Un descanso digital
Hay v¨ªdeos y fotos que te ofrecen un peque?o respiro en redes. Y se agradece
Dejar las redes sociales no es f¨¢cil. Ejemplo: el c¨®mico brit¨¢nico James Acaster publicar¨¢ este verano un libro en el que explica c¨®mo cerr¨® todas sus cuentas, y uno de los trucos que us¨® fue pintar la pantalla de su m¨®vil para evitar la tentaci¨®n de mirar Instagram. No s¨¦ si a m¨ª me servir¨ªa, porque entro mucho desde el ordenador del trabajo y, si pintara el monitor, creo que mis jefes se dar¨ªan cuenta en dos o tres meses. O incluso menos.
En el v¨ªdeo de promoci¨®n ya se ve el tono que tendr¨¢ el libro, a medio camino entre el m¨¢s serio Diez razones para dejar las redes sociales, de Jaron Lanier, y la parodia de los textos de autoayuda. Por ejemplo, Acaster cuenta que no hace falta internet para discutir con desconocidos: ¡°Lo puedes hacer en la vida real¡±.
A quien no haya entrado nunca en Twitter, Instagram y dem¨¢s todo esto le sonar¨¢ rar¨ªsimo. Si hay gente tan agobiada, ?por qu¨¦ no cierra sus cuentas? ?Hace falta leerse un libro para atreverse a hacerlo? Desde luego, muchos siguen en redes porque se divierten, porque se enteran de ideas interesantes o porque es mucho m¨¢s f¨¢cil encontrar a desconocidos con los que discutir y a los que insultar. Pero hay que recordar que otros muchos no tienen m¨¢s remedio que estar al menos atentos a las redes porque es su trabajo o porque forman parte del mismo. Y eso supone que, a la que uno se despista, le salpiquen discusiones que nadie sabe c¨®mo han empezado, por ejemplo, adem¨¢s de correr el peligro de meterse en un pozo de comentarios horribles a noticias apocal¨ªpticas sobre pandemias, guerras o, peor a¨²n, cualquier cosa que haya pasado en Madrid.
En estas circunstancias, tenemos que agradecer los peque?os descansos que a veces nos encontramos. No hablo solo de publicaciones graciosas, que las sigue habiendo, o de cuentas que son un remanso de paz, como la de Gin¨¦s Correguela y sus bocadillos en TikTok. Me refiero a las que se han dise?ado precisamente para que nos olvidemos, aunque sea durante unos segundos, de pol¨¦micas m¨¢s o menos inventadas. Son v¨ªdeos de bosques, animalitos, r¨ªos y playas, a veces con m¨²sica relajante. Y en casi todos nos saluda el mismo mensaje: ¡°?Felicidades! Has llegado a una zona de descanso digital. Qu¨¦date el tiempo que quieras¡±.
Como explica la periodista Taylor Lorenz en The Washington Post, la artista Gabi Abr?o populariz¨® este formato el a?o pasado. Y, aunque encontramos ejemplos en todas las redes sociales, es en Instagram y en TikTok donde han tenido m¨¢s ¨¦xito. Recordemos que lo habitual en TikTok es ir pasando de v¨ªdeo a v¨ªdeo, siguiendo la selecci¨®n del algoritmo de recomendaciones de la pesta?a ¡°Para ti¡±. Esta pesta?a es un agujero negro que nos ofrece v¨ªdeos sobre la guerra de Ucrania, escenas c¨®micas o un fragmento robado de Aqu¨ª no hay quien viva sin ninguna transici¨®n y con el ¨²nico objetivo de que no cerremos la aplicaci¨®n nunca. Estas zonas de descanso nos ofrecen justamente eso: un momento para hacer una pausa y, quiz¨¢s, preguntarnos qu¨¦ estamos haciendo con el m¨®vil en la mano.
A lo mejor no podemos pintar la pantalla del tel¨¦fono, como Acaster. Pero s¨ª podemos tomarnos un respiro, ya sea con uno de estos v¨ªdeos de apenas unos cuantos segundos o apagando el m¨®vil un rato, que tambi¨¦n est¨¢ bien. No es que haya que conformarse con estas zonas de descanso y seguir soportando todo lo dem¨¢s. Pero no est¨¢ mal que existan. Suponen un par¨¦ntesis agradable y, sobre todo, nos recuerdan que las redes podr¨ªan ser mejores y, quiz¨¢s, que nosotros podr¨ªamos ser mejores sin ellas.
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