Claroscuros econ¨®micos
Los datos de inflaci¨®n y paro dibujan un panorama menos pesimista de lo esperable pero con riesgos en el horizonte
La guerra en Ucrania ya hace mella en la econom¨ªa espa?ola y en la europea, y los ¨²ltimos coletazos de la covid se dejan notar en la nube de riesgos que acecha a la econom¨ªa global. La econom¨ªa estadounidense atisba ya un cambio de ciclo, con las primeras ca¨ªdas del PIB despu¨¦s del giro en la pol¨ªtica monetaria de la Reserva Federal, su banco central. ...
La guerra en Ucrania ya hace mella en la econom¨ªa espa?ola y en la europea, y los ¨²ltimos coletazos de la covid se dejan notar en la nube de riesgos que acecha a la econom¨ªa global. La econom¨ªa estadounidense atisba ya un cambio de ciclo, con las primeras ca¨ªdas del PIB despu¨¦s del giro en la pol¨ªtica monetaria de la Reserva Federal, su banco central. La pol¨ªtica de covid cero en Pek¨ªn supone un riesgo adicional para la cadena de suministros global. Y el conflicto en Ucrania ha disparado la inflaci¨®n en Europa, con la energ¨ªa y las materias primas por las nubes en los ¨²ltimos meses. Con ese panorama internacional, el PIB espa?ol sufri¨® un brusco frenazo en el primer trimestre, seg¨²n los datos del INE conocidos este viernes, y el Gobierno se ha visto obligado a rebajar dr¨¢sticamente las perspectivas de crecimiento del 7% al 4,3% para este a?o, un recorte notable que aun as¨ª deja a la econom¨ªa espa?ola con un crecimiento superior al de las principales econom¨ªas avanzadas. El Ejecutivo envi¨® este viernes a Bruselas el Plan de Estabilidad, y la validaci¨®n ¡ªcon el habitual suspense¡ª por el Congreso del decreto ley anticrisis garantiza la continuidad de la pol¨ªtica econ¨®mica, en un horizonte plagado de claroscuros.
Entre los ¨²ltimos datos hay buenas y malas noticias. La inflaci¨®n fren¨® su escalada en abril, y el empleo super¨® el umbral de los 20 millones de activos en el primer trimestre, seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa. Por el contrario, el crecimiento del PIB se sit¨²a por debajo de las expectativas iniciales, y el desempleo creci¨® en 70.000 personas entre enero y marzo. Eso deja una foto mixta, con nubes y claros, propia de una situaci¨®n de m¨¢xima incertidumbre como la actual. Pero a pesar de algunos augures, la econom¨ªa espa?ola no transmite excesivas perspectivas pesimistas, como podr¨ªa haber hecho prever el impacto inmediato de la invasi¨®n de Ucrania: la guerra del gas y la inflaci¨®n han desacelerado el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa sin asfixiarlo, como indican las prospecciones para Espa?a del FMI, que lo confirman como el pa¨ªs de mayor crecimiento de los principales socios de la UE. Los alarmismos que hace pocas semanas dibujaban un horizonte inmediato de estanflaci¨®n (estancamiento con inflaci¨®n) quedan por el momento fuera de foco, pues no hay estancamiento si el PIB crece a un ritmo por encima del 4%.
Tanto los organismos internacionales como el Gobierno, aun as¨ª, esperan para 2022 un crecimiento menor al esperado, pero s¨®lido para este y los pr¨®ximos a?os, con un ritmo de paulatina consolidaci¨®n fiscal que devolver¨ªa el d¨¦ficit al umbral por debajo del 3% del PIB para 2025. El Ejecutivo conf¨ªa en que la inflaci¨®n vuelva a caer por debajo del 2% el a?o pr¨®ximo, a pesar de que el INE constata que el alza de precios de la energ¨ªa y los alimentos empieza a filtrarse en el conjunto de la econom¨ªa. Esa evoluci¨®n es relevante porque sus efectos negativos en la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los ingresos, erosi¨®n del ahorro y reducci¨®n de la competitividad de las empresas resultan muy tangibles: si la curva de precios empieza a doblegarse hacia abajo ¡ªayudada por el pacto pol¨ªtico alcanzado en Bruselas para rebajar los costes de la energ¨ªa¡ª, los riesgos bajar¨ªan considerablemente. En caso contrario, puede que el Gobierno se vea abocado a prorrogar el plan de ayudas convalidado por el Congreso, en aras de mantener una velocidad de crucero del PIB suficientemente elevada como para asentar definitivamente la recuperaci¨®n. Tras dos crisis may¨²sculas en 15 a?os, el pasado reciente obliga a monitorizar las cifras muy de cerca, m¨¢s a¨²n si la guerra se prolonga. Preocupaci¨®n, en suma, por los riesgos que acechan. Pero no p¨¢nico.