C¨®mo jugar el juego de Putin
El conflicto en Ucrania dejar¨¢ al descubierto las debilidades m¨¢s profundas de Occidente: el obst¨¢culo m¨¢s importante para una respuesta eficaz es nuestra incapacidad de enfrentarnos a Alemania
Vlad¨ªmir Putin es un maestro de la comunicaci¨®n moderna porque sabe que los mensajes eficaces tienen un componente oculto y otro p¨²blico. No necesitamos depender de los analistas de seguridad de Langley para que nos digan qu¨¦ est¨¢ ocurriendo sobre el terreno. Vemos los v¨ªdeos de los movimientos de las tropas y las im¨¢genes de sat¨¦lite en Twitter. Putin quiere que los veamos.
Por supuesto, hay informaci¨®n privada, cos...
Vlad¨ªmir Putin es un maestro de la comunicaci¨®n moderna porque sabe que los mensajes eficaces tienen un componente oculto y otro p¨²blico. No necesitamos depender de los analistas de seguridad de Langley para que nos digan qu¨¦ est¨¢ ocurriendo sobre el terreno. Vemos los v¨ªdeos de los movimientos de las tropas y las im¨¢genes de sat¨¦lite en Twitter. Putin quiere que los veamos.
Por supuesto, hay informaci¨®n privada, cosas que Putin no va a decirnos, como el d¨ªa que empezar¨¢ la invasi¨®n. Los kremlin¨®logos no lo saben. Cuidado con los periodistas que pretenden saber lo que piensa Putin: que tiene miedo de la democracia en los pa¨ªses vecinos; que lo ¨²nico que le importa es el dinero; que nunca ataca en invierno; y nunca durante los Juegos Ol¨ªmpicos.
Lo que s¨ª sabemos es c¨®mo se comunica. El presidente ruso es un maestro del juego de la informaci¨®n p¨²blica-privada. Revela y oculta. Occidente est¨¢ jugando un juego anacr¨®nico: lanza amenazas imprecisas, anuncia l¨ªneas rojas, celebra miles de reuniones bilaterales, y pierde el tiempo en sitios como Davos o la Conferencia de Seguridad de M¨²nich.
La estrategia de comunicaci¨®n de Putin tiene una analog¨ªa en el mundo de la criptograf¨ªa, que en la d¨¦cada de 1970 experiment¨® una revoluci¨®n con la criptograf¨ªa de clave p¨²blica. Para transmitir un mensaje se necesita una clave p¨²blica y otra privada. Esta inteligente combinaci¨®n constituye el secreto del env¨ªo eficaz de mensajes, y tambi¨¦n se aplica a la comunicaci¨®n pol¨ªtica.
Estoy casi seguro de que Putin sabe c¨®mo interpretar el silencio de Olaf Scholz, que ni siquiera se atrevi¨® a mencionar el Nord Stream 2 cuando estuvo con Biden la semana pasada. Putin puede ver que Occidente no tiene un mensaje com¨²n porque no est¨¢ unido. Este es el primer problema que tenemos que solucionar.
El mayor error que nosotros, como observadores, podemos cometer en este preciso momento es subestimar a Putin. El presidente de Rusia es un hombre de la vieja escuela, pero ultramoderno en sus juegos estrat¨¦gicos. Y nosotros, ?tenemos siquiera una estrategia de guerra inform¨¢tica? ?Y la capacidad de piratear la infraestructura rusa de comunicaciones militares? ?Puede la Uni¨®n Europea expulsar a terceros pa¨ªses de las transacciones en euros, como hacen los estadounidenses? Putin lleva muchos a?os prepar¨¢ndose para este momento. Para ello, ha reducido su dependencia econ¨®mica de los mercados en d¨®lares. La expansi¨®n militar era solo el ¨²ltimo paso.
La acci¨®n m¨¢s eficaz que podr¨ªa llevar a cabo Occidente ahora, en v¨ªsperas de una posible guerra, ser¨ªa ser transparente en cuanto a las sanciones que impondr¨¢. Si nos enfrentamos a una amenaza militar m¨¢xima, deber¨ªamos responder con una amenaza econ¨®mica m¨¢xima: apartar a Rusia de los mercados en d¨®lares y en euros. Hay distintas maneras de llevarlo a cabo, de las cuales la exclusi¨®n del sistema de pagos SWIFT posiblemente no sea ni siquiera la m¨¢s eficaz. Deber¨ªamos imponer sanciones a las personas y las empresas que tienen tratos con Rusia. Esto incluir¨ªa a figuras como Gerhard Schr?der y a las empresas energ¨¦ticas de la UE que han invertido en el Nord Stream 2. Y acabar con los pa?os calientes.
Si esto se pone sobre la mesa de antemano, es muy posible que podamos impedir una invasi¨®n. Los rusos de a pie entender¨ªan que la decisi¨®n de Putin de invadir tendr¨ªa un coste para ellos, algo que ahora no es el caso.
Este mensaje p¨²blico deber¨ªa ir acompa?ado de otro, tambi¨¦n p¨²blico: si Putin se retira, entablar¨ªamos conversaciones serias con Rusia sobre reducci¨®n de tropas y armamento. Hay escenarios en los cuales el gas podr¨ªa circular por el Nord Stream 2. Nuestro problema no es el gasoducto, sino la manera en que Rusia abusa de la dependencia excesiva de Europa del gas ruso para perjudicar a Ucrania.
Tambi¨¦n habr¨ªa que dar a entender que deber¨ªamos considerar a Rusia un socio. El ?rtico se est¨¢ convirtiendo en una zona cada vez m¨¢s importante para Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. A la larga, tendremos que encontrar la manera de cooperar con Rusia. No son el enemigo.
?Qu¨¦ nos impide entonces dar una respuesta eficaz? Creo que el obst¨¢culo m¨¢s importante es nuestra incapacidad de enfrentarnos a Alemania. Esta debilidad constituye el n¨²cleo de mucho de lo que ha pasado en Europa y en la OTAN en los ¨²ltimos 20 a?os: la falta de una soluci¨®n a la crisis de la deuda soberana; nuestra dependencia energ¨¦tica de Rusia; y el deterioro de la relaci¨®n con Estados Unidos y Reino Unido.
El papel de Alemania se est¨¢ examinando con lupa, y con raz¨®n. Los peri¨®dicos estadounidenses han empezado a escribir sobre el papel de Schr?der y otros veteranos pol¨ªticos del SPD que Putin tiene en el bolsillo. Algo en lo que el Gobierno de Trump dio en el blanco fue en reconocer acertadamente a Alemania como la fuente de inestabilidad en la OTAN. El Gobierno de Biden dio marcha atr¨¢s en esta pol¨ªtica, y est¨¢ empezando a darse cuenta poco a poco de los costes de su decisi¨®n. Alemania sigue sin estar dispuesta a pagar la parte que le corresponde del gasto de defensa de la Organizaci¨®n, y nunca acudir¨¢ a la llamada de ayuda mutua prevista en el art¨ªculo 5 del Tratado del Atl¨¢ntico Norte si esto afecta a Rusia. Tampoco aceptar¨¢ nunca sanciones que pongan en peligro su pol¨ªtica de generar excedentes de exportaci¨®n.
Putin est¨¢ ganando porque se ha preparado para esta situaci¨®n, mientras que Occidente reacciona precipitadamente. Si invade, podemos estar seguros de que nuestra reacci¨®n consistir¨¢ en sanciones ineficaces, informes sobre estrategia, mesas redondas y reuniones de alto nivel.