El club que dice no en el trabajo
Un nuevo movimiento impulsa en las redes el debate sobre c¨®mo las tareas laborales menos visibles recaen m¨¢s en las mujeres y el impacto que tienen en sus carreras profesionales
En ese templo del debate que es Twitter, las tendencias dominantes del fin de semana eran b¨¢sicamente el f¨²tbol y Eurovisi¨®n. Pero si se rasca un poco m¨¢s se encuentran cuestiones que mueven a menos tuiteros y que, sin embargo, resultan tanto o m¨¢s interesantes. Una de ellas es el llamado Club del No, que ense?a a las mujeres a rechazar las labores menos agradecidas e invisibles en el trabajo y que recaen mayoritariamente en ellas, seg¨²n las fundadoras del grupo.
Todo empez¨® en 2010, cuando cuatro acad¨¦micas quedaron en un restaurante de Pittsburgh (Pensilvania) para quejarse del gran volumen de tareas que les quitaban tiempo, pero no ten¨ªan casi ninguna visibilidad en sus empleos, es decir, no contaban para ganar puntos en su vida profesional. ?Ejemplos? Organizar las reuniones del departamento, comprar un regalo de despedida para un compa?ero, supervisar al becario¡ Una de ellas recuerda el caso de un compa?ero que iba sistem¨¢ticamente a las reuniones sin cuaderno y le ped¨ªa que le pasara luego sus notas. As¨ª que estas cuatro mujeres, Brenda Peyser, Laurie Weingart, Linda Babcock y Lise Verterlund, decidieron montar un club, el Club del No (@thenoclub en Twitter; tambi¨¦n tiene una web), para ayudar a otras mujeres a saber decir que no sin perjudicar sus carreras y, de paso, investigar sobre este asunto.
You are invited to the No Club! Join @Linda_C_Babcock @BrendaPeyser @lise_vesterlund @LRWeingart in their journey to unburden women from unrewarded work. Learn more about the book at https://t.co/0LOb8IR9pD
— thenoclub (@thenoclub) February 21, 2022
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Sus indagaciones ilustran con cifras lo que m¨¢s de uno ya habr¨¢ intuido: las mujeres dedican de media 200 horas m¨¢s al a?o a este tipo de labores que los hombres, es decir, cerca de un mes de trabajo invisible. Cabe insistir en que estas tareas les caen tanto a hombres como a mujeres, pero la mayor¨ªa de las veces son para ellas. Lo cuentan en el libro que acaban de publicar con el mismo t¨ªtulo que su club y que de momento est¨¢ editado solo en ingl¨¦s.
La prensa anglosajona recoge estos d¨ªas el debate, que se ha extendido a las redes. ¡°Idea para el club: una web donde se puedan enviar copias del libro de forma an¨®nima a alg¨²n compa?ero que necesite leerlo¡±, propone Jennifer Doleac, una profesora de Econom¨ªa de Texas. Preocupa, sin embargo, c¨®mo rechazar una tarea. Algunas investigaciones indican que, cuando un hombre dice no, se piensa que est¨¢ muy ocupado, pero que cuando lo dice una mujer se tiende a interpretar de forma negativa. La mejor opci¨®n, afirman las autoras del libro, es decir que se tiene trabajo pendiente m¨¢s importante, sugerir que lo haga otra persona o, en cualquier caso, pedir que se reparta entre varios para aligerar la carga.
Hay otra posibilidad: ¡°Los hombres pueden ayudar ofreci¨¦ndose como voluntarios¡±, propone en Twitter el grupo Lean In, una de las iniciativas para promover a la mujer en el trabajo con m¨¢s repercusi¨®n hasta la fecha (solo en esta red suma 212 millones de seguidores). Detr¨¢s de la organizaci¨®n est¨¢ Sheryl Sandberg, la directora de operaciones de Facebook, autora del superventas titulado tambi¨¦n Lean In (Vayamos adelante), publicado en 2013, en el que anima a las mujeres a reclamar sin tapujos lo que merecen en el trabajo, a exigir conciliar sin que les pase factura y a hacerse escuchar.
Motherhood triggers false assumptions that women are less committed to their careers¡ªand even less competent. Research shows that #maternalbias is the strongest type of gender bias.
— Lean In (@LeanInOrg) April 26, 2022
?Siempre hay que decir que no? Depende. Por una parte, hay que tener en cuenta que algunas de esas tareas invisibles son claves para que todo fluya en un lugar de trabajo, recuerdan algunos. En ocasiones, se trata de actividades organizativas poco lucidas. En estos casos, la soluci¨®n deber¨ªa consistir no tanto en asumirlas o rechazarlas, sino en pedir que las empresas las valoren mejor. Por otra parte, es comprensible decir que s¨ª cuando se ve claramente que supone una obligaci¨®n o una tarea razonable, seg¨²n la periodista de The New York Times Jessica Bennett, experta en cuestiones de g¨¦nero. Pero no hay que dar por hecho el s¨ª: hay veces en las que, sencillamente, hay que intentar pasar el marr¨®n a otro.
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