La lucha por la despenalizaci¨®n del aborto llama a las puertas de la Corte en Colombia
La Corte Constitucional decidir¨¢ si elimina del C¨®digo Penal el delito por interrupci¨®n del embarazo
Un grupo de mujeres baila y canta un reguet¨®n frente a la Corte Constitucional de Colombia en el centro de Bogot¨¢. Ondean pa?uelos verdes y entonan un mensaje claro: ¡°Yo no soy delincuente, no soy criminal. Eliminen el delito del C¨®digo Penal¡±. Detr¨¢s de ellas, un hombre solo, vestido de amarillo, reza arrodillado. Dentro, en el edificio del tribunal, est¨¢ a punto de tomarse una de las decisiones m¨¢s importantes para las mujeres del pa¨ªs. En la radio, term¨®metro de la vida social colombiana, un locutor informa: ¡°La Corte debatir¨¢ dos temas de gran importancia: la tutela del expresidente ?lvaro Uribe y la despenalizaci¨®n del aborto¡±.
Los magistrados de la Corte tienen en sus manos la eliminaci¨®n del delito de aborto, contemplado en el C¨®digo Penal colombiano, con penas de 16 a 54 meses, por el que son criminalizadas anualmente 400 mujeres. Hace m¨¢s de un a?o, el movimiento feminista Causa Justa present¨® una demanda para que el tribunal analizara la ineficacia de ese delito. La Corte, tras analizar 114 escritos t¨¦cnicos de expertos en salud, derecho penal y libertad de conciencia, tomar¨¢ una decisi¨®n a finales de esta semana.
En Colombia, el aborto es un derecho desde 2006 en el marco de tres causales: violaci¨®n, malformaciones del feto incompatibles con la vida fuera del ¨²tero y riesgo para la salud f¨ªsica o mental de la mujer gestante. Sin embargo, la existencia del delito ha hecho que, en la pr¨¢ctica, las mujeres se sigan enfrentando a multitud de barreras para acceder a su derecho. Los abortos ilegales e inseguros han seguido haci¨¦ndose en el pa¨ªs, en ocasiones con consecuencias mortales. Ese es solo uno de los 90 argumentos que el movimiento ha presentado en su demanda.
A unas calles del Tribunal, mientras un centenar de mujeres lee uno a uno esos argumentos, Ana Cristina Gonz¨¢lez, pionera del movimiento que aglutina a 99 organizaciones feministas, imagina el escenario para la vida cotidiana de las mujeres en el caso de que la Corte diga s¨ª. ¡°Si lo eliminan, no podr¨¢n volver a ser perseguidas, ni amenazadas, ni castigadas. Esos t¨¦rminos no son sin¨®nimos: hay una parte del delito que las castiga socialmente, con lo que deben vivir cuando acuden a un hospital y son denunciadas. Se tendr¨ªan que cerrar los casos en la Fiscal¨ªa. Ese es un efecto material inmediato¡±, explica Gonz¨¢lez, m¨¦dica y Phd en Bio¨¦tica, cofundadora del Grupo M¨¦dico por el Derecho a Decidir.
El reciente informe Criminalizaci¨®n por el delito de aborto en Colombia se?al¨® que entre 2006, cuando se aprob¨® la despenalizaci¨®n parcial, y 2019, 346 mujeres han sido sancionadas, una cuarta parte de ellas son menores de entre 14 y 17 a?os. El estudio tambi¨¦n constat¨® que las m¨¢s perseguidas penalmente son las campesinas. ¡°Lo m¨¢s grave es que descubrimos es que el delito de aborto se condena m¨¢s que la violencia¡±, a?ade Gonz¨¢lez. De acuerdo con el informe, las mujeres que deciden abortar tienen mayor probabilidad de sufrir procesos penales cuando son v¨ªctimas de violencia intrafamiliar o abuso sexual. Al menos el 42% de las que son judicializadas han sido v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero.
Para Gonz¨¢lez, otro efecto de la decisi¨®n de los magistrados ser¨¢ simb¨®lico pero de alto impacto. ¡°La Corte le estar¨ªa diciendo al pa¨ªs que toma decisiones que apuntan a eliminar la discriminaci¨®n de las mujeres. Har¨ªa justicia con las mujeres. Significar¨ªa que el tribunal reconoce a las mujeres como sujetos morales plenos, con conciencia y con capacidad de tomar decisiones, cosa que todas sabemos¡±, explica Gonz¨¢lez, que suele repetir que la eliminaci¨®n del delito de aborto es una propuesta pac¨ªfica: ¡°No obliga a nadie a abortar, pero a quienes s¨ª lo har¨ªan les garantiza que sea de manera segura y con legitimidad, no sinti¨¦ndose unas criminales¡±.
El movimiento feminista en Colombia est¨¢ exultante. Nunca antes vieron tan cerca la posibilidad de la eliminaci¨®n del delito. Gonz¨¢lez dice que no es ¡°victorista¡±, aunque s¨ª asegura que hay se?ales de que es un buen momento para que el tribunal tome esa decisi¨®n. Por una parte, hay un grupo de magistrados de corte liberal y se estudian dos ponencias diferentes que apuntan a la despenalizaci¨®n. Adem¨¢s, la conversaci¨®n social sobre el aborto se ha movido de la discusi¨®n tradicional ¡°aborto s¨ª/ aborto no¡±. De acuerdo con una encuesta de Cifras y Conceptos, solo el 20% de los colombianos apoya que las mujeres que abortan vayan a la c¨¢rcel. ¡°Hoy la Corte estar¨ªa muy acompa?ada en su decisi¨®n de eliminar el delito¡±, se?ala la pionera de Causa Justa.
El uso excesivo del derecho penal, que resulta costoso para el Estado, ha sido otro de los argumentos de la demanda. ¡°El delito no ha sido eficaz, ni justo, tampoco ha protegido la vida en gestaci¨®n. En otras palabras, la existencia del delito no evita el aborto¡±, sostiene la abogada Catalina Mart¨ªnez, directora para Am¨¦rica Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos.
De acuerdo con cifras del movimiento, cerca el 90% de los abortos que se hacen en Colombia ocurren de forma clandestina, generando riesgos de complicaciones m¨¦dicas que terminan siendo asumidas por el sistema de salud. La ginecobstetra Laura Gil, fundadora del Grupo M¨¦dico por el Derecho a Decidir, lo ha contabilizado. ¡°En estos 12 a?os, el sistema de salud us¨® 12.000 millones de pesos para atender las complicaciones. Un dinero que habr¨ªa podido destinar a educar en anticoncepci¨®n, para que las mujeres no tengan que llegar al aborto, que es lo que todos queremos¡±, apunta.
El mundo de las cl¨ªnicas clandestinas
Mientras la Corte toma su decisi¨®n, el aborto sigue ocurriendo de forma clandestina y las cl¨ªnicas ilegales est¨¢n a la vista de todos. En el c¨¦ntrico barrio de Teusaquillo, en Bogot¨¢, hay una zona donde confluyen fundaciones privadas legales (como Profamilia y Ori¨¦ntame, que hacen educaci¨®n sexual e interrupciones del embarazo con protocolos seguros) al lado de centros clandestinos donde se hacen abortos. En muchas ocasiones est¨¢n en calles enfrentadas o a pocas cuadras unas de otras.
Alrededor de esas calles pululan los llamados ¡°tarjeteros¡±, hombres que abordan a mujeres y las invitan a las cl¨ªnicas clandestinas ofreciendo ¡°mejores precios que en los sitios legales¡±. ¡°Se?orita, ?usted busca una interrupci¨®n?¡±, dice uno despu¨¦s de perseguir unos metros a esta periodista, que se dirig¨ªa a una cl¨ªnica legal a preguntar c¨®mo son los procedimientos.
¡°No vaya all¨¢, venga con nosotros que es m¨¢s barato. La atiende una doctora, le cobra 180.000 pesos (cerca de 50 d¨®lares) y la deja limpiecita¡±, insiste el hombre, que se presenta como Carlos, mientras hac¨ªa un gesto sobre su est¨®mago y enfatiza: ¡°se queda limpia¡±. Despu¨¦s de preguntar las semanas de embarazo y de hablar de las tres j¨®venes que llev¨® esa ma?ana, se?ala la ¡°cl¨ªnica¡±: una fachada de un local de ecograf¨ªas, que despistar¨ªa a cualquiera. ¡°?Y c¨®mo s¨¦ si es una m¨¦dica de verdad?, ?y si se complica qu¨¦ pasa?, ?no me detienen al salir?¡±. No hay respuesta.
¡°La criminalizaci¨®n del aborto favorece la existencia de esos sitios. Siempre hay personajes que se benefician¡±, asegura Laura Gil. La m¨¦dica explica que en esos lugares clandestinos les suelen quitar los celulares a las mujeres y no se sabe si quienes hacen los procedimientos son realmente m¨¦dicos. ¡°Hemos recibido denuncias de mujeres que han sido abusadas durante el aborto o que sufren complicaciones en esos lugares y las tiran en las entradas de los hospitales¡±, explica la ginecobstetra, al insistir en que la despenalizaci¨®n del aborto har¨ªa que las mujeres vayan a lugares seguros y se evitar¨ªan muertes maternas.
Bajo la metodolog¨ªa de Marie Stopes, una organizaci¨®n internacional de derechos reproductivos, el movimiento de Colombia hizo un an¨¢lisis sobre 60.000 interrupciones voluntarias del embarazo realizadas en los ¨²ltimos doce a?os en Ori¨¦ntame (fundaci¨®n privada legal) y concluy¨® que se evitaron 16 muertes maternas, 25.000 nuevos embarazos no deseados y 10.000 nuevos abortos. ¡°Si las causales se cumplieran se habr¨ªan evitado 48 muertes maternas al a?o¡±, indica Gil.
Adem¨¢s de las mujeres, los profesionales de la salud ser¨ªan los otros beneficiados de la eliminaci¨®n del delito de aborto. Por temor a aparecer como ¡°c¨®mplices¡±, los doctores son quienes m¨¢s denuncian a las mujeres ante las autoridades que, en algunos casos, llegan a capturarlas en los propios centros m¨¦dicos. ¡°Si la Corte dice s¨ª, tendr¨ªa efecto tambi¨¦n para ellos, no podr¨ªan ser castigados con c¨¢rcel. La regulaci¨®n del servicio de aborto no se podr¨ªa hacer nunca m¨¢s a trav¨¦s del derecho penal ni de la amenaza de c¨¢rcel, sino a trav¨¦s de regulaciones sanitarias y de los est¨¢ndares internacionales de derechos humanos¡±, dice Valeria Pedraza, abogada de Women¡¯s Link Worldwide, otra de las organizaciones que interpuso la demanda.
Mientras el debate toma las redes sociales, el silencio de los grupos conservadores y religiosos durante este a?o ha llamado la atenci¨®n del movimiento feminista. Usualmente abordan a las mujeres a las puertas de las cl¨ªnicas legales y hacen jornadas de oraci¨®n, pero la semana pasada, cuando se cre¨ªa que estar¨ªan frente a la Corte, no se hicieron visibles.
Las feministas esperan que este 19 de noviembre, la fecha m¨¢xima para tomar la decisi¨®n, la radio informe de que abortar en Colombia ya no llevar¨¢ a las mujeres a la c¨¢rcel.
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