªs de blanco y negro, est¨¢ llegando a un punto que roza lo inhumano. Basta pasear por las puertas de cualquier banco azul, naranja, verde, rojo o negro para observar las colas de cabellos blancos implorando un auxilio al primer viandante que pasa por su lado. Un aullido desesperado fruto del desprecio de quien un d¨ªa decidi¨® cuidar de sus salarios. Donde hab¨ªa una conversaci¨®n, ahora hay un cartel o un empleado que les indica que ya no hay nada que hablar ni preguntar, que se vayan al universo digital. A ninguno les falta la cartilla con su pensi¨®n en la mano, boyantes o escu¨¢lidas. A ninguno le importa desnudar sus n¨²meros ante un desconocido con tal de que le expliquen por qu¨¦ Telef¨®nica o Gas Natural les han cobrado m¨¢s de la cuenta este mes. La atenci¨®n telem¨¢tica se ha impuesto sigilosa a los buenos d¨ªas.
El valenciano Carlos San Juan de Laorden tiene 78 a?os. Ur¨®logo y cirujano se jubil¨® a los 67, cuando le detectaron que los temblores de la mano no eran unos simples calambres, sino p¨¢rkinson. ¡°Me hubiera gustado llegar a los 70 de profesi¨®n¡±, cuenta ahora por tel¨¦fono. Laorden est¨¢ harto de su banco. ¡°Me obligan a usar la inform¨¢tica. La aplicaci¨®n, de verdad, es muy dif¨ªcil¡±. Dice que una ma?ana de finales del pasado a?o lleg¨® a Bankia, su cajero de confianza. No funcionaba nada. ¡°Pusieron un cartel que dec¨ªa que solo atend¨ªan con cita programada y ah¨ª nadie cog¨ªa el tel¨¦fono¡±.
Laorden ha ido presenciando c¨®mo le trataban de forma paternalista, poco a poco. ¡°Venga con un familiar y todo ser¨¢ m¨¢s r¨¢pido¡±. ¡°Tiene que ir aprendiendo inform¨¢tica; le viene bien¡±. ¡°Que se lo hagan sus hijos¡±. ¡°Se?or, si viene, puede enfermar¡±. Unas frases con reflujos inmediatos: ¡°Yo¡±, recuerda Laorden, ¡°soy mayor, pero no idiota¡±. Al escuchar tantas y tantas quejas de sus coet¨¢neos, se le ocurri¨® una ma?ana recoger firmas. Con ayuda de su familia public¨® una petici¨®n en Change.org, una empresa que recoge peticiones de todo el mundo en la red. ¡°Est¨¢n excluyendo a quienes nos cuesta usar internet. Tengo 78 a?os y me siento apartado por los bancos. Atenci¨®n humana en sucursales bancarias¡±, escribi¨®. Logr¨® 101 firmas de amigos y familiares en un par de d¨ªas. ¡°M¨¢s ya es muy dif¨ªcil¡±, se dijo.
Tres semanas despu¨¦s, se ha hecho viral en Twitter con miles de comentarios. Ha logrado 165.000 firmas. Y subiendo. ¡°Lo que pido, con respeto, es que si los bancos ganan miles de millones y cuando les fueron las cosas mal les salvamos con nuestros impuestos, creo que no les costar¨ªa nada tener una atenci¨®n personal con nosotros¡±. Pues tampoco es mucho.
Un hombre de 78 a?os recoge 100.000 firmas para pedir a los bancos un trato presencial: "Se han olvidado de las personas mayores. Ahora casi todo es por Internet y no todos nos entendemos con las m¨¢quinas. No nos merecemos esta exclusi¨®n" https://t.co/eusVIdKaAy
— Europa Press (@europapress) January 13, 2022
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