Re¨ªr o llorar (ante la cat¨¢strofe)

Twitter est¨¢ de duelo por una muerte: la de la primavera. ¡°Falleci¨® en mayo de 2022, con un d¨ªa de edad. Los madrile?os ruegan una oraci¨®n por su alma¡±, tuite¨® el lunes la periodista Luc¨ªa Taboada, causando hilaridad entre sus seguidores. ¡°En C¨®rdoba fue un embarazo que no lleg¨® a t¨¦rmino¡±, ¡°Siempre se van los mejores¡±, ¡°Que pena, tan joven¡±, ¡°Nicho para dos, le acompa?e mi cazadora de cuero, muerta con la misma edad¡±, le respondieron algunos de sus seguidores el mismo d¨ªa que la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (OMM) aseguraba que hay 50% de posibilidades de que en los pr¨®ximos cinco a?os la temperatura del planeta aumente m¨¢s de 1,5?¡ãC, el l¨ªmite fijado en los Acuerdos de Par¨ªs.

Los comentarios a este anuncio en la cuenta de la OMM ofrecen un buen reflejo de la diversidad de reacciones que suscita la cuesti¨®n del cambio clim¨¢tico en las redes sociales. Est¨¢n los que buscan culpables; los optimistas que creen que la ciencia nos salvar¨¢ y conf¨ªan en la capacidad de adaptaci¨®n del ser humano; los que ya no creen en la acci¨®n pol¨ªtica o institucional y abogan por m¨¢s iniciativas individuales; los nost¨¢lgicos que sienten tristeza al pensar que las futuras generaciones vivir¨¢n peor y desconectados de la naturaleza; los que se recrean en un futuro apocal¨ªptico que, adem¨¢s, consideran merecido, como si se tratara de un castigo divino, y, por supuesto, los negacionistas. Pero ser consciente de que el hombre es el responsable con su actividad desenfrenada de la sexta extinci¨®n masiva de las especies y sentir que no se est¨¢ haciendo lo suficiente para detenerla, como retrata Alejandro Quecedo del Val en Gritar lo que est¨¢ callado, puede tambi¨¦n provocar miedo y afectar a la salud mental, en particular de los j¨®venes. Un miedo que desde hace unos a?os tiene un nombre, ecoansiedad, y del que dan fe numerosos testimonios en Twitter.

¡°La crisis clim¨¢tica me da mucha ansiedad, ansiedad real. Hay d¨ªas en los que he pensado que eventualmente tendr¨¦ que suicidarme para no tener que vivir la cat¨¢strofe que se avecina. Ya tuve que regresar con la psic¨®loga para poder aceptar que nada de lo que hab¨ªa so?ado va a suceder¡±, tuitea Sharon desde M¨¦xico. En un hilo, la joven cuenta c¨®mo lleva semanas teniendo la misma pesadilla, en la que el terreno de sus padres, lleno de ¨¢rboles, se incendia. Desde Costa Rica, Sebas, militante ecologista, escribe: ¡°Me angustia enormemente ver lo indiferente que es este tema para tantas personas¡±. Incluso existe una cuenta llamada @eco_ansiedad, donde un grupo de psic¨®logos ofrece terapia para este tipo de trastorno. Aunque, a juzgar por el n¨²mero de sus seguidores, 11, tampoco parece que est¨¦n desbordados.

Del otro lado, como siempre, hay qui¨¦n le resta importancia al asunto. La tuitera y activista de 19 a?os Mar¨ªa Serra recordaba estos d¨ªas las burlas que recibi¨® tras confesar hace unos meses en la emisora catalana RAC1 que las evidencias cient¨ªficas sobre el cambio clim¨¢tico le llevaban a sentir angustia. No es la ¨²nica. ¡°Iros a trabajar un rato y con eso pagaos y piso y la comida y llegad a final de mes, as¨ª se os quita la ecotonter¨ªa¡±; ¡°Lo que necesitan es una buena hostia con mano abierta. Eso no contamina¡±; ¡°Ecoansiedad: que vuelva la mili por favor¡±, fueron algunas de las reacciones a un reportaje de televisi¨®n que recog¨ªa testimonios de varios j¨®venes sobre este fen¨®meno.

Es cierto que, por lo general, nuestras inquietudes suelen tener que ver con nuestra edad y clase social. ?Pero acaso es tan irracional que una generaci¨®n a la que le est¨¢n arrebatando el futuro y que siente el planeta y la vida que alberga como un bien com¨²n sufra y experimente angustia dada la gravedad de la crisis clim¨¢tica? No soy de esa generaci¨®n y, sin embargo, el otro d¨ªa, cuando termin¨¦ Una vida en nuestro planeta, de David Attenborough, y me fui a la cama, me sent¨ª como el ni?o de Annie Hall, aterrorizado de tomar conciencia de que el mundo se est¨¢ expandiendo, aunque en este caso ser¨ªa m¨¢s bien desapareciendo.