La pelota es m¨ªa
En las campa?as electorales priman las soflamas sobre los discursos pedag¨®gicos. As¨ª que no es raro que se rescaten lemas que nada tienen que ver con los desaf¨ªos de nuestro tiempo
La decisi¨®n de cu¨¢ndo convocar las elecciones andaluzas ha vuelto a tratar a los votantes como seres infantiles y manipulables. Entre los vaivenes que alejaban o acercaban su convocatoria sobresalen los tejemanejes de la pol¨ªtica cortoplacista. Tras las elecciones en Castilla y Le¨®n se acrecent¨® una idea de oportunismo demasiado asentada entre nuestros l¨ªderes a la hora de fijar la fecha electoral. Son como esos ni?os del cole due?os del bal¨®n que exigen condiciones favorables para echarlo a rodar. Hay que atreverse, ojal¨¢ llegue el d¨ªa, a trabajar en pol¨ªtica con convicciones de largo alcance, duraderas, s¨®lidas. Si no, todo acaba por ser un juego de ventajismo. En las elecciones andaluzas ya no cabe la ret¨®rica del miedo, por la cual los votantes han de correr a depositar el voto frente a opciones diab¨®licas. La escisi¨®n m¨¢s radical de la derecha ya es socio de Gobierno en alianza con su matriz pol¨ªtica y se les juzgar¨¢ por los hechos. No acudieron a la celebraci¨®n del d¨ªa de su Comunidad en Castilla y Le¨®n porque dicen estar all¨ª para desarmar la Espa?a de las autonom¨ªas. De seguir por este camino, vamos a tener m¨¢s partidos que quieren cargarse la Constituci¨®n que defensores de ella, as¨ª que habr¨¢ que atenerse a las consecuencias.
En las campa?as electorales priman las soflamas sobre los discursos pedag¨®gicos. As¨ª que no es raro que se rescaten lemas que nada tienen que ver con los desaf¨ªos de nuestro tiempo. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, ya se atiende a las prioridades que marcan quienes sostienen la mayor¨ªa. ?Pero cu¨¢les son esas prioridades? Los andaluces, y otros despu¨¦s, escuchar¨¢n promesas en torno a unas reformas que dicen querer devolvernos al supuesto esplendor de la Espa?a de la Reconquista. La realidad es que las primeras normas que se han aprobado en la capital apuntan a algo m¨¢s rampl¨®n. Reconvertir la televisi¨®n regional en un escaparate c¨®modo del poder, con una l¨ªnea de propaganda en toda regla. Para ello, se ha reescrito la norma democr¨¢tica que se aprob¨® en el corto mandato de Cristina Cifuentes y ahora la mayor¨ªa vuelve a nombrar a dedo sin consensos. De este modo, se identifica el dinero de los contribuyentes como dinero que pertenece a los partidos que alcanzan el Gobierno. La pelota es m¨ªa, otra vez, esa confusi¨®n que machaca nuestros servicios p¨²blicos y los llena de par¨¢sitos que viven al amparo de la colocaci¨®n de los partidos.
M¨¢s grave a¨²n ha sido la reforma educativa. Que no tiene que ver, como todos los padres saben, con si se da una hora m¨¢s de Filosof¨ªa y dos menos de Dibujo, sino con la degradaci¨®n constante de la escuela p¨²blica. Nada menos que han aumentado hasta 15.000 los alumnos que van a recibir ayudas del Estado para costearse el bachillerato en centros privados puros, ni tan siquiera concertados. Esta pol¨ªtica neoconservadora, por m¨¢s que se pinte de ejercicio de libertad, en realidad responde a desviar los recursos p¨²blicos hacia los m¨¢s ricos. Fuera chiringuitos, dicen, pero no es banal que muchos de los que se presentan como reformadores del sistema sean funcionarios de alta escala estatal, una ¨¦lite de privilegiados que refuerza su estatus contra el ciudadano medio. Y as¨ª la segregaci¨®n entre ricos y pobres y barrios con altas cotas de inmigraci¨®n frente a residenciales exclusivos no hace m¨¢s que aumentar cada d¨ªa. Esa es la pol¨ªtica real: devu¨¦lveme la pelota que es m¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.