M¨¦xico, ?feliz? No lo parece
La polarizaci¨®n, el encono y la divisi¨®n parecen estar teniendo un efecto m¨¢s que corrosivo en el tejido sobre el que se sostiene la sensaci¨®n de felicidad
Pronto se cumplir¨¢n dos d¨¦cadas de que Richard Layard, un profesor de la London School of Economics, public¨® Happiness. Lessons of a new science, una investigaci¨®n pionera en el campo de psicolog¨ªa social donde explor¨® los v¨ªnculos entre las pol¨ªticas p¨²blicas, la filosof¨ªa moral y la felicidad de las personas, y que fue traducida a 20 idiomas. Luego siguieron los trabajos de Bruno S. Frey, de la Universidad de Zurich, Happiness. A revolution in economics (2008); de Derek Bok, de Harvard, The politics of happiness. What government can learn from the new research on well-being (2010), y el Reporte Mundial de Felicidad, codirigido por Layard mismo, que justo ahora ha llegado a su d¨¦cima edici¨®n.
En ese itinerario, parec¨ªa singular que las ciencias sociales se ocuparan de un asunto tan ¨ªntimo como la felicidad de las personas y sociedades, pero fue Jeremy Bentham quien sugiri¨® en el siglo XVIII que si toda decisi¨®n gubernamental debe evaluarse por su impacto sobre la felicidad, entonces pol¨ªticas como el crecimiento econ¨®mico, la seguridad p¨²blica, la educaci¨®n o los derechos humanos no son solo un fin en s¨ª mismas, sino que su contribuci¨®n depende de cu¨¢nto elevaron ese estado de ¨¢nimo, definido como sentirse bien, disfrutar de la vida y creer que esta es buena, y c¨®mo, llegado este punto, dichas pol¨ªticas pod¨ªan dirigirse hacia otros objetivos m¨¢s complejos -la confianza interpersonal, la vida comunitaria y los referentes morales- pero importantes para que los ciudadanos se sientan mejor.
La versi¨®n m¨¢s reciente del Reporte, donde M¨¦xico apareci¨® como uno de los 10 pa¨ªses que m¨¢s cayeron en el indicador, del puesto n¨²mero 23 al 46 (sobre 149), junto a otros como L¨ªbano, Venezuela, Afganist¨¢n, Jordania o la India, sugiere que la pandemia pudo haber tenido claramente un cierto impacto, pero tambi¨¦n influyeron factores como los mayores o menores niveles de confianza, generosidad, apoyo social, libertad y percepci¨®n de corrupci¨®n. ?Por qu¨¦?
La literatura especializada sugiere que, a medida que el conocimiento crece, parece claro, contra lo que supone el pensamiento convencional, que la aplicaci¨®n de determinadas pol¨ªticas p¨²blicas puede tener una influencia decisiva en la noci¨®n de felicidad que experimentan las sociedades. En este sentido, Layard encontr¨® que hay diversas variables clave para entender los niveles de felicidad que se alcancen: trabajo, ingreso, vida personal, pertenencia a una comunidad, salud, libertad y una filosof¨ªa de vida. En el caso del empleo, su p¨¦rdida representa para la mayor¨ªa de la gente ¡°un desastre mayor¡±, con serias consecuencias psicol¨®gicas, por lo que los gobiernos deben flexibilizar el mercado laboral y modernizar las pol¨ªticas para generar distintos tipos de ocupaci¨®n aun en ¨¦pocas recesivas. Y en el cap¨ªtulo del ingreso, parece haber cierta evidencia de que, rebasando una determinada cantidad anual, los grados de felicidad que se alcanzan suelen ser ya independientes de las percepciones, lo que conduce a que otros aspectos ¨Clibertad, seguridad, etc¨¦tera- ocupen un lugar m¨¢s relevante que el salario. En suma, estos hallazgos tienen profundas implicaciones sobre las pol¨ªticas p¨²blicas y las decisiones de los gobiernos y sus l¨ªderes, y en buena medida ayudan a explicar no solo el desplome de la felicidad de los mexicanos, sino a entender mucho mejor su actual estado de ¨¢nimo.
Por ejemplo, en la Primera Encuesta Nacional de Opini¨®n Ciudadana 2022 de GEA-ISA, quiz¨¢ el estudio de opini¨®n m¨¢s riguroso, el 71% de los mexicanos piensa que los principales problemas del pa¨ªs son la econom¨ªa y la seguridad, mientras que solo el 6% dice que la pandemia. Dividido a partes iguales, el 31% cree que la situaci¨®n pol¨ªtica es ¡°buena¡± y otro tanto que es ¡°mala¡±. El 50% experimenta ¡°enojo¡±, ¡°preocupaci¨®n¡± o ¡°miedo¡± y el 35% declara sentir ¡°esperanza¡±. El 56% afirma que el pa¨ªs va por un ¡°rumbo equivocado¡± y el 36% que ¡°correcto¡±. Mientras que el 41% dice estar ¡°satisfecho¡± con el funcionamiento de la democracia, el 51% opina lo contrario. Y, finalmente, el 69% percibe que pol¨ªticamente la sociedad mexicana est¨¢ dividida y apenas un 20% declara lo opuesto.
En suma, la polarizaci¨®n, el encono y la divisi¨®n parecen estar teniendo un efecto m¨¢s que corrosivo en el tejido sobre el que se sostiene la sensaci¨®n de felicidad. Como lo explican bien Layard y sus colegas, la investigaci¨®n sobre la felicidad ha encontrado que las emociones positivas importantes como la serenidad, la calma y la armon¨ªa contribuyen decisivamente a la satisfacci¨®n general con la vida.
Dicho de otra forma, estos hallazgos arrojan informaci¨®n muy relevante como para pensar en la felicidad como un aspecto central de lo que pasa en el ¨¢mbito de lo p¨²blico y de lo pol¨ªtico, de las decisiones que se toman en esos campos y de la forma en que la investigaci¨®n puede aportar pistas para, desde ese particular enfoque, mejorar el bienestar de las personas.
Por ahora, parece que claro que M¨¦xico no es m¨¢s feliz que antes.
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