Ca¨ªn no podr¨¢ esconderse
Vlad¨ªmir Putin ya es el mayor criminal del siglo XXI, ¨¦mulo de las barbaridades genocidas de Hitler y Stalin en el siglo XX
Si el siglo XX tuvo a Hitler y Stalin en competencia, en poco m¨¢s de dos d¨¦cadas del XXI, Vlad¨ªmir Putin se ha ganado con asombrosa celeridad el t¨ªtulo de mayor criminal del siglo, gracias al balance ins¨®lito de ...
Si el siglo XX tuvo a Hitler y Stalin en competencia, en poco m¨¢s de dos d¨¦cadas del XXI, Vlad¨ªmir Putin se ha ganado con asombrosa celeridad el t¨ªtulo de mayor criminal del siglo, gracias al balance ins¨®lito de muerte, destrucci¨®n y desplazamientos de poblaci¨®n civil que estamos viendo casi en directo desde el 24 de febrero con su guerra de agresi¨®n contra Ucrania.
No lo ten¨ªa f¨¢cil. El list¨®n siempre suele estar alto. No han sido pocas ni veniales las guerras y matanzas de las dos primeras d¨¦cadas transcurridas, en Sri Lanka, Afganist¨¢n, Darfur, Irak, Libia, Yemen, Gaza y Cisjordania, Birmania, Etiop¨ªa¡ Algunas incluso de la mano del propio Putin, como en Chechenia, Georgia, Siria y la primera de Ucrania. Pero ahora, en apenas dos meses de guerra, a todos ha superado y se ha superado a s¨ª mismo. Solo la magnitud monumental de las matanzas del siglo anterior permit¨ªa aventurar ben¨¦volas teor¨ªas sobre la pronta desaparici¨®n de la guerra como instrumento de resoluci¨®n de conflictos y la progresiva disminuci¨®n de la violencia pol¨ªtica.
Putin ha echado por tierra y convertido en vanas estas esperanzas. No solo est¨¢ librando una guerra cuyos objetivos son ilegales, ileg¨ªtimos y abiertamente injustos y criminales seg¨²n todos los c¨®digos, tanto legales como morales, sino que la libra tambi¨¦n de la forma m¨¢s injusta e inmoral. Ha agredido a un pa¨ªs soberano, bombardeado directamente a los civiles, sometido a cerco sus ciudades, destruido viviendas e infraestructuras, obligado a huir y a desplazarse y, en numerosos casos, sometido a la deportaci¨®n a sus ciudadanos, y sus soldados han matado, robado, destruido y violado, especialmente cuando se retiraban despu¨¦s de ser derrotados.
Siguiendo su vieja costumbre, ha negado las evidencias y atribuido los cr¨ªmenes, incluso la agresi¨®n y el genocidio, a sus enemigos y, sobre todo, a las v¨ªctimas. El cat¨¢logo de los delitos que pueda cometer quien dispone como ¨¦l de un ej¨¦rcito y de poderes sin l¨ªmite para emplearlo ha quedado agotado. Hay un crimen de agresi¨®n, que es entero de Putin. Hay cr¨ªmenes de guerra de los que son responsables tambi¨¦n mandos y soldados rusos. Caben pocas dudas sobre los cr¨ªmenes contra la humanidad, pero son cada vez m¨¢s s¨®lidas las pruebas del mayor crimen, el genocidio, que exige la intenci¨®n de exterminar al grupo humano atacado, en este caso por parte del propio Putin.
En alg¨²n momento habr¨¢ que acordar un alto el fuego. Y luego, la paz. Con Putin o sin ¨¦l. Pero nada ser¨¢ como antes. Ca¨ªn no podr¨¢ esconderse. Ahora no lleva la marca en la frente, sino que pende sobre su cabeza, en la nube digital donde se almacenan todas las pruebas, fotos, grabaciones y mensajes que han sobrevivido al destrozo y a la eliminaci¨®n dolosa de restos comprometedores. Si despu¨¦s de la paz no llega la justicia, su ejemplo criminal proliferar¨¢ todo lo que queda de siglo.