El s¨ªmbolo del aborto
La despenalizaci¨®n es un gesto que impide que la Fiscal¨ªa ocupe sus recursos en una mujer pobre que no puede cuidar m¨¢s hijos
El 21 de febrero de 2022 ser¨¢ recordado como un d¨ªa hist¨®rico para la lucha feminista en Colombia. La despenalizaci¨®n del aborto por la Corte Constitucional hasta la semana 24 de gestaci¨®n es un gesto sin precedentes para el reconocimiento material de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Es tambi¨¦n un hito en Am¨¦rica Latina, pues es el primer pa¨ªs en autorizar el procedimiento en esa altura del embarazo.
Lo que hoy ocurri...
El 21 de febrero de 2022 ser¨¢ recordado como un d¨ªa hist¨®rico para la lucha feminista en Colombia. La despenalizaci¨®n del aborto por la Corte Constitucional hasta la semana 24 de gestaci¨®n es un gesto sin precedentes para el reconocimiento material de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Es tambi¨¦n un hito en Am¨¦rica Latina, pues es el primer pa¨ªs en autorizar el procedimiento en esa altura del embarazo.
Lo que hoy ocurri¨® se siente concomitantemente como el final y el principio de una lucha. La decisi¨®n de la Corte es apenas una promesa de igualdad, pues esta despenalizaci¨®n parcial no representa ni la garant¨ªa para poder interrumpir embarazos, ni el fin de los abortos, es ante todo un s¨ªmbolo, uno que merec¨ªamos hace siglos.
Las mujeres colombianas debemos este avance discursivo a la Corte Constitucional, garante de los derechos de las minor¨ªas y sectores discriminados de la sociedad. Ha sido en este alto tribunal donde se han concretado los m¨¢s importantes progresos en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, orientaci¨®n sexual y en general libertades civiles de la poblaci¨®n. La Corte, como ninguna otra instituci¨®n colombiana, ha sabido materializar la promesa de igualdad de la Carta de 1991.
El triunfo es tambi¨¦n gracias al esfuerzo persistente de generaciones enteras de feministas que han dedicado sus vidas a la lucha por la autonom¨ªa de las mujeres sobre sus cuerpos. La demanda que produjo esta decisi¨®n la present¨® el movimiento Causa Justa, que re¨²ne a las m¨¢s preparadas e incansables activistas que supieron dar los argumentos y movilizar el debate para enfocar el problema del aborto como lo que es: un asunto de salud p¨²blica que se debe resolver con educaci¨®n sexual y servicios m¨¦dicos integrales, pero no por medio de la prohibici¨®n.
El pronunciamiento dividir¨¢ el panorama electoral colombiano, como lo hizo en el seno de la propia Corte en donde se transit¨® un arduo camino de impedimentos, recusaciones y conjueces para conseguir los 5 votos que hicieron mayor¨ªa. Los partidos que se nutren del uso pol¨ªtico de la fe la usar¨¢n para sacudir a sus electorados. Esas voces ya han salido en defensa del derecho a la vida ¨Cno la de las mujeres sino la de los fetos por nacer¨C jurando por Dios que har¨¢n referendos para que sean las mayor¨ªas y no la Constituci¨®n quienes rijan los destinos reproductivos de las mujeres.
La Iglesia cat¨®lica no se hizo esperar y pronto sali¨® Monse?or Luis Jos¨¦ Rueda, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana a anunciar en tono de ¡°yo me mando¡± que ellos seguir¨¢n ¡°defendiendo la vida humana desde la gestaci¨®n¡±. Lo bueno es que podr¨¢n seguir haci¨¦ndolo, pues la interrupci¨®n voluntaria del embarazo puede coexistir pac¨ªficamente con otras garant¨ªas como la libertad de cultos.
Los sectores antiderechos piden a gritos que se revise el fallo. Se enardecer¨¢n las cr¨ªticas contra las cortes, los jueces, las feministas. El debate p¨²blico se polarizar¨¢ y extremar¨¢ a¨²n m¨¢s, como ya se evidencia unas cuantas horas tras la publicaci¨®n del comunicado.
Y, como ocurri¨® despu¨¦s de la decisi¨®n del 2006, cuando la Corte aval¨® el aborto en tres causales -inviabilidad del feto, riesgo a la salud mental o f¨ªsica de la mujer o violaci¨®n-, seguir¨¢n existiendo barreras estructurales para que quienes desean abortar puedan hacerlo. El abuso de la objeci¨®n de conciencia por m¨¦dicos y hospitales, la falta de educaci¨®n sexual, la violencia intrafamiliar, la pobreza, y tantas otras situaciones de facto que conducen al entorpecimiento material de esta garant¨ªa.
El aborto es la lucha m¨¢s radical del feminismo, es la conquista m¨¢s poderosa, la que reconoce que en el cuerpo de la mujer yace la promesa de permanencia de la raza humana y que somos nosotras las llamadas a decidir cu¨¢ndo y c¨®mo ser madres. Es apenas normal que en un pa¨ªs conservador y cat¨®lico como es Colombia, esta decisi¨®n parta aguas y nos falten d¨¦cadas para que este discurso tenga efectos materiales sustanciales.
Pero ese s¨ªmbolo es absolutamente trascendental para avanzar la causa, esta causa justa. Es un gesto que impide que la Fiscal¨ªa ocupe sus pocos recursos en una mujer pobre que no quiere ni puede cuidar m¨¢s hijos y que enfrenta un embarazo que nunca dese¨®. Es tambi¨¦n un triunfo del Estado laico, que invita a que las leyes las rija la Constituci¨®n y no la Biblia. Es el camino para muchas otras conquistas feministas en Colombia, una trocha que hoy empieza a pavimentarse.
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