El ingenio
Con cierta frustraci¨®n, vivimos un tiempo en el que la gente p¨²blica parece esmerarse en enconar los problemas y envilecer la convivencia
La mayor¨ªa de los pol¨ªticos confiesa que su vocaci¨®n se despert¨® por la voluntad de resolver problemas de la sociedad. Esta loable inquietud personal requiere de ingenio, pues el ingenio es la capacidad para discurrir soluciones a problemas puntuales. Quiz¨¢ el error est¨¢ en variar el tiro y pretender solventar los conflictos mundiales cuando la gracia residir¨ªa en solucionar desaf¨ªos muy localizados y tangibles. Es por eso que la paz mundial y el hambre infantil se configuran como una meta inalcanzable, pero hay mucho que hacer en las oficinas del SEPE, la burocracia local y la gesti¨®n de cercan¨ªa. Por eso la semana pasada, cuando el espacio Imprescindibles de La 2 se fij¨® en la figura del dise?ador industrial Andr¨¦ Ricard, hubiera sido interesante que los pol¨ªticos en activo se hubieran detenido a escucharle. Una dosis de inteligencia pr¨¢ctica nunca est¨¢ de m¨¢s.
Ricard, de padre franc¨¦s y madre catalana, desarroll¨® una labor pionera a trav¨¦s de ingenios pr¨¢cticos de enorme relevancia cotidiana. Capaz de detectar las razones que llevaban a romperse tantas botellas de cristal al escurrirse de las manos, les cre¨® un doblez de sujeci¨®n a la altura del cuello muy pr¨¢ctico, al d¨ªa de hoy expandido en todos los envases. Tambi¨¦n se fij¨® en la poca garant¨ªa de limpieza de los ceniceros planos y los ahond¨® para protegerlos de las r¨¢fagas de aire y coloc¨® un pilar central para apagar la colilla. Y a la pastilla para repeler las polillas de los roperos le fabric¨® un contenedor colgante que era seguro, pr¨¢ctico y reutilizable. Por no hablar de sus frascos de colonias que ayudaron a los l¨ªquidos transparentes a tener personalidades casi humanas. Ahora estamos acostumbrados a que los perfumes nos lleguen como personajes de cristal con sus caracter¨ªsticas particulares, pero en un tiempo eran indistinguibles tarros. Tambi¨¦n a los interruptores de la luz los dot¨® de un acabado amable y no hosco y fue capaz de encontrarle la ¨²ltima vuelta de tuerca a la privacidad de un buz¨®n. Por ah¨ª, junto a los otros observadores geniales que dieron con la idea del bol¨ªgrafo o la fregona, se extiende toda una ense?anza sobre la manera de poner el ingenio propio al servicio del mundo.
Con cierta frustraci¨®n vivimos un tiempo en el que la gente p¨²blica parece esmerarse en enconar los problemas y envilecer la convivencia. Por eso no se tratar¨ªa tanto de arreglar el mundo, como cacarean envanecidos, sino para enfrentarse a muros y puertas cerradas idear los picaportes mejor engrasados que permitan el paso ¨¢gil y el desencallar de los problemas. Una de las mejores cosas que dice Andr¨¦ Ricard en su retrato es que la venta inmediata no debe ser la gu¨ªa que modifique el dise?o de los objetos, pues el efecto espectacular es solo rentable al corto plazo. De lo que se trata es de generar una soluci¨®n perdurable, de ah¨ª que el bot¨®n de costura le parezca uno de los inventos m¨¢s brillantes de la civilizaci¨®n. En ese matiz su disciplina es hermana de la pol¨ªtica, pues los efectos inmediatos del electoralismo anulan la vocaci¨®n original de un servidor p¨²blico eficaz. Lo vemos estos d¨ªas ante la aprobaci¨®n de la reforma laboral. Un acuerdo de sindicatos y patronal que los partidos que dicen representar los intereses de sindicatos y de patronal han decidido boicotear. Un absurdo grotesco que se resume en destruir cualquier soluci¨®n si no favorece tus intereses puntuales.
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