Ha llegado el momento de prohibir las importaciones de energ¨ªa
Nuestro continuo flujo de dinero es lo que ha allanado el camino para la guerra de Vlad¨ªmir Putin. Es hora de ponerle fin
En la guerra, Putin tiene las probabilidades a su favor. Es m¨¢s despiadado que nosotros, y Occidente sigue financiando la agresi¨®n con los 700 millones de d¨®lares diarios en importaciones de petr¨®leo, gas y carb¨®n. Robert Habeck, el ministro de Econom¨ªa alem¨¢n, ha descartado categ¨®ricamente la prohibici¨®n de las importaciones de energ¨ªa, argumentando que pondr¨ªa en peligro la paz social de Alemania. Y es el mismo pol¨ªtico alem¨¢n que se opuso al Nord Stream 2 mucho antes de que estuviera de moda hacerlo.
El suyo fue un comentario revelador. La paz social en Alemania, lo que quiera que eso sea, tiene m¨¢s valor que la paz en Europa. No estoy seguro de si Habeck hablaba en su nombre o en el del Gobierno. No parece una observaci¨®n muy propia de ¨¦l, pero nos dice que, por ahora, hemos llegado al l¨ªmite de las sanciones significativas. Alemania interrumpi¨® el Nord Stream 2 unilateralmente. Aument¨® el presupuesto de defensa al 2% del PIB, m¨¢s inversiones adicionales, tambi¨¦n unilateralmente. Y acept¨® a rega?adientes lo que han resultado ser sanciones muy limitadas para la exclusi¨®n de Rusia del sistema de pagos SWIFT. Por ahora, esto es todo.
Para poder invadir un pa¨ªs del tama?o de Ucrania, Putin necesita el dinero occidental. No previ¨® que Occidente congelara alrededor de sus 600.000 millones de d¨®lares en reservas de divisas, pero eso no le impedir¨¢ hacer la guerra porque cada a?o recibe unos 250.000 millones de d¨®lares en ingresos por la venta de energ¨ªa. Cuanto m¨¢s altos sean los precios del petr¨®leo y el gas, mayores ser¨¢n los ingresos.
Si le cerramos el grifo ahora, no podremos parar esta guerra, pero podremos conseguir otros dos objetivos: impedir que lance otro ataque en Europa, y hacer que el coste de la ocupaci¨®n de Ucrania sea paralizante.
En vez de felicitarnos por lo que hemos hecho hasta ahora, deber¨ªamos reflexionar un momento sobre nuestro papel en esta guerra. Aumentamos nuestra dependencia de la energ¨ªa rusa despu¨¦s de que Putin anexionara Crimea en 2014. En ning¨²n momento resolvimos el problema de la dependencia energ¨¦tica. Ir tras los yates de algunos oligarcas es una de las muchas maneras de no solucionar la cuesti¨®n. Invitar al presidente Volod¨ªmir Zelenski a una grandilocuente sesi¨®n en el Parlamento Europeo es otra. No vamos a convertir a Ucrania en miembro de la Uni¨®n Europea.
Nuestro continuo flujo de dinero es lo que ha allanado el camino para la guerra de Putin. Su estrategia militar es la misma que en Chechenia o en Siria: rodea y destruye. Har¨¢ con Kiev lo mismo que hizo con Alepo, Grozni y, m¨¢s recientemente, J¨¢rkov. Putin es un estratega militar muy predecible.
Fran?ois Hollande, expresidente de Francia, dijo ayer que la Uni¨®n Europea deber¨ªa considerar prohibir la importaci¨®n de energ¨ªa rusa, y que Alemania tendr¨ªa que aceptar asumir esa carga. Estoy de acuerdo.
Pero una prohibici¨®n total de las importaciones es improbable, del mismo modo que nunca iba a tener lugar una exclusi¨®n total del sistema SWIFT. Ursula von der Leyen lo anunci¨® a bombo y platillo. La prensa dio la noticia. Y cuando se supo que solo afectar¨ªa a siete bancos rusos, ya nadie prest¨® atenci¨®n. En caso de que prohibi¨¦ramos la energ¨ªa rusa, la UE utilizar¨ªa el mismo manual de estrategia.
Si imponemos sanciones parciales para quedarnos justo por debajo del umbral del dolor, podr¨ªan ocurrir dos cosas. Una es que Putin no pudiera hacer nada, pero siguiera recaudando dinero suficiente para librar guerras. O tal vez podr¨ªa cortar el resto de suministros de energ¨ªa y ver qu¨¦ pasaba con la paz social en Alemania. De hecho, no se trata solo de la paz social. Una prohibici¨®n de las importaciones de gas ruso constituir¨ªa un golpe material a todo el modelo econ¨®mico alem¨¢n. Las necesidades energ¨¦ticas de Alemania y la estructura de su industria exportadora est¨¢n interconectadas. En consecuencia, nos enfrentamos a un verdadero problema creado por nosotros mismos. Una prohibici¨®n total de las importaciones podr¨ªa paralizarnos econ¨®mica y pol¨ªticamente.
El Ministerio de Econom¨ªa alem¨¢n ha empezado a contar los costes de las sanciones ya acordadas. El efecto bumer¨¢n econ¨®mico no puede medirse por los flujos netos de bienes energ¨¦ticos rusos. Rusia tambi¨¦n forma parte de nuestras cadenas de suministro. Por ejemplo, una de las maneras en que las empresas alemanas consiguieron sortear la escasez de buques portacontenedores fue utilizar camiones y trenes desde China a trav¨¦s de Rusia. Ahora esa ruta est¨¢ cerrada.
La imposici¨®n de una prohibici¨®n total a las importaciones entra en la categor¨ªa de cosas que son, al mismo tiempo, necesarias e imposibles. Una de las formas en las que la Uni¨®n Europea ha intentado resolver esta clase de conflictos en el pasado ha sido crear un universo paralelo de congratulaci¨®n. Aplaudimos los ¨¦xitos ucranios en la batalla, y so?amos con que Ucrania incluso podr¨ªa ganar la guerra. Encomiamos los cambios en la pol¨ªtica alemana. Pero mientras Alemania siga importando gas, petr¨®leo y carb¨®n rusos, seguir¨¢ siendo verdad que la alianza m¨¢s estrat¨¦gica del continente euroasi¨¢tico es la de Alemania y Rusia. Por tanto, lo que preveo que pasar¨¢ es una versi¨®n de la maniobra de distracci¨®n, similar a lo que hemos hecho con el SWIFT. Y dejaremos la iniciativa a Putin para que realice la siguiente jugada en la partida de ajedrez.
Como un ajedrecista distra¨ªdo, Putin ha calculado muy mal. Pero sigue teniendo las probabilidades a su favor. Tiene muchas m¨¢s piezas en el tablero. Gari Kasp¨¢rov, que algo sabe de estrategia, y de ajedrez, escribi¨® que Putin estaba ganando porque sus adversarios no saben jugar a este juego. Los dos coincidimos en un punto concreto: tenemos que declarar de antemano con mucha precisi¨®n qu¨¦ ocurrir¨ªa si las tropas rusas cruzaran una frontera de la OTAN.
Kasp¨¢rov interpreta que nuestra reticencia por principio a entrar en combate con Rusia refuerza la confianza de Putin. Si consigue meterse en Ucrania, las Rep¨²blicas b¨¢lticas ser¨¢n las pr¨®ximas. Zelenski ha dicho lo mismo. Y yo tambi¨¦n lo pienso. Putin podr¨ªa argumentar que necesita acceder al enclave ruso de Kaliningrado. Una vez m¨¢s, afirmar¨ªa que el B¨¢ltico oriental tambi¨¦n formaba parte del imperio sovi¨¦tico. Podemos estar seguros de que Occidente reaccionar¨¢ con la m¨¢s feroz de las supuestas indignaciones.
La Uni¨®n Europea y Estados Unidos van a tener que hacer dos cosas de inmediato: imponer una prohibici¨®n total a las importaciones y las exportaciones, y declarar que cualquier trasgresi¨®n de los preceptos de la OTAN ser¨¢ respondida con la destrucci¨®n total de la capacidad militar de Rusia.
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