Am¨¦rica Latina ante la invasi¨®n de Ucrania
La agresi¨®n rusa ha generado un rechazo bastante generalizado en la regi¨®n, con la excepci¨®n de los tres pa¨ªses gobernados por aliados de Mosc¨²: Cuba, Venezuela y Nicaragua
Cualquiera que sea el desenlace de la invasi¨®n de Rusia a Ucrania, sus secuelas se resentir¨¢n en Am¨¦rica Latina y el Caribe. La escalada se produce luego del relanzamiento de relaciones entre Rusia y la regi¨®n que ha promovido Mosc¨². Aunque en los a?os de la pandemia se ha reducido el intercambio comercial con Rusia, la tendencia del v¨ªnculo comercial e inversionista, especialmente con Brasil, Argentina y Chile, ha sido creciente desde la primera d¨¦cada del siglo XXI.
Mosc¨² ha desplegado su reposicionamiento en Am¨¦rica Latina y el Caribe por medio de dos polos. Mientras en el Cono Sur conduce con pragmatismo relaciones econ¨®micas basadas en ventajas comparativas, en el Caribe, especialmente en Cuba, Venezuela y Nicaragua, alienta un tipo de v¨ªnculo centralmente geopol¨ªtico e ideol¨®gico. Aunque la colaboraci¨®n energ¨¦tica y militar con estos gobiernos tambi¨¦n ha crecido, el eje de los nexos tiene que ver con sus tensiones con Estados Unidos.
En las semanas previas a la invasi¨®n, algunas escenas diplom¨¢ticas reflejaron la importancia de Am¨¦rica Latina para el Kremlin. Los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fern¨¢ndez y Jair Bolsonaro, viajaron a Mosc¨². El primero present¨® la visita como parte de una diplomacia basada en la multipolaridad. El segundo, que como Donald Trump no oculta su admiraci¨®n por Vladimir Putin, viaj¨® con su ministro de defensa, Walter Souza Braga Neto, y el canciller Carlos Alberto Franca, elevando el perfil geopol¨ªtico de la apuesta de Itamaraty en Mosc¨².
Una semana antes de la invasi¨®n, el viceprimer ministro ruso, Yuri Bor¨ªzov, recorri¨® Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde se reuni¨® con los presidentes Nicol¨¢s Maduro, Daniel Ortega y Miguel D¨ªaz-Canel. Durante la gira, esos gobiernos expresaron su solidaridad con Rusia ante la amenaza a su seguridad por parte de la OTAN y Estados Unidos. Cuando Putin anunci¨® la ¡°operaci¨®n militar especial¡± contra Ucrania, el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, se encontraba en La Habana. En aquella visita se dio a conocer una reestructuraci¨®n de la deuda de Cuba con Rusia, por m¨¢s de dos mil millones de d¨®lares, y trascendi¨® que La Habana reconocer¨ªa a las rep¨²blicas de Donestk y Lugansk.
En cuanto comenz¨® la invasi¨®n, la gran mayor¨ªa de los gobiernos latinoamericanos y caribe?os se pronunci¨® en contra. Unos llamaron al cese al fuego inmediato y lamentaron el uso de la fuerza. Otros, como el mexicano, luego de mensajes ambivalentes iniciales, ¡°condenaron en¨¦rgicamente la invasi¨®n de Rusia a Ucrania¡± y recordaron que los pa¨ªses latinoamericanos y caribe?os han sido v¨ªctimas de invasiones similares por parte de Estados Unidos. El embajador mexicano ante la ONU, Juan Ram¨®n de la Fuente, en su intervenci¨®n en el Consejo de Seguridad, cuestion¨® el veto de Mosc¨², se?al¨® que la ¡°agresi¨®n¡± de Rusia violaba la Carta de la ONU y sentaba un precedente funesto para la paz global.
En Chile, tanto el gobierno como la oposici¨®n se posicionaron contra la invasi¨®n, por medio de declaraciones de Sebasti¨¢n Pi?era y Gabriel Boric, presidentes saliente y entrante en esa naci¨®n suramericana. En Bolivia, en cambio, el expresidente Evo Morales responsabiliz¨® ¨²nicamente a Estados Unidos y la OTAN por la crisis, mientras el gobierno de Luis Arce votaba contra Rusia en la ONU. En Colombia, el ¨¦nfasis de la cr¨ªtica se coloc¨® del lado del gobierno de Iv¨¢n Duque, provocando declaraciones aislacionistas del l¨ªder opositor Gustavo Petro, quien llam¨® a no voltear la vista al conflicto en Ucrania y concentrarse en los problemas dom¨¦sticos colombianos.
En Brasil, por el contrario, la oposici¨®n capitaliz¨® el rechazo a la invasi¨®n a trav¨¦s del en¨¦rgico posicionamiento del ex presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, principal candidato de oposici¨®n, el PT y algunos l¨ªderes de la socialdemocracia como Geraldo Alckmin, que ya se perfila como posible compa?ero de f¨®rmula de la izquierda, para enfrentar a Bolsonaro. La canciller¨ªa brasile?a hizo llamados de ¡°preocupaci¨®n¡± por la escalada militar y alent¨® una ¡°viabilizaci¨®n de la paz¡±, pero cuando el vicepresidente Hamilton Mourao demand¨® una respuesta militar de Occidente a Rusia, Bolsonaro lo desautoriz¨® y aclar¨®, frente al canciller Franca, que el presidente era el ¨²nico con potestad para hablar del conflicto en Ucrania.
La invasi¨®n rusa ha generado un rechazo bastante generalizado en la regi¨®n, con la excepci¨®n de los tres pa¨ªses gobernados por aliados de Rusia: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Desde un inicio, los tres gobiernos enviaron mensajes de alineamiento y solidaridad con Mosc¨², suscribiendo la tesis central del Kremlin: Rusia estaba siendo acorralada por la OTAN y el liderazgo de Ucrania reca¨ªa en manos de un grupo neozani y genocida, dispuesto a amenazar gravemente la seguridad nacional del gran pa¨ªs euroasi¨¢tico.
Aunque en Venezuela y Nicaragua no se han visto alteraciones en esa posici¨®n originaria, en Cuba s¨ª se observan matices de inter¨¦s. Tras un primer posicionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores, algunos l¨ªderes y los principales medios de comunicaci¨®n, que se?alaba que Rusia estaba siendo agredida por la OTAN y deb¨ªa tomar acciones defensivas, una nueva declaraci¨®n del gobierno cubano, el s¨¢bado 26 de febrero, se?al¨® que la isla estaba contra el uso de la fuerza, que manten¨ªa relaciones con Ucrania y que respetaba la Carta de la ONU, en indirecta alusi¨®n al atentado ruso contra la soberan¨ªa ucraniana.
Sin embargo, la misma declaraci¨®n se?ala que la principal y originaria responsabilidad por el conflicto reside en Estados Unidos y Europa y que Rusia tiene derecho a defenderse, lo cual no puede interpretarse sino como una justificaci¨®n moral de la guerra preventiva de Putin. Tal vez, la incoherencia de basar el n¨²cleo de su ideolog¨ªa en la soberan¨ªa de un peque?o pa¨ªs del Caribe, hostilizado por la gran potencia hemisf¨¦rica, y a la vez defender una ocupaci¨®n imperial en Europa del Este, oblig¨® al liderazgo cubano a no abandonar totalmente, en este conflicto, la premisa de la autodeterminaci¨®n de los pueblos.
En todo caso, la posici¨®n final de La Habana sigue estando del lado de Mosc¨² y a favor de esta intervenci¨®n unilateral, tan cuestionable como todas las emprendidas por Estados Unidos y la OTAN en las ¨²ltimas d¨¦cadas. En la ONU, Cuba, Venezuela y Nicaragua se opusieron a que la invasi¨®n de Ucrania fuese debatida en la Asamblea General y, durante la sesi¨®n del pasado martes, se ubicaron en la minor¨ªa que denuncia la oposici¨®n a la guerra como ¡°doble rasero¡± y respalda el reclamo de Mosc¨² de que la invasi¨®n de Ucrania sea vista como un acto de defensa leg¨ªtima contra Estados Unidos, Europa y la expansi¨®n de la OTAN.
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