Hacia d¨®nde va Europa
El nuevo papel geopol¨ªtico de la UE exige una reflexi¨®n autocr¨ªtica sobre el pasado y una estrategia de futuro
Adem¨¢s de haberse ganado a la opini¨®n p¨²blica europea, Ucrania se ha convertido en la muestra de los desaf¨ªos y debilidades de la Uni¨®n. La reacci¨®n fulgurante que mostr¨® tras el estallido de la guerra no debe hacernos perder de vista que err¨® al subestimar la amenaza rusa y en un primer momento mantuvo una posici¨®n vacilante con respecto a las sanciones a Rusia. Mientras los italianos buscaban la exclusi¨®n de las sanciones para sus art¨ªculos de lujo y los belgas para sus diamantes, Alemania ¡ªcon un desaparecido Olaf Scholz¡ª, defend¨ªa sus v¨ªnculos de petr¨®leo y gas con Rusia casi hasta el final. Esa posici¨®n titubeante contrast¨® con las medidas en¨¦rgicas que anunci¨® el domingo, especialmente el suministro de armas a Ucrania financiado por la Uni¨®n y el cambio en la pol¨ªtica de asilo, que se aleja del bochornoso cierre de fronteras a los sirios de 2015. El canciller Scholz, por su parte, daba un giro radical ese mismo d¨ªa en su pol¨ªtica exterior desde el Bundestag con un discurso hist¨®rico en el que anunciaba que aumentar¨ªa su gasto militar a m¨¢s del 2% de su PIB. Durante los dos d¨ªas anteriores hab¨ªa mostrado su apoyo a la entrega de armas a Ucrania y hab¨ªa anunciado el bloqueo del Nord Stream 2.
El impacto de estas medidas es sustancial. En un breve lapso, Europa ha salido de su zona de confort como potencia normativa y ha decidido por fin desarrollar su potencial geopol¨ªtico. La profundidad del paquete de medidas adoptadas la ha llevado a comportarse como un actor global. Su transformaci¨®n no es ajena a los cambios del mundo: la l¨®gica de alta competencia geopol¨ªtica entre grandes poderes que caracteriza al estado actual de las relaciones internacionales ha impulsado el desarrollo en esta crisis de herramientas para empezar a hablar el lenguaje del poder. Pero esta fulgurante reacci¨®n no debe permitir que la aceleraci¨®n hist¨®rica la lleve a un lugar sin una br¨²jula. Se necesita un rumbo y una definici¨®n clara del horizonte al que se dirige. Para eso debe hacer autocr¨ªtica y aprender de los errores: el dinero de los oligarcas corruptos en bancos europeos no los democratiza a ellos, corrompe a los europeos. Y la dependencia del continente respecto al gas ruso ha hecho de Europa un lugar m¨¢s inseguro y vulnerable mientras las autocracias desarrollaban su propia potencia econ¨®mica y militar en direcci¨®n contraria a cualquier forma de democracia liberal, o solo un mero simulacro.
Europa tambi¨¦n debe mirar hacia el futuro. Necesita una hoja de ruta para canalizar las decisiones que est¨¢ tomando al calor del estado emocional creado por una guerra injusta, y explicarlas. Por ejemplo, la puerta abierta por la aprobaci¨®n de la norma que permitir¨¢ la entrada sin l¨ªmites de refugiados ucranios y por la que se compromete a dar hospitalidad y ¡°protecci¨®n temporal¡± a las v¨ªctimas de una guerra provocada sin raz¨®n contra un Estado soberano dentro del continente representa una oportunidad para pensar una ¨²nica y nueva pol¨ªtica migratoria que Europa ha sido incapaz de articular hasta ahora. Los recientes acontecimientos requerir¨¢n el replanteamiento sustancial del proyecto europeo desde muchas dimensiones. Desde la pregunta por su identidad, ahora que act¨²a como una potencia geopol¨ªtica, hasta la compatibilidad de ese cambio con su agenda ecol¨®gica cuando parece que esta guerra puede alterar los planes relacionados con el cambio clim¨¢tico y las energ¨ªas renovables. Todas estas cuestiones deben pensarse al tiempo que la realidad impone tr¨¢gicamente las bombas. La unidad de acci¨®n deber¨ªa aprender a evitar los discursos triunfalistas que en otro tiempo cegaron a la UE y en parte propiciaron el escenario en el que nos encontramos ahora.
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