El cierre masivo de bancos excluye a los mayores
Solo algunas administraciones locales intentan frenar la presi¨®n de las entidades para derivar clientes a internet
La edad es un inconveniente y mucho m¨¢s si se trata de lidiar con las nuevas tecnolog¨ªas. Algo que, con el continuo cierre de oficinas bancarias en Espa?a, se ha vuelto una obligaci¨®n para los m¨¢s mayores. M¨¢s de la mitad de los municipios se han quedado sin sucursales bancarias, sobre todo en las ¨¢reas rurales, pero tambi¨¦n en las urbanas, de manera que los ancianos han de apa?arse con internet. Adi¨®s a la atenci¨®n humana. Y esto genera grandes problemas en la gesti¨®n de su dinero. Solo uno de cada cuatro personas de m¨¢s de 74 a?os usa la red a diario, seg¨²n una encuesta publicada por el INE, y solo algunas administraciones locales y regionales intentan paliar los efectos del cierre de bancos, en general, optando por mantener los cajeros autom¨¢ticos en los pueblos.
¡°Si un d¨ªa tengo un problema, quiero que una persona me atienda¡±, expone Guadalupe Berm¨²dez (73 a?os). Vecina de Bellavista, n¨²cleo obrero de 9.500 habitantes de Les Franqueses del Vall¨¨s (Barcelona), vio desaparecer hace menos de un mes la ¨²ltima sucursal (y el ¨²ltimo cajero autom¨¢tico) de la zona. Hace unos a?os cerca de la plaza Espa?a de su barrio hab¨ªa seis bancos, en locales a¨²n identificables por no servir a otra actividad comercial. Uno de ellos est¨¢ okupado. ?nicamente en 2021 los cuatro grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell) han reducido en un 12,93% su red de oficinas.
Unos 40 vecinos se concentran ante la reci¨¦n cerrada oficina del BBVA, tapiada, para compartir con este diario su preocupaci¨®n. ¡°Utilizamos todav¨ªa la libreta¡±, explica Rosa Mar¨ªa Estrada (76 a?os), funcionaria jubilada que considera este sistema como el ¨®ptimo para controlar sus gastos y, como a Berm¨²dez, con sus achaques de salud, se le hace muy cuesta arriba tener que ir hasta Granollers ¡ªa unos dos kil¨®metros y 20 metros de desnivel¡ª a la nueva oficina que le han asignado, sin combinaci¨®n de transporte p¨²blico.
¡°El objetivo principal de las entidades ha sido la reducci¨®n de costes y las oficinas han cerrado ante la mirada pasiva de las administraciones¡±, denuncia el director de la Uni¨®n de Consumidores de Catalu?a, Oriol Aroa. Un empleado del sector bancario de la Comunidad de Madrid, con 15 a?os de experiencia y que prefiere no revelar su identidad, explica que ha vivido como una ¡°barbarie¡± la estrategia de su entidad de ¡°tratar a los clientes en funci¨®n del margen¡±. Asegura recibir presiones para reducir el uso de la libreta y el n¨²mero de personas atendidas en la caja.
La secretaria de comunicaci¨®n del Sindicato de Ahorro de Catalu?a (SEC, en sus siglas en catal¨¢n) y empleada de caja de BBVA, M¨°nica Brugu¨¦, cuenta que en su oficina los profesionales de cara al p¨²blico son ¡°la mitad que hace un a?o¡± y que su incapacidad para llegar a todos los clientes genera ¡°colas de hasta tres cuartos de hora¡±. Entre los vecinos de Bellavista, Alfonso Lloret (77 a?os) narra lo que pas¨® cuando fue a su entidad a pagar una factura que venc¨ªa el mismo d¨ªa. Solo consigui¨® que le atendieran gracias a que un se?or le ayud¨® ¡°a montar un circo¡± para que le hicieran caso. Sobre estas tensiones, el empleado an¨®nimo expone que ha recibido insultos fruto de la ¡°frustraci¨®n¡± de una generaci¨®n que ha visto c¨®mo se ha ido perdiendo el trato cercano caracter¨ªstico de ¡°las desaparecidas cajas de ahorro¡±. La portavoz del SEC explica que el sindicato hasta tiene constancia de agresiones f¨ªsicas.
Los vecinos de Bellavista denuncian medidas disuasorias de los bancos, como la comisi¨®n de dos euros para la entrega en mano de efectivo, as¨ª como los horarios de caja restringidos hasta las 11 de la ma?ana. Muchos de ellos requieren ayuda de otras personas, principalmente de sus hijos, ya que consideran la confianza un elemento esencial y sufren por su seguridad cuando tienen que sacar cantidades notables de efectivo.
¡°Hace tiempo que las sucursales dejaron de ser la principal red de distribuci¨®n de productos y servicios bancarios. Ahora el cliente marca cu¨¢ndo y c¨®mo quiere establecer su relaci¨®n con el banco. A los consumidores ya no nos llama la atenci¨®n la oficina f¨ªsica¡±, sostiene Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Campuzano, portavoz de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca. Mart¨ªnez defiende que los bancos atienden las necesidades de todos sus clientes ¡°con independencia de su grado de digitalizaci¨®n¡±.
Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de la UOC y experta en educaci¨®n financiera, subraya que ¡°nos estamos dejando por el camino¡± a personas ¡°que no tienen ninguna intenci¨®n de digitalizarse¡± y que, adem¨¢s, se sienten abrumadas por la terminolog¨ªa econ¨®mica. ¡°No es una brecha digital, es que quedan excluidos del sistema financiero a trav¨¦s de la digitalizaci¨®n¡±, prosigue. A pesar de que los bancos son privados, Ruiz-Dotras defiende el razonamiento de que ¡°si el Gobierno obliga a tener una cuenta corriente para ingresar la pensi¨®n, uno tiene que tener acceso a su dinero de forma f¨¢cil¡±.
El alcalde de Les Franqueses del Vall¨¨s, Francesc Colom¨¦, present¨® el pasado 17 de noviembre al registro del Congreso una moci¨®n aprobada en su Ayuntamiento. ¡°Reclamamos unidad pol¨ªtica a nivel nacional para que esto no se acabe convirtiendo en un problema grave. De hecho, ya lo es¡±, defiende. El pasado agosto el Banco de Espa?a alert¨® de que m¨¢s de 1,3 millones de ciudadanos est¨¢n en una situaci¨®n de vulnerabilidad ligada a su incapacidad de acceso al dinero en efectivo, la mayor¨ªa de ellos en la llamada Espa?a vaciada.
Cajeros autom¨¢ticos municipales
La senadora de Teruel Existe, Beatriz Mart¨ªn, explica que hace dos semanas el Congreso vot¨® una enmienda de su grupo a los Presupuestos Generales del Estado de 2022. La medida, que no prosper¨®, estaba centrada ¡°en buena parte de la poblaci¨®n de edad avanzada¡±, para destinar 5 millones a la instalaci¨®n de dispensadores de efectivo gestionados por los ayuntamientos. Las inversiones en cajeros multientidad del Gobierno de Cantabria (2,3 millones en cinco a?os) o en la diputaci¨®n de Guadalajara (295.000 euros) son ejemplos que intentan paliar los efectos del desmantelamiento. En esta l¨ªnea, tanto la diputaci¨®n de Barcelona como el Parlament de Catalu?a han aprobado declaraciones de intenciones para frenar las dificultades de acceso a los bancos. Hay municipios que optan por instalar un cajero por su cuenta, como acaban de hacer Aldeaseca de Armu?a (Salamanca) y Vallibona (Castell¨®n). El coste ronda los 15.000 euros anuales.
Mart¨ªn menciona que Correos incluir¨¢ cajeros en sus oficinas en 1.500 localidades, aunque le sorprende que algunos de los municipios incluidos en el proyecto a¨²n disponen de oficinas. Es el caso de Puente de Domingo Fl¨®rez, un pueblo de 1.400 habitantes de Castilla y Le¨®n, la comunidad aut¨®noma con mayores problemas para acceder al efectivo, seg¨²n el Banco de Espa?a. El municipio cuenta con una oficina y tres cajeros, los ¨²ltimos con el soporte de un ¡°agente bancario¡±, un freelance que se encarga de gestionar la atenci¨®n al p¨²blico. Es otra forma, cuenta el alcalde Julio Arias, de como los bancos han abordado la reducci¨®n de recursos. El director general de Ordenaci¨®n del Territorio de la Junta de Castilla y Le¨®n, Antonio Calonge, explica que la comunidad se plantea utilizar los fondos de recuperaci¨®n europeos Next Generation para habilitar cajeros autom¨¢ticos dentro de autobuses que vayan rotando por los pueblos.
La pandemia, seg¨²n el director ejecutivo del Observatorio de Digitalizaci¨®n Financiera del think tank Funcas, Santiago Carb¨®, ¡°parece haber demostrado¡± que la poblaci¨®n de edad m¨¢s avanzada, mayor de 65 a?os, puede mejorar significativamente su grado de digitalizaci¨®n: ¡°Hay que hacer pedagog¨ªa. Tambi¨¦n hay que complementar servicios digitales con atenci¨®n telef¨®nica¡±, agrega. ¡°Es un tema temporal. La gente que ahora tiene 50, 55 o 60 a?os se desenvuelve bien con la tecnolog¨ªa. Cuando tengan 80 la tecnolog¨ªa para ellos no ser¨¢ un problema¡±, concluye Ruiz Dotras que, pese a esgrimir este argumento, subraya la inquietud que para ella supone la exclusi¨®n de una generaci¨®n del acceso a sus finanzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.