Dos tazas de OTAN
La pr¨®xima incorporaci¨®n de Suecia y Finlandia confirma lo que ya se sab¨ªa: la defensa europea es la Alianza, sobre todo en momentos tan peligrosos como los actuales. La autonom¨ªa estrat¨¦gica queda en segundo plano
Algo est¨¢ pasando en el Kremlin para que Putin se desmienta a s¨ª mismo tan r¨¢pidamente. Resulta que ahora no le preocupa el paso transcendental de Finlandia y de Suecia que significa solicitar su ingreso en la OTAN, cuando el 24 de febrero ech¨® mano de sus ej¨¦rcitos para impedir que fuera Ucrania la que lo realizara. Cierto, no est¨¢ en los planes de los dos candidatos mantener bases extranjeras ni armas nucleares en su territorio, unas condiciones como las que Ucrania estaba dispuesta a aceptar para acogerse a la cobertura del art¨ªculo 5 del Tratado de Washington sobre la mutua defensa, aunque tal actitud no sirviera para frenar la invasi¨®n.
Si Putin tuviera alguna credibilidad, podr¨ªa interpretarse como una rectificaci¨®n e incluso una esperanzadora se?al de distensi¨®n. Pero todo el mundo conoce su capacidad tergiversadora. Es de los tipos que podr¨ªan sonrojarse al decir la verdad. Son declaraciones que cubren su impotencia. No tiene a mano una respuesta a la altura del significado hist¨®rico de esta ampliaci¨®n, que confirma la pol¨ªtica atl¨¢ntica de puertas abiertas rechazada por el Kremlin, arrincona a Rusia en el B¨¢ltico, duplica su frontera directa con la Alianza ¡ªm¨¢s de 2.500 kil¨®metros a partir de ahora¡ª y refuerza el flanco oriental con la aportaci¨®n de dos ej¨¦rcitos de nivel excelente, uno de ellos, el finland¨¦s, con la mayor fuerza artillera de Europa occidental.
La OTAN cotiza al alza. Gana credibilidad la defensa com¨²n. Sus socios pueden dormir m¨¢s tranquilos. Lo demuestra el vuelco a favor en las opiniones p¨²blicas sueca y finlandesa, hist¨®ricamente reticentes. Respiran aliviadas las rep¨²blicas b¨¢lticas, mejor resguardadas ante la amenaza de una futura ¡°medida t¨¦cnico-militar¡± del Kremlin. El enclave de Kaliningrado, colosal arsenal bal¨ªstico y militar, quedar¨¢ m¨¢s vigilado, e incluso neutralizado.
Con estos dos nuevos socios, la Alianza es m¨¢s n¨®rdica y tambi¨¦n m¨¢s europea. La unidad y la cohesi¨®n entre los europeos y Estados Unidos sale reforzada. Se confirma lo que ya se sab¨ªa: la defensa europea es la OTAN, sobre todo en momentos tan peligrosos como los actuales. La autonom¨ªa estrat¨¦gica queda en segundo plano; si acaso como bala en la rec¨¢mara para 2024, cuando Trump o alguien como ¨¦l pudiera repudiar de nuevo la garant¨ªa de seguridad colectiva y exigir a la UE que se haga cargo por entero de su defensa.
La OTAN se ampl¨ªa por fuera con Suecia y Finlandia, que pr¨¢cticamente ya estaban dentro. Pero con el rearme de Alemania, que a veces parec¨ªa que estaba fuera, tambi¨¦n se ampl¨ªa por dentro. Suecia y Finlandia compensan el Brexit en el tablero atl¨¢ntico. OTAN y UE se presentan como dos caras de la misma moneda. Nunca hab¨ªan estado tan cerca en sus posiciones pol¨ªticas ni hab¨ªan compartido tantos socios. Nada de todo esto gusta a quienes les molesta el liderazgo de Washington y, en cambio, tranquiliza a quienes son conscientes de la vulnerabilidad de los europeos y de su dificultad para garantizar su seguridad por s¨ª solos. Si Putin no quer¨ªa caldo, ahora tiene dos tazas.
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