La derecha de ma?ana
El PP necesita un proyecto que vuelva a lo material, a lo pr¨¢ctico, a la gesti¨®n, a la b¨²squeda de respuestas concretas para problemas determinados y reales
El Partido Popular ha vivido su congreso extraordinario con la esperanza de un elixir terap¨¦utico que sirva de arranque a una remontada victoriosa tras su crisis m¨¢s profunda, aunque para que un tratamiento funcione es fundamental acertar con el diagn¨®stico. La guerra interna televisada de los populares, que acab¨® con la inusual ejecuci¨®n de su presidente sin...
El Partido Popular ha vivido su congreso extraordinario con la esperanza de un elixir terap¨¦utico que sirva de arranque a una remontada victoriosa tras su crisis m¨¢s profunda, aunque para que un tratamiento funcione es fundamental acertar con el diagn¨®stico. La guerra interna televisada de los populares, que acab¨® con la inusual ejecuci¨®n de su presidente sin pasar por las urnas, la victoria aparente de su figura m¨¢s populista y el desembarco por aclamaci¨®n de quien ostenta la ¨²nica mayor¨ªa absoluta del partido, es consecuencia y no causa de esta crisis. El ¨²ltimo episodio de una formaci¨®n desnortada, cuyo conflicto va m¨¢s all¨¢ de los nombres y apellidos de su l¨ªder.
El problema de los conservadores nace a su diestra y act¨²a como espejo inquisidor que obliga a formular en voz alta cu¨¢l es su proyecto. Por primera vez, los populares tienen un rival a su derecha que les disputa el terreno con opciones de ¨¦xito. La entrada de Vox en el tablero ha provocado en el PP un estado de tensi¨®n continuo. El nerviosismo se ha traducido en un discurso confuso y un vaiv¨¦n de contradicciones y titubeos, entre el rechazo por los gritos del rival y la tentaci¨®n de contagiarse por ellos. Y a mayor duda, mayor debilidad propia y, con ello, un campo m¨¢s expedito para el adversario. La suma desencadena un bucle que en un escenario de bloques se vuelve perverso y contradictorio. Sobrevivir implica combatir con aquel que en este contexto parece el ¨²nico apoyo posible para gobernar.
Pero la crisis de la derecha conservadora por el auge de un populismo que surge con fuerza desde el filo de su campo no es una anomal¨ªa espa?ola. Tras a?os de hablar de la crisis de la socialdemocracia, son los partidos conservadores europeos los que parecen a punto de naufragar. Perdidos ante el auge de la extrema derecha, se debaten entre el seguidismo y la falta de referentes. Si a principios del siglo XXI muchos daban por muertos a los partidos socialdem¨®cratas, parece que en los ¨²ltimos tiempos han encontrado su rumbo. En un contexto de crisis encadenadas y reivindicando un camino similar al de la socialdemocracia de la posguerra mundial, han conseguido redibujar su programa encontrando en retos como el cambio de modelo productivo, la superaci¨®n de la crisis poscovid o la transici¨®n energ¨¦tica justa los revulsivos que necesitaban.
Resulta llamativo que no haya una reivindicaci¨®n similar de la alternativa pol¨ªtica que acompa?¨® a la socialdemocracia en el mundo de posguerra. Una alternativa de derechas apoyada en lo material que contribuy¨® a la creaci¨®n de los consensos econ¨®micos y sociales que han sostenido Europa en el ¨²ltimo medio siglo. Su concepci¨®n del mundo, basada en el humanismo, el universalismo y la justicia social, ofrec¨ªa las herramientas necesarias para construir acuerdos partiendo del reconocimiento del otro, la apuesta por el multilateralismo y la creencia de que la defensa de los derechos individuales implica garantizar una cobertura social sostenida en pol¨ªticas redistributivas.
Que la derecha conservadora recupere estos referentes actualiz¨¢ndolos a la realidad presente tiene especial relevancia en nuestros d¨ªas. Por un lado, porque le ofrecen herramientas propias para responder a los retos colectivos del mundo actual, algo que no sucede con el neoliberalismo de corte thatcheriano, como se ha visto durante la pandemia. Por otro, porque le brindan un camino para diferenciarse en forma y contenido de la derecha populista, asentado en unos principios claros y con una raigambre hist¨®rica exitosa en contextos de crisis. Unos principios, adem¨¢s, que permiten al conservadurismo presentarse como alternativa pol¨ªtica a la socialdemocracia dentro del marco de un consenso social y econ¨®mico que encaja con la trayectoria de nuestras sociedades democr¨¢ticas y con los valores sobre los que est¨¢n construidas.
El nuevo PP de Alberto N¨²?ez Feij¨®o se ha puesto en marcha desvelando los primeros rostros que manejar¨¢n su tim¨®n. Una mezcla de nuevos y viejos nombres, de geograf¨ªa variada, pero con un brillo especial de las familias gallega y andaluza. Dos baron¨ªas de peso con Gobierno auton¨®mico incluido en un contexto de escaso poder institucional, cuya aura de moderaci¨®n se ha subrayado con frecuencia por oposici¨®n al ayusismo. Temple, equilibrio y gesti¨®n como bandera, frente al personalismo impulsivo y castizo de la presidenta madrile?a, que ha hecho del enfrentamiento su se?al de identidad. Si el congreso de Sevilla parec¨ªa nacer de un pacto entre Feij¨®o y Ayuso, su desenlace apunta a una alianza entre el nuevo presidente y Moreno Bonilla. Bebiendo de sus estilos personales, el partido pone rumbo aparente hacia otro modo de hacer las cosas, m¨¢s conciliador, recibido con escepticismo desde el borde izquierdo del arco parlamentario y con burla acusadora desde su extremo derecho. M¨¢s c¨¢lida ha sido la acogida de los protagonistas de los grandes pactos de los ¨²ltimos tiempos, patronal y sindicatos. Unos con m¨¢s convicci¨®n, otros m¨¢s a la expectativa, todos celebrando que los populares adopten otro talante.
Pero si las formas importan y mucho, en un mundo real la imagen ha de traducirse en hechos y los gestos, en decisiones. El encuentro con Pedro S¨¢nchez ser¨¢ la primera piedra de toque. Y en el horizonte m¨¢s cercano, preguntas como qu¨¦ se votar¨¢ al plan de respuesta a la guerra de Ucrania, si habr¨¢ al fin acuerdo para la renovaci¨®n del CGPJ o c¨®mo ser¨¢ la convivencia con Vox en Castilla y Le¨®n. En un futuro pr¨®ximo indefinido, qu¨¦ pasar¨¢ si las elecciones andaluzas colocan de nuevo a los de Abascal como ¨²nico socio posible. En un mundo real, con dificultades evidentes, el nuevo PP de Feij¨®o necesita sostener su imagen en un proyecto. Un proyecto que le permita diferenciarse de Vox y sobrevivir como fuerza pol¨ªtica, pero tambi¨¦n reivindicarse como partido de gobierno, con una cosmovisi¨®n y una idea de sociedad propias. Pero hasta hoy ese proyecto es un misterio. El hombre que lleg¨® reivindic¨¢ndose como un pol¨ªtico de actos y no de frases para Twitter no ha parado de dejar titulares controvertidos durante su campa?a. ?Qu¨¦ rumbo seguir¨¢ ahora que ha tomado posesi¨®n? ?Ser¨¢ un Casado titubeante y contradictorio con el pelo cano y m¨¢s aplomo? ?O ser¨¢ capaz de construir una alternativa s¨®lida al populismo de Vox?
Esa alternativa no puede tener como ¨²nico programa la bajada de impuestos. Primero, porque es una receta de dudoso ¨¦xito, como muestra, por ejemplo, la descapitalizaci¨®n de servicios p¨²blicos en Madrid, que ha creado dos circuitos sociales sostenidos en la segregaci¨®n y el desconocimiento del otro, lo que permite que crezca la desigualdad, mientras para algunos los pobres s¨®lo existen en los informes de C¨¢ritas. Pero tambi¨¦n porque los retos son numerosos y demasiado complejos para que pueda resolverlos una ¨²nica llave maestra. Es necesario un proyecto que vuelva a lo material, a lo pr¨¢ctico, a la gesti¨®n, a la b¨²squeda de respuestas concretas para problemas determinados y reales.
Construir un proyecto as¨ª no implica apostar por la tecnocracia sin valores, como defienden en su propio inter¨¦s los impulsores de ese nuevo invento tan viejo llamado ahora ¡°batalla cultural¡±. Y es que, como demostraron la democracia cristiana y sus hom¨®logos contempor¨¢neos, ideolog¨ªa no es s¨®lo nutrirse del cabreo, ponerse a la defensiva, culpar al ajeno de todos los males ni reivindicar la tauromaquia, la caza, las cruces o las banderas de Espa?a. Como patriotismo no s¨®lo es homogeneizaci¨®n y centralismo. Frente al ruido de hoy, el mundo de ayer ofrece las mejores pistas a la derecha de ma?ana.