Maria

El 29 de julio del a?o 2000, ETA asesin¨® en Tolosa al dirigente socialista vasco Juan Mari J¨¢uregui de dos tiros en la nuca. Su viuda, Maixabel Lasa, como otros familiares de v¨ªctimas del terrorismo, opt¨® por el camino m¨¢s dif¨ªcil: renunciar al odio como elemento sobre el que emprender un proceso de reconstrucci¨®n personal. Maixabel Lasa se reuni¨® en prisi¨®n con los asesinos de su marido en el marco de los llamados ¡°encuentros restaurativos¡± y dirigi¨® durante 11 a?os la Oficina de Atenci¨®n a las V¨ªctimas del Terrorismo del Gobierno vasco.

Tender puentes entre distintos y deslegitimar cualquier tipo de violencia constituyen compromisos que tambi¨¦n Maria Jauregi, la hija de Juan Mari y Maixabel, ha asumido como propios. Lo hace tambi¨¦n en una cuenta de Twitter que encabeza una declaraci¨®n de principios: ¡°En mi jard¨ªn hace d¨¦cadas que no cultivo el odio porque aprend¨ª una lecci¨®n que me puso la vida, que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder la objetividad frente a las cosas¡±.

Maria Jauregi interpel¨® hace unos d¨ªas desde su cuenta de Twitter a la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, despu¨¦s de que esta afirmara: ¡°En esta vida, cuando hay que posicionarse, pues yo creo que, donde est¨¢ ETA, es mejor no estar¡±. Maria Jauregi le respondi¨®: ¡°Afortunadamente ETA hace ya m¨¢s de 10 a?os que no est¨¢. Y lamentable y tristemente no ten¨¦is otra palabra en la boca¡±.

Los familiares de v¨ªctimas de ETA que hablan libremente son inc¨®modas para un determinado sector ideol¨®gico. Un batall¨®n de cuentas, muchas an¨®nimas, trata de arrebatar, con tuits insultantes, cualquier legitimidad a quien se revuelve por las incesantes referencias a ETA en el debate pol¨ªtico. Esta es una de las perversiones del discurso del odio: construye el relato de que no todas las v¨ªctimas del terrorismo merecen igual tratamiento porque las hay buenas y no tan buenas.

¡°Eres tan asesina como los asesinos de ETA¡±. ¡°Eres una canalla vasca. De las que miraba para otro lado¡±. ¡°?Echas de menos la pistola, ehhhnnn?¡±. ¡°Igual si te hubieran matado a alguien, no la blanqueabas tanto¡±. La ¡°v¨ªctima descarriada¡± tuvo que bregar con un caudal de improperios. Otros cuestionaban con mayor correcci¨®n formal el fin de ETA, mientras un tercer grupo expresaba su apoyo a Maria y lamentaba los ataques de los que estaba siendo objeto.

La actividad de la cuenta de Maria de estos d¨ªas aporta dos valiosas lecciones. Lo sucedido muestra c¨®mo la ignorancia y el odio encuentran un acomodo casi natural y sin consecuencias en el intercambio de ideas dentro de Twitter, una especie de versi¨®n digital de la Espa?a del garrotazo.

La segunda lecci¨®n se refiere a lo que un responsable de redes sociales llamar¨ªa ¡°la gesti¨®n de la crisis¡±, la forma en la que uno debe responder a un caudal de mensajes negativos. En ese caso, la gesti¨®n emocional es laboriosa, pero, si se hace correctamente, garantiza que la respuesta ser¨¢ la adecuada. Es lo que le sucedi¨® a Maria. ¡°Sin saber nada sobre ti, jam¨¢s te dir¨ªa algo parecido simplemente por no estar de acuerdo con tu opini¨®n. Y creo que poco sabes de m¨ª¡±. ¡°No te vendr¨ªa mal leer un poco¡±. Y al que le increpa: ¡°?Se atrever¨ªa a decir eso mirando a los ojos a las familias de esas v¨ªctimas?, Maria responde: ¡°Diariamente miro a esos ojos¡±.

Definitivamente, la ausencia del odio es el mejor legado que un padre puede dejar a un hijo. Un lugar inalcanzable para muchos desde el que Maria ha lanzado estos d¨ªas su mensaje m¨¢s poderoso: ¡±Ez naiz isilduko¡±. ¡°No me callar¨¦¡±.