La pol¨ªtica soy yo
El presidente andaluz busca la reelecci¨®n como solista relegando las siglas del PP. Tal vez la apuesta de Moreno Bonilla sea acertada, pero no eleva en nada la imagen de los partidos
Moreno Bonilla ha anunciado que va a presentarse a la reelecci¨®n como presidente de la Junta de Andaluc¨ªa como solista electoral, es decir, desprendi¨¦ndose de las siglas de su partido. Seg¨²n ¨¦l, un voto m¨¢s personal puede atraer a electores que no se atrever¨ªan a votar al PP. As¨ª, no habr¨¢ visitas de barones populares al territorio andaluz durante la campa?a, aunque s¨ª aceptar¨¢n la presencia del l¨ªder nacional. Moreno Bonilla no quiere las siglas ni el aparato, sino pleno protagonismo para su figura, que estrangula el cord¨®n umbilical con el partido en aras de la supervivencia pol¨ªtica. Lo que sorprende del l¨ªder andaluz no es que repita una estrategia que ya aplic¨® Feij¨®o en Galicia, sino que la verbalice con tanta claridad.
En todo caso, es una f¨®rmula electoral repetida, pues en las elecciones regionales que acaban de celebrarse en el Estado alem¨¢n de Schleswig-Holstein, el candidato de la CDU decidi¨® ir por libre en la campa?a sin apenas contar con Friedrich Merz, l¨ªder nacional de su partido, en un intento por apostar el voto a su tir¨®n personal. No le ha ido mal. Sus apoyos han aumentado en m¨¢s de 10 puntos respecto a las elecciones anteriores.
Sin embargo, esconder al partido para maximizar votos no deja de ser un gesto extra?o, una forma de juego pol¨ªtico adulterado. Al fin y al cabo, en las siglas se condensa la historia del partido, sus aciertos y errores en el Gobierno y en la oposici¨®n. Y de todo ello los ciudadanos extraemos una informaci¨®n fundamental, una br¨²jula para guiar nuestro voto. La reputaci¨®n que se concentra en las siglas de los partidos les convierte en actores m¨¢s previsibles: de los errores y aciertos del pasado, los votantes imaginamos lo que vendr¨¢, predecimos lo que har¨¢n los candidatos a los que apoyamos cuando lleguen al poder. Sin las siglas nos quedamos con la personalidad del pol¨ªtico, su talante, sus promesas durante la campa?a, quiz¨¢s tambi¨¦n algo de reputaci¨®n si acumula experiencia en el Gobierno. Pero en ausencia de los anclajes de partido es m¨¢s f¨¢cil que los ciudadanos acabemos haciendo m¨¢s una apuesta que una ratificaci¨®n de nuestro apoyo.
Entonces, si los partidos representan una buena gu¨ªa para los votantes y otorgan previsibilidad a las candidaturas, ?por qu¨¦ un candidato preferir¨¢ ser solista a dejarse acompa?ar por una banda con un repertorio conocido? La primera raz¨®n la ha dado el propio Moreno Bonilla. Se trata de ganar votos. Sin la reputaci¨®n y carga ideol¨®gica que acompa?an a las siglas, los contornos program¨¢ticos se difuminan y con ello aumenta el atractivo entre grupos de votantes m¨¢s amplios. Esa es la transversalidad que los pol¨ªticos solistas buscan para sus apoyos.
La segunda raz¨®n es que los pol¨ªticos se desprenden de su marca no tanto por sus virtudes como l¨ªderes, sino m¨¢s bien por el dem¨¦rito de sus formaciones. Al desligarse de las siglas se est¨¢n seguramente desprendiendo de un pasado que se ha convertido en un lastre. En el caso de Moreno Bonilla, la distancia se mide respecto a los acontecimientos en Castilla y Le¨®n y el liderazgo de Casado. No obstante, la devaluaci¨®n de la marca va m¨¢s all¨¢ de las circunstancias concretas de cada formaci¨®n y tiene que ver con que los partidos, en general, se han convertido en actores desprestigiados. Son organizaciones a las que les cuesta ganarse la confianza de la opini¨®n p¨²blica, a pesar de que una gran mayor¨ªa de ciudadanos crea que son fundamentales en democracia. En Espa?a, la confianza en los partidos no ha recuperado los niveles previos a la crisis de 2008 y, en general, la imagen de los partidos tradicionales se ha deteriorado por el azote del discurso populista sobre las ¨¦lites y el cuestionamiento de su papel en las democracias representativas. Si Moreno Bonilla cree que muchos lo votar¨ªan a ¨¦l, pero no al PP, quiz¨¢s deba preguntarse qu¨¦ explica ese desajuste entre la confianza que se arroga entre los votantes andaluces y la que suscita el PP entre esos mismos electores.
Por ¨²ltimo, los pol¨ªticos pueden preferir competir sin partido porque la marca electoral de sus formaciones ya no aporta tanta previsibilidad sobre lo que har¨¢n mientras est¨¢n en el Gobierno. En un contexto pol¨ªtico cambiante y con un sistema pol¨ªtico m¨¢s fragmentado, el historial de los partidos es menos ¨²til para inferir lo que har¨¢n si llegan al poder. Para los candidatos sirve de poco reivindicar c¨®mo su partido resolvi¨® los dilemas del pasado si estos tienen poco que ver con los del presente o si el entorno pol¨ªtico donde deben resolverlos es completamente distinto.
El candidato que se presenta a las elecciones escondiendo la marca de su formaci¨®n reivindica la confianza de los electores con el mensaje ¡°la pol¨ªtica soy yo¡±. Jug¨¢rselo al atractivo personal del l¨ªder puede ser exitoso electoralmente, pero en nada ayuda para elevar la imagen de los partidos. Sin contornos ideol¨®gicos definidos, votaremos a estos candidatos sin partido con m¨¢s esperanza que capacidad de predicci¨®n. Esperanza de que la bruma ideol¨®gica de la campa?a, una vez en el Gobierno, se despeje con pol¨ªticas que no se alejen demasiado de lo que deseamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.