Los ritmos de la Casa del Rey
La permanencia de Juan Carlos I en Abu Dabi significa la condena impl¨ªcita de Felipe VI a la conducta de su padre, pero no es suficiente
La desacostumbrada rapidez con la que ha actuado la Casa del Rey refleja la gravedad de la situaci¨®n. Apenas cinco d¨ªas despu¨¦s de hacerse p¨²blico tanto el archivo de las investigaciones al rey em¨¦rito como los devastadores argumentos de la Fiscal¨ªa en torno a sus actividades delictivas, la Casa del Rey difundi¨® un comunicado que incluye una carta de Juan Carlos I y la aceptaci¨®n por parte de Felipe VI de su contenido, que ¡°respeta y comprende¡±. Juan Carlos I comunica que no regresar¨¢ a Espa?a de ¡°forma inmediata¡±, y mantiene su residencia ¡°de forma permanente y estable¡± en Abu Dabi. Tambi¨¦n puntualiza que en sus eventuales visitas se alojar¨ªa en casas particulares, igual que lo har¨ªa ¡°si en el futuro volviera a residir en Espa?a¡±. El mensaje es doble: el rey em¨¦rito seguir¨¢ viviendo en el extranjero, pero, en caso de reconsiderar la decisi¨®n y regresar a Espa?a, lo har¨ªa ¡°en ¨¢mbitos de car¨¢cter privado para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible¡±.
Los decretos de archivo de la Fiscal¨ªa recogen un reguero impactante de indicios delictivos relacionados con las actividades privadas de Juan Carlos I. La prescripci¨®n de las causas y la inviolabilidad de que goza el Rey, seg¨²n la Constituci¨®n, impiden el camino de la acci¨®n penal de la Fiscal¨ªa. Pero han dejado a la luz p¨²blica una conducta condenable en quien ocup¨® la jefatura del Estado. La impunidad de sus negocios ilegales y el oportunismo de sus declaraciones voluntarias a Hacienda han causado una impresi¨®n profundamente decepcionante en la opini¨®n p¨²blica.
No cabe duda de que la decisi¨®n de Juan Carlos I es resultado de la lectura de los decretos de archivo, la visita de su abogado este fin de semana en Abu Dabi y las instrucciones de Felipe VI sobre la conducta m¨¢s conveniente para el bien de la instituci¨®n. La residencia en el extranjero de Juan Carlos I es la ¨²ltima de las medidas de car¨¢cter profil¨¢ctico que ha adoptado el Rey desde que han sido de dominio p¨²blico las irregularidades financieras y fiscales en que incurri¨® su padre. Los cortafuegos preventivos empezaron en marzo de 2020, cuando Felipe VI decidi¨® retirarle la asignaci¨®n anual de casi 200.000 euros y renunci¨® el mismo d¨ªa a cualquier herencia que le correspondiera a ¨¦l y a su hija la Princesa de Asturias. Despu¨¦s continuaron con la salida de Espa?a de Juan Carlos I en agosto del mismo a?o.
Los siguientes movimientos de Felipe VI pueden ofrecer un car¨¢cter no reactivo y defensivo, sino voluntario y propositivo. La ciudadan¨ªa espera que en alg¨²n momento el Monarca se pronuncie expl¨ªcitamente sobre el comportamiento de su padre. Seguramente tambi¨¦n espera que nadie ¡ªni la Casa del Rey, ni instituciones, ni medios de comunicaci¨®n¡ª vuelva a incurrir en el futuro en los errores cometidos con el rey em¨¦rito. La inviolabilidad que asigna la Constituci¨®n al Rey choca con las exigencias de una democracia madura y deber¨ªa ser parte del empe?o de las instituciones democr¨¢ticas acabar con un privilegio injustificable. Felipe VI ya ha dado pasos para hacer m¨¢s transparentes las cuentas de la Casa del Rey, pero a¨²n queda la publicaci¨®n del coste total de la instituci¨®n y el patrimonio de sus miembros. Las medidas adoptadas por el Rey para proteger su continuidad institucional deben continuar. La ¨²ltima ha incluido la condena impl¨ªcita de la conducta de Juan Carlos I, su padre, pero faltan las explicaciones expl¨ªcitas del propio interesado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.