Asedio a la prensa
El asesinato de periodistas engrosa una lista tr¨¢gica tanto en pa¨ªses con conflictos armados como en zonas sin guerra declarada
La estremecedora noticia del asesinato de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh a disparos del Ej¨¦rcito israel¨ª en Yen¨ªn (Cisjordania) ¡ªsobre la que Washington y Bruselas han pedido ya una investigaci¨®n exhaustiva e independiente¡ª lleg¨® a la opini¨®n p¨²blica con unas horas de diferencia del asesinato de otras dos periodistas en M¨¦xico, Yesenia Mollinedo, directora de un semanario de Veracruz, y la camar¨®grafa Johana Garc¨ªa, acribilladas el lunes por unos sicarios. Son los ¨²ltimos nombres de una lista tr¨¢gica y creciente en lugares con conflictos armados abiertos, como Ucrania, pero tambi¨¦n en pa¨ªses donde no hay una guerra, al menos declarada.
Si las autoridades mexicanas no frenan la oleada de ataques mortales contra periodistas, convertir¨¢n este 2022 en el a?o m¨¢s funesto de la historia para los reporteros mexicanos. En apenas cinco meses han sido asesinados 11 periodistas, tantos como en todo el a?o pasado. Estas cifras no solo convierten a M¨¦xico en el pa¨ªs m¨¢s peligroso para ejercer el periodismo, sino que muestran a las claras el fracaso de las medidas adoptadas por el Gobierno para proteger a los informadores. Hasta la fecha, tras cada crimen prevalece la impunidad. Y con ella, el terror.
El ritual es conocido. La mayor¨ªa de muertes siguen el viejo esquema mafioso: primero se lanzan amenazas ante las que nada sirve la petici¨®n de auxilio de los comunicadores se?alados. Luego se los mata. Y, finalmente, el crimen queda sin castigo: un c¨ªrculo oscuro en un pa¨ªs con m¨¢s de 100 muertos al d¨ªa desde hace a?os.
Poner fin a esta sangr¨ªa supera con mucho a un solo Gobierno. Es una tarea del Estado al completo y de la sociedad en sus articulaciones m¨¢s fuertes. Alcanzar este objetivo requiere m¨¢s que buenas palabras; necesita un empe?o nacional de todas las fuerzas pol¨ªticas. Pero, junto a las grandes metas, resulta perentorio que se tomen medidas efectivas a corto plazo. Los mecanismos de protecci¨®n son a todas luces insuficientes y tienen que ir m¨¢s all¨¢ de los escoltas. No solo hay que rebajar inmediatamente el clima de estigmatizaci¨®n contra la prensa, sino rearmar las investigaciones judiciales y castigar con contundencia la ineficacia de las fuerzas policiales.
El pr¨®ximo domingo se cumplen cinco a?os del homicidio, en Culiac¨¢n (Sinaloa), de Javier Valdez, uno de los grandes cronistas del narco de M¨¦xico. Al salir de la Redacci¨®n le esperaba el crimen organizado y, a la luz p¨²blica, lo mataron de 12 balazos. Han pasado los a?os y la violencia contra la prensa no ha hecho sino crecer. En una sociedad cada vez m¨¢s harta del crimen, ha llegado la hora de movilizar los recursos del Estado para emprender la lucha contra esta lacra.
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