Paulino Alonso: ¡°Me cabreo con Dios a diario¡±
El monje trinitario, capell¨¢n de corruptos, violadores y asesinos en la prisi¨®n de Soto del Real, y gestor de un comedor social en Madrid que da de desayunar a 400 personas, cree que la mayor pobreza no es la falta de dinero, sino la de libertad.
La capilla y el comedor social Ave Mar¨ªa se encuentran a 300 metros en l¨ªnea recta a espaldas de la Casa de Correos de Madrid, sede del Gobierno de la Comunidad, el lugar donde Enrique Ossorio, su consejero portavoz, dijo hace unas semanas que ¨¦l ¡°no ve¨ªa¡± en las calles a los pobres que, seg¨²n el informe de C¨¢ritas, habitan en la ciudad. Pues bien, m¨¢s de 400 personas acuden aqu¨ª a diario en busca de un caf¨¦ y un bocadillo para llenar el buche, y 40 familias reciben un carro de alimentos cada semana para poder dar de comer a sus hijos. Paulino Alonso, el hombre al frente de todo esto, reparte su tiempo entre este comedor solidario de la Iglesia y el patio del presidio de Soto del Real, entre ladrones, corruptos y asesinos. Pocos como este monje trinitario zamorano conocen tan de cerca a tanto rico y tanto pobre en los momentos m¨¢s dif¨ªciles de sus vidas. ?l s¨ª sabe de lo que habla.
?Es aqu¨ª donde vienen los pobres que no ve el consejero Ossorio?
Algunos de ellos, s¨ª. Le invito desde aqu¨ª a que venga un d¨ªa a verlos y mirarlos a la cara. Desde la pandemia, a¨²n vienen m¨¢s. Son personas como t¨² y como yo que, por circunstancias, y por el sistema, se ven abocados a pedir, dentro de la humillaci¨®n que eso conlleva. Pero los pobres entre los pobres no est¨¢n aqu¨ª, sino en la c¨¢rcel.
All¨ª tienen techo y comida.
S¨ª, pero les falta la libertad. Eso es peor. Se lo digo a los mendigos que vienen aqu¨ª a por un bocadillo. Es peor estar preso, cr¨¦eme.
?De qu¨¦ van sus homil¨ªas en las misas que canta en el presidio?
Del Evangelio. Y de lo que los internos pregunten, no me cierro a nada.
?No baja a la tierra?
Y al fango, y me implico, y hablo muy clarito. Si me oyera alg¨²n obispo, me excomulgaba. Hablo con ellos de todo.
?Sexo, drogas, rock and roll?
De lo que sea, de lo que surja en el momento, siempre desde el respeto a la celebraci¨®n, les hago llegar el mensaje de Jes¨²s.
La c¨¢rcel es territorio de misi¨®n ?no? El preso es pecador por definici¨®n.
Y t¨² y yo. Todos tenemos pecados. Negarlo ya es pecar. Cuidado con eso.
?Cu¨¢les son los suyos? Sus pecados, digo.
Querer aparentar m¨¢s de lo que soy. Querer que te quieran, que te estimen. Jes¨²s no buscaba eso. Yo, cuando me lo dicen, me crezco y me lo creo.
?Qu¨¦ pecado es m¨¢s pecado?
Los que atentan contra la dignidad de las personas, sobre todo contra la libertad sexual. No dejo de mirarlos por este motivo, no los juzgo, intento tenderles la mano, pero es lo que peor llevo.
?Y si quien abusa o viola es su hermano en el ministerio de su fe?
Igual. Me parece horroroso, vergonzoso, detestable. No lo deber¨ªamos haber tapado como se ha tapado. La persona que comete un delito sexual dentro de la Iglesia debe ser tratado igual que cualquier otro delincuente.
?Qu¨¦ opina de quien roba a la sociedad teni¨¦ndolo todo? En Soto hay unos cuantos ladrones de esos.
Dios, en el para¨ªso, le dio al ser humano todo y, aun as¨ª, cay¨® en la tentaci¨®n. Esa es la idea, creo, de esas personas que no se conforman con lo que tienen y quieren tener m¨¢s a costa de lo que sea.
?Qu¨¦ ve en los ojos de los ricos cuando entran a la trena?
Tristeza, sobre todo. La vida que han llevado es otra y encontrarse all¨ª es muy duro. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Los trato como lo que son: personas, igual que al resto de presos. Ahora mismo tengo a B¨¢rcenas [Luis, extesorero del PP] en Soto y para m¨ª es uno m¨¢s.
?Alguno se le ha resistido?
Claro, no van todos. Aunque el domingo pasado, por ejemplo, fueron m¨¢s de cien internos a cada turno de misa. Yo me hago de rogar. Les pongo la mano en el hombro, me hago el encontradizo en el patio, y espero a que vengan a m¨ª. Tampoco les confieso a la primera, espero que me lo pidan. La espina que tengo clavada es otra, y tiene que ver conmigo. Hace tiempo, me cost¨® cuatro o cinco meses vencer mi reticencia y aceptar escuchar a un interno. Un moldavo con delito de asesinato, violaci¨®n de dos ni?as, hijas del asesinado, y abuso y maltrato de su mujer. El tipo echaba instancias para verme y yo no le hac¨ªa caso. Hasta que un d¨ªa me dije a m¨ª mismo: ¡°Tengo que romper ese rechazo¡±. No me hab¨ªa pasado en los 28 a?os que llevo en la c¨¢rcel. Fui, le di la mano, y charlamos. Desde entonces, y hasta hoy, ¨¦l, cada 15 d¨ªas me llama, y no se le pasa felicitarme la Navidad ni los cumplea?os, y eso que ha sido la ¨²nica persona que he rechazado en mi vida. Han pasado 20 a?os y no he conseguido averiguar por qu¨¦.
En cambio, Sandro Rosell [expresidente del Bar?a] prometi¨® donarle los beneficios de su libro ¡®Un fuerte abrazo¡¯ al salir de prisi¨®n. ?Cumple su palabra?
Escrupulosamente. Mira: 26.000 euros, de momento. Y en la c¨¢rcel me daba todas las semanas tarjetas de tel¨¦fono que compraba con su dinero, y que all¨ª son oro, para que yo las repartiera entre los internos que cre¨ªa que m¨¢s lo necesitaban. Es una excelente persona y, no s¨¦ por qu¨¦, me ha cogido cari?o.
?Cu¨¢l es su diablo particular?
Lo tengo, lo tengo, y a veces me dice que mande todo a la mierda. Aqu¨ª tenemos una capilla, a veces, voy y me enfado de mala manera.
?Con qui¨¦n?
Con Dios, con la virgen... Me cabreo con Dios a diario. Por cosas que veo y no comprendo. Esos momentos de no entender y no soportar lo que ves que tenemos todos.
Estamos en Semana Santa. ?Hace vigilia?
No, no creo en eso. La vigilia aut¨¦ntica es estar al lado del que est¨¢ tirado en el camino. Ayunar es dedicar un rato a quien est¨¢ llorando o tender la mano a quien lo necesita. Hay mucho cristiano que no come carne y se pone ciego a langostinos. Yo, antes de abstenerme, prefiero compartir un chulet¨®n con alguien que no lo tenga, aunque sea Viernes Santo.
Como monje, es c¨¦libe y casto. ?Tiene momentos de flaqueza en ese terreno?
Muchos, much¨ªsimos. Somos humanos, tenemos necesidades y a veces la tentaci¨®n es fuerte, pero depende en qu¨¦ te apoyes y cu¨¢l sea tu objetivo de vida
?Merece la pena?
Much¨ªsimo. Si estuviera casado, no podr¨ªa darme las 24 horas a los dem¨¢s. A quienes me necesitan. Y, para m¨ª, eso es mejor que el sexo. Poder dedicarme al cien por cien a los dem¨¢s es mi recompensa. No espero que lo entiendas, es una opci¨®n de vida.
Parece usted un adicto al trabajo.
S¨ª, yo estar¨ªa todo el d¨ªa en la c¨¢rcel, as¨ª, como lo oyes. De lunes a domingo, de nueve a nueve. Un tercer grado al rev¨¦s ser¨ªa ideal para m¨ª.
Alg¨²n cat¨®lico de misa diaria llama al Papa Francisco el papa rojo. ?Est¨¢ de acuerdo?
Porque quien piensa de forma distinta y tiene otras ideas, y no sale nunca de la Iglesia, probablemente no vea la realidad. Para m¨ª, si es un Papa rojo, dedicado al pr¨®jimo y comprometido con la vida de los otros, bendito sea Dios.
?Huele usted a oveja, como recomienda Su Santidad que huelan los curas por mezclarse con su reba?o?
Pues creo que s¨ª, al menos, entre ellas estoy, pero, vamos, que tambi¨¦n tengo mis ratitos de vivir muy bien. Si tengo que salir a tomarme unos cubatas, salgo.
?Cubatas, de qu¨¦?
De whisky con cocacola light.
?'Light¡¯ para compensar el whiskazo?
No, porque soy diab¨¦tico y si meto la cocacola normal, es mucho az¨²car. Seguro que t¨² pides postre y le pones sacarina al caf¨¦. ?S¨ª? Pues es lo mismo. ?Ves como no somos tan distintos?
Si todos los curas fueran como usted, igual volv¨ªa al redil.
Entonces, igual se sal¨ªan otros.
PRESOS Y POBRES
El próximo jueves, Jueves Santo, el padre Paulino Alonso (Fuentespreadas, Zamora, 56 años), capellán de la cárcel madrileña de Soto del Real, reunirá a doce presos de este centro penitenciario y les lavará los pies, como Jesús a sus discípulos. No mirará su historial delictivo, ni su credo religioso. Nunca lo hace. El apoyo espiritual de Luis Bárcenas, Rodrigo Rato y Sandro Rosell, alguno de los presos que están o han estado internos en este centro, ofrece "afecto y calor" a todos, independientemente de su currículo. El suyo comienza a los 12 años, cuando entró en el seminario para continuar sus estudios, como muchos niños de su comarca en aquella época. Él fue, sin embargo, el único que sintió la vocación suficiente para continuar la carrera eclesiástica y dedicar su trabajo pastoral con presos y pobres, a los que atiende en el comedor Ave María de Madrid.
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