Precaria unidad de la izquierda andaluza
La coalici¨®n de seis partidos alcanzada por los pelos para las elecciones andaluzas se?ala el duro camino que le espera a Yolanda D¨ªaz
El primer experimento de uni¨®n de la izquierda a la izquierda socialista bajo el liderazgo de Yolanda D¨ªaz ha empezado con mal pie. El pacto alcanzado por Podemos, Izquierda Unida, M¨¢s Pa¨ªs, Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz para concurrir a los comicios andaluces del 19 de junio deja el agrio regusto a precariedad que tiene cualquier acuerdo al que se llega en el pen¨²ltimo minuto y sin debate de ideas ni programa que justifique semejante demora. Hoy, el acuerdo formal de coalici¨®n electoral pende de los recursos que los socios planteen ante la Junta Electoral Central despu¨¦s de la denegaci¨®n que formul¨® la Junta Electoral Andaluza porque, incre¨ªblemente, la documentaci¨®n de Podemos lleg¨® fuera de plazo (m¨¢s all¨¢ de la medianoche del viernes) despu¨¦s de varios meses de negociaciones. El forcejeo en el intercambio de cromos entre Podemos, por un lado, y de IU y M¨¢s Pa¨ªs, de otro, por los puestos de poder parece reproducir el peor vicio del que la nueva izquierda acus¨® a la vieja pol¨ªtica: reducir las discrepancias al mero reparto de cargos, incluidos silencios interminables en las redes sociales y omisi¨®n de contrapropuestas hasta minutos antes del fin de los plazos administrativos.
Un ¡°frente amplio de izquierdas¡± no es un programa, pero s¨ª puede ser un objetivo. A favor de ¨¦l hay razones de peso, y la primera es el hecho de que un menguante espacio pol¨ªtico a la izquierda del PSOE, con unos umbrales electorales de en torno al 7%, puede estar en mejores condiciones objetivas para sortear la barrera del sistema electoral. Esta izquierda es hoy m¨¢s peque?a y eso hace m¨¢s probable que el sistema electoral la perjudique. As¨ª las cosas, la coalici¨®n ¡ªde la que la formaci¨®n expl¨ªcitamente anticapitalista de Teresa Rodr¨ªguez ha preferido autoexcluirse¡ª concurrir¨¢ con una nueva marca electoral llamada Por Andaluc¨ªa, que podr¨ªa leerse como una victoria del sector pr¨®ximo a Izquierda Unida, a Yolanda D¨ªaz y a M¨¢s Pa¨ªs, al haber evitado concurrir bajo la marca Podemos y al haberse impuesto la candidata de IU a la presidencia de la Junta por ser, de todas las del acuerdo, la formaci¨®n con mayor fuerza institucional en la comunidad.
Las ag¨®nicas negociaciones y la chapuza administrativa final muestran una vez m¨¢s a un Podemos con evidentes dificultades no solo para consolidar su implantaci¨®n territorial ¡ªmucho m¨¢s d¨¦bil en Andaluc¨ªa que la de IU¡ª, sino para llegar a acuerdos con las confluencias y otros grupos de izquierda locales. La lucha por los cargos y las asignaciones de presupuesto est¨¢ lejos de resultar una bandera estimulante bajo la que lanzarse a una campa?a electoral. Yolanda D¨ªaz dispone hoy de un papel verdaderamente influyente dentro del Gobierno, y en ella prevalece una concepci¨®n de la pol¨ªtica con rasgos de la tradici¨®n democr¨¢tica del partido comunista espa?ol, su car¨¢cter pragm¨¢tico, su visi¨®n de partido y el talante de su militancia. Sin embargo, esa cultura pol¨ªtica incluye tambi¨¦n la necesidad de articular y difundir un programa con se?as de identidad, prioridades, objetivos y alianzas potenciales. El proyecto que pretende pilotar D¨ªaz ¡ªdel que a¨²n no se conoce pr¨¢cticamente nada¡ª tendr¨¢ que ser algo m¨¢s que una sopa de siglas e integrar unos ejes program¨¢ticos para convertirse en una candidatura con potencial de crecimiento. La guerra en Ucrania aplaz¨® la ronda de conversaciones con los distintos sectores sociales a quienes quiere escuchar Yolanda D¨ªaz. El laboratorio andaluz no emite hoy las mejores se?ales para sus planes. Aunque se haya logrado el objetivo t¨¦cnico de concurrir a unas elecciones en coalici¨®n, no ha logrado convocar la ilusi¨®n y la convicci¨®n que impulsa a los proyectos seguros de sus fuerzas y sus posibilidades.
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