Pedro S¨¢nchez, a un paso del plasma
El presidente del Gobierno ha pasado por Ceuta como un holograma. En medio de tantas tribulaciones, evit¨® el contacto directo con la gente
D¨¦jenme que les cuente una an¨¦cdota de aquellos tiempos en los que me toc¨® seguir al papa Francisco por medio mundo. En su primer viaje internacional, Bergoglio rechaz¨® el coche blindado que hasta entonces utilizaban los pont¨ªfices y eligi¨® un veh¨ªculo peque?o para ir desde el aeropuerto de R¨ªo de Janeiro hasta el centro de la ciudad. Se sent¨® en la parte de atr¨¢s, baj¨® la ventanilla y se dispuso a disfrutar del paisaje, pero los motoristas de la escolta que abr¨ªan la comitiva se equivocaron de camino y se metieron por un barrio de las afueras. A trav¨¦s de las im¨¢genes que emit¨ªa un helic¨®ptero de una cadena de televisi¨®n, se pudo contemplar en directo c¨®mo decenas de personas rodeaban al Papa y lo saludaban. Al equipo de seguridad casi le da un infarto. En el avi¨®n de regreso, y durante la primera rueda de prensa sin l¨ªmite de preguntas ni censura previa que ofrec¨ªa un papa, los periodistas le preguntaron por el incidente. Bergoglio se sorprendi¨® de que aquello fuera noticia y a?adi¨®: ¡°Siempre puede suceder algo, pero prefiero la locura de un loco a la de un obispo que se blinda de su pueblo¡±.
?Un gesto populista? Puede ser. ?Puro marketing? Qui¨¦n sabe. El caso es que este mi¨¦rcoles me acord¨¦ de aquella an¨¦cdota durante la visita de Pedro S¨¢nchez a Ceuta. Me encontraba en la ciudad haciendo un reportaje y me acerqu¨¦ a observar. El centro hab¨ªa sido blindado desde la noche anterior. Cuadrillas de limpieza dejaron como los chorros del oro las calles principales bajo la atenta mirada de polic¨ªas locales, nacionales, guardias civiles y el equipo de escolta presidencial, que con una insignia en la solapa con las letras PG se cercioraron de que ni el levante, que ayer soplaba fuerte en el Estrecho, rozase siquiera al presidente. De hecho, durante la visita a la torre de control del puerto, S¨¢nchez hizo el intento de salir a la terraza, pero le dijeron que no. Y eso que los ciudadanos que intentaron acercarse ¡ªalgunos con banderas del PSOE y otros con intenci¨®n de cantarle las cuarenta¡ª no pudieron ver la comitiva ni de lejos. Tampoco tuvieron m¨¢s suerte los medios de comunicaci¨®n. C¨¢maras y fot¨®grafos apenas contaron con unos minutos para registrar la visita, y a los redactores se les advirti¨® de que el presidente solo contestar¨ªa dos preguntas, aunque al final fueron tres. Un lujo, si se tiene en cuenta que ven¨ªa de dos comparecencias sin preguntas y un hat trick con la prensa haciendo de estatua ya hubiese pasado de casta?o a oscuro, pr¨¢cticamente a un tris del plasma que mand¨® instalar Mariano Rajoy cuando la corrupci¨®n del PP sub¨ªa por el ascensor de G¨¦nova 13 y estaba a punto de llegar a la s¨¦ptima planta.
Hay en Twitter una cuenta que se llama Mr. Handsome (Se?or Guapo, en ingl¨¦s). Tiene ya m¨¢s de 12.000 seguidores y se dedica a montar v¨ªdeos y frases ocurrentes elogiando el palmito del presidente del Gobierno. En el tuit que public¨® tras la visita, se ve a S¨¢nchez escuchando atentamente al presidente de Ceuta, Juan Jes¨²s Vivas. La leyenda dice: ¡°Ese momento en el que por unos segundos querr¨ªa ser un se?or bajito con bigote¡±.
Ese momento en el que por unos segundos querr¨ªa ser un se?or bajito con bigote. pic.twitter.com/9xX73wbucJ
— Mr. Handsome (@pdrsnche) March 23, 2022
S¨¢nchez, que se sobrepuso al veto de las viejas ¨¦lites del partido recorriendo en coche el pa¨ªs y hablando de t¨² a t¨² con los militantes, parece ya abducido, tan pronto y tan joven, por el embrujo de La Moncloa. Lo vemos hacerse caranto?as con Macron y llamar estadista al presidente de Ceuta ¡ªque no cab¨ªa en s¨ª de gozo¡ª, pero en un momento de tantas tribulaciones, los espa?oles de ?frica se quedaron con las ganas de hacerle al presidente una foto con sus tel¨¦fonos m¨®viles o, por qu¨¦ no, gritarle un insulto desde una acera, que eso une mucho. Tan guapo y tan alto, S¨¢nchez pas¨® por Ceuta como un holograma. Qu¨¦ desperdicio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.