El pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero
La credibilidad en el compromiso con los derechos de las mujeres del PP de Feij¨®o choca con el pacto en Castilla y Le¨®n con Vox
El contexto internacional de regresi¨®n de los derechos y libertades de las mujeres explica la importancia de la conferencia sectorial convocada por la ministra de Igualdad, Irene Montero. El objetivo es blindar el pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero frente a los ataques procedentes de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos como Hungr¨ªa o Polonia que en Espa?a se reflejan en Vox y una ideolog¨ªa antifeminista y negacionista sobre los problemas que afectan espec¨ªficamente a las mujeres.
La corriente de fondo de contestaci¨®n a las conquistas de las mujeres hace m¨¢s necesario si cabe blindar una pol¨ªtica de Estado como lo es la existente contra la violencia machista plasmada en la conocida Ley Integral contra la Violencia de G¨¦nero de 2004, que consolid¨® un discurso institucional para nombrar la violencia sufrida por las mujeres y unas herramientas administrativas y financieras para avanzar en su erradicaci¨®n. Esa manera de nombrar y representar el problema est¨¢ siendo hoy atacada por la formaci¨®n ultraderechista, al pretender cambiar el t¨¦rmino ¡°violencia de g¨¦nero¡± por ¡°violencia intrafamiliar¡±, tal y como ha sucedido con la propuesta en el acuerdo de gobierno de coalici¨®n cerrado con el Partido Popular en Castilla y Le¨®n.
El cambio no es menor. La atribuci¨®n de sentido que lleva el t¨¦rmino ¡°violencia de g¨¦nero¡± supone un entendimiento de la situaci¨®n como un problema social, no como uno familiar o privado sin elementos diferenciales con respecto a la violencia sufrida por ancianos o ni?os. Supone adem¨¢s negar que dicha violencia responde a un tipo espec¨ªfico de machismo que arraiga en estructuras discriminatorias que sit¨²an a las mujeres en una posici¨®n de desigualdad de poder, que es lo que la ultraderecha tambi¨¦n niega. Implica, en definitiva, que si dejamos de ver esas estructuras sociales de desigualdad, los cursos de acci¨®n no se destinar¨¢n a transformar los diferentes ¨¢mbitos de la sociedad como el jur¨ªdico, el sanitario, el medi¨¢tico o el educativo.
El hecho de que exista un pacto entre los dos principales partidos sist¨¦micos ¡ªel PP y el PSOE¡ª sobre ese diagn¨®stico confiere al reto la entidad de un pol¨ªtica con prioridad de Estado. Por eso son malas noticias que el Partido Popular haya cerrado un acuerdo con Vox en Castilla y Le¨®n en el que se contempla la creaci¨®n de una ley que cambia expresamente la violencia de g¨¦nero por la intrafamiliar. El acuerdo es sintom¨¢tico de la amenaza existencial que los partidos de extrema derecha est¨¢n suponiendo para el conservadurismo tradicional. Del cierre de filas del PP de Alberto N¨²?ez Feij¨®o contra esta lacra y su lealtad al pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero depender¨¢ la credibilidad de un partido que se dice moderado y de gobierno. De momento, Feij¨®o no ha dudado en dar luz verde a la agenda regresiva de Vox en Castilla y Le¨®n.
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