El mal ladr¨®n
Todos los presos son pecadores, pero no todos los pecadores est¨¢n presos
Los pobres que no ve Enrique Ossorio, portavoz del Gobierno madrile?o, no piden limosna de rodillas con un cart¨®n de vino detr¨¢s, un vaso de pl¨¢stico delante y la cabeza gacha de verg¨¹enza. Tampoco ruegan un eurito a los clientes de las terrazas pijas destrozando al acorde¨®n el Despacito de Luis Fonsi esquivando al encargado. Ni suplican la voluntad, andrajosos y descalzos, a las puertas de las iglesias donde los se?orones se dan golpes de pecho. No. Los pobres que dice no ver Ossorio se levantan de noche, se duchan, se visten con decoro, se desloman a currar y vuelven a casa en metro, bus o cercan¨ªas con los ri?ones al jerez y la mirada sepultada en el m¨®vil. Trabajan. Producen. Cobran, s¨ª. Pero el d¨ªa 15 ya se les ha ido el salario en malcomer y malpagar facturas. Est¨¢n ah¨ª, por todas partes, pero para verlos hace falta algo m¨¢s que tener ojos en la cara: querer mirarlos. Un fastidio para quien va en cochazo oficial, o propio, o en taxi, o en el vag¨®n confort del AVE, y no cruza la frontera de la M-30 m¨¢s que para irse de finde a la sierra o la playa. Fuera de su vista tambi¨¦n vive gente. Que sufre. Que ama. Que sue?a. Y que estira hasta que se deshacen, porque cada c¨¦ntimo cuenta, las mascarillas por las que otros, que tampoco ven m¨¢s pobres que los que se arrastran por los suelos, saquearon millones de euros p¨²blicos en comisiones durante lo peor de la pandemia.
Hoy, Jueves Santo, Paulino Alonso, un cura que s¨ª mira a los ojos del pr¨®jimo, lavar¨¢ los pies a 12 reclusos de la c¨¢rcel de Soto del Real sin preguntar por su credo ni sus delitos. Habr¨¢ asesinos, violadores, corruptos, criminales de sangre y pillos de guante blanco. Todos los presos son pecadores, pero no todos los pecadores est¨¢n presos. Jes¨²s expuls¨® a los mercaderes del templo antes de ser crucificado junto a dos ladrones: el bueno y el malo. El bueno, Dimas, se arrepinti¨® y el Mes¨ªas le prometi¨® un lugar en el cielo. Del malo, Gestas, no hay m¨¢s noticia en los Evangelios. Sus disc¨ªpulos est¨¢n hoy en los peri¨®dicos.
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