La violencia de g¨¦nero existe
Nos arriesgamos a un retroceso si no plantamos cara a quienes niegan y banalizan el machismo y la desigualdad a la que est¨¢n sometidas las mujeres, una realidad diaria que se puede medir en v¨ªctimas
Desde el convencimiento de que el d¨ªa 8 de marzo es un d¨ªa para la reflexi¨®n y para la reivindicaci¨®n y en atenci¨®n a mi actual responsabilidad, no quiero desaprovechar esta oportunidad para hablar de la m¨¢s grave de las manifestaciones de discriminaci¨®n por raz¨®n de g¨¦nero, la violencia sobre la mujer, y alertar de los riesgos de retroceso a que nos enfrentamos si no plantamos cara a aquellos que banalizan y niegan, no solo la desigualdad a que estamos sometidas las mujeres en todos los ¨¢mbitos, sino tambi¨¦n esa violencia que arranca vidas y destruye otras muchas.
La violencia sobre la mujer es una realidad innegable y es injustificable.
En 2004, seg¨²n el Parlamento Europeo, el 45% de las mujeres de la Uni¨®n Europea (UE) han sufrido alg¨²n acto de violencia f¨ªsica, sexual o psicol¨®gica, y seg¨²n la Agencia Europea de Derechos Fundamentales, 13 millones de mujeres hab¨ªan sufrido violencia f¨ªsica y 3,7 millones, violencia sexual. El 22 % de las mujeres hab¨ªan experimentado violencia f¨ªsica y/o sexual por parte de la pareja. Seg¨²n la ONU, el 96% de las v¨ªctimas de trata con fines de explotaci¨®n sexual son mujeres y ni?as. Seg¨²n UNICEF, hay en el mundo 200 millones de mujeres y ni?as mutiladas genitalmente y cada a?o tres millones de ni?as est¨¢n en riesgo de ser mutiladas.
En Espa?a, desde el a?o 2003, han sido asesinadas por sus parejas o exparejas 1.132 mujeres; desde 2013, 340 menores han quedado hu¨¦rfanos a consecuencia de esa violencia y 48 han sido asesinados junto a sus madres o para hacerles a estas el m¨¢ximo da?o posible. Del total de las v¨ªctimas de violencia sexual, el 85% son mujeres y ni?as, mientras que el 97% de los investigados son hombres. Del total de los delitos relativos a la prostituci¨®n, el 92% de las v¨ªctimas son mujeres.
Adem¨¢s, no solo son v¨ªctimas de esta violencia las mujeres; tambi¨¦n lo son los ni?os y ni?as que con ellas conviven. Seg¨²n la macroencuesta de 2019 publicada por la Delegaci¨®n del Gobierno contra la Violencia de G¨¦nero, 1.678.959 menores viven en hogares en los que la mujer est¨¢ sufriendo alg¨²n tipo de violencia por su pareja. Un 69% de las mujeres que sufrieron alg¨²n tipo de violencia por parte de su pareja cuando ten¨ªan hijos reconoce que estos presenciaron o escucharon la violencia contra la madre, y el 51,7% reconoce que estos tambi¨¦n fueron maltratados.
Tenemos que proteger a los ni?os de la violencia de g¨¦nero que sufren sus madres porque ellos tambi¨¦n son v¨ªctimas. Para ello, el legislador ha llevado a cabo en el a?o 2021 dos reformas important¨ªsimas: ha modificado el precepto que regula la orden de protecci¨®n en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el que regula el r¨¦gimen de visitas en el C¨®digo Civil. La finalidad de la primera es impedir que, acordada la orden de protecci¨®n, se establezca un r¨¦gimen de visitas con el agresor y si, en el momento de adoptarla, existe un r¨¦gimen de visitas previamente acordado y los ni?os han presenciado, sufrido o convivido con esa violencia, el legislador dispone como regla general su suspensi¨®n y solo excepcionalmente su mantenimiento si as¨ª lo exige el superior inter¨¦s de los menores afectados. En la misma l¨ªnea modifica el C¨®digo Civil.
La Fiscal¨ªa est¨¢ manteniendo una interpretaci¨®n que, partiendo de la letra de la ley y de la voluntad legislativa, atienda a la realidad social a que ha de aplicarse la norma; esa realidad que, reflejada en datos, nos muestra la imagen del sufrimiento a que est¨¢n sometidos estos ni?os, que son tambi¨¦n v¨ªctimas y, entendiendo adem¨¢s, que si no los protegemos no protegemos a sus madres pues, aparte de los riesgos de maltrato y de sufrir da?os indescriptibles por la exposici¨®n a esa violencia, los menores a menudo son instrumentalizados por el agresor para seguir ejerciendo poder, control y hasta violencia sobre aquellas.
Ya no se puede sostener que ¡°el maltratador puede ser un buen padre¡±. Todo lo contrario, el principio del que se ha de partir debe ser que ¡°el maltratador no es un buen padre¡±. Debemos proteger a las madres y a sus hijos frente al agresor, y en esa l¨ªnea est¨¢ trabajando la Fiscal¨ªa.
Con lo expuesto, nadie puede poner en duda que existe una violencia que afecta mayoritariamente a mujeres y en ocasiones solo a ellas (como la mutilaci¨®n genital femenina), y la raz¨®n de su existencia tampoco puede negarse. Las mujeres y ni?as son asesinadas, maltratadas, violadas, mutiladas¡ por el solo hecho de ser mujeres, porque son consideradas por sus agresores carentes de los derechos m¨ªnimos de libertad, respeto y capacidad de decisi¨®n. Porque a lo largo de la historia se nos ha relegado a un segundo plano en el que el hombre ha tenido una capacidad de decisi¨®n sobre nuestras vidas y nuestro cuerpo con base en un pensamiento que pervive como ideolog¨ªa medular en nuestra sociedad. Esa ideolog¨ªa patriarcal contraria a la igualdad frente a la que debemos seguir luchando, pese a las enormes resistencias a las que nos enfrentamos.
Hemos avanzado much¨ªsimo, pero el riesgo de retroceso es grande. El Parlamento Europeo, ya en 2019, manifest¨® su preocupaci¨®n ante las distintas formas de violencia que se han intensificado, mencionando expresamente la incitaci¨®n al odio sexista y contra las personas LGBTI, la misoginia y la violencia online, incluido el acoso y el acecho, pero tambi¨¦n la violencia hacia las mujeres en el entorno laboral, o la derivada de la trata y la prostituci¨®n. Expres¨® su preocupaci¨®n ante el rechazo hacia ese principio que tanto invocamos, el de tolerancia cero frente a la violencia contra las mujeres y la violencia de g¨¦nero. Se mostr¨® especialmente preocupado por la involuci¨®n de los derechos de la mujer y de la igualdad de g¨¦nero y alert¨® de que la resistencia ¡°puede ejercerse con independencia del contexto social o la edad, puede ser formal e informal, y puede implicar estrategias activas o pasivas para oponerse a los nuevos avances intentando modificar leyes o pol¨ªticas que en ¨²ltimo t¨¦rmino limiten los derechos adquiridos de los ciudadanos y, que ello ha ido acompa?ado de la difusi¨®n de noticias falsas y de creencias en estereotipos perjudiciales¡±.
Los mensajes negando la violencia de g¨¦nero a trav¨¦s de las redes sociales y otros medios no solo llegan a usuarios con capacidad para evaluar las fuentes y la veracidad de la informaci¨®n, para discernir la realidad de lo que nos dicen; tambi¨¦n llegan a otras personas, especialmente j¨®venes y adolescentes, que no cuestionan dicha informaci¨®n, que no la contrastan y la asumen como cierta aun cuando carezca de toda fundamentaci¨®n.
Se hace imprescindible reforzar el pensamiento cr¨ªtico de los adolescentes desde las primeras etapas de su educaci¨®n y hacer un mayor esfuerzo en una mejor difusi¨®n, y en un lenguaje asequible para toda la sociedad, de las diferentes formas de discriminaci¨®n y de violencia sobre la mujer.
No permitamos que nos pongan vendas en los ojos y tapones en los o¨ªdos. La violencia de g¨¦nero existe. Ah¨ª est¨¢n los hijos e hijas de las supervivientes y los de las mujeres asesinadas, sus familiares y amigos. Las mujeres violadas; las maltratadas y esclavizadas sexualmente; las mutiladas y aquellas que han sido dadas en un matrimonio, cual mercanc¨ªa sin derechos. Preg¨²ntenles a todas esas personas si existe esta violencia¡ si tienen valor para hacerlo.
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