La tentaci¨®n de Ucrania
Los Estados europeos deber¨ªan tomar la delantera en su defensa colectiva, y EE UU deber¨ªa hacer todo lo posible para alentarlos. Se trata de un reparto de tareas que beneficia a ambos y ayudar¨ªa a evitar un escenario como en la Guerra Fr¨ªa
Joe Biden lleg¨® a la Casa Blanca prometiendo que ¡°Am¨¦rica ha vuelto¡±. Ahora su deseo parece haberse hecho realidad. La perfidia rusa ha vigorizado el liderazgo global estadounidense, sobre todo en Washington, donde los funcionarios se han liberado de su obligaci¨®n de parecer escarmentados por dos d¨¦cadas de las llamadas guerras interminables. El Gobierno de Biden ha aumentado la presencia de tropas estadounidenses en Europa hasta 100.000, un nivel no visto en d¨¦cadas, mientras sigue reforzando la postura militar de Estados Unidos en Asia. Los analistas propugnan abiertamente una nueva guerra fr¨ªa para contener simult¨¢neamente a China y a Rusia. Ponen a las fuerzas estadounidenses en primera l¨ªnea de dos posibles conflictos entre grandes potencias durante todo el tiempo que se pueda prever.
Esta es una conclusi¨®n arriesgada e impulsiva que no se desprende de los acontecimientos reales en Ucrania. La invasi¨®n va a dejar a Rusia m¨¢s d¨¦bil pero m¨¢s imprevisible. En el futuro, Estados Unidos deber¨ªa esperar enfrentarse a una mayor posibilidad de tener que ir a la guerra contra un par nuclear para defender, por ejemplo, los Estados b¨¢lticos. Al mismo tiempo, el inter¨¦s de Estados Unidos en tomar ese tipo de medidas dr¨¢sticas ha disminuido, ya que las fuerzas armadas rusas apenas han demostrado ser capaces de arrasar Europa y comprometer as¨ª la seguridad y prosperidad de Estados Unidos. Es realmente incierto c¨®mo actuar¨ªa cualquier presidente estadounidense ¡ªno s¨®lo un Donald Trump¡ª si se le pusiera en esa circunstancia. Las ciudades estadounidenses, despu¨¦s de todo, podr¨ªan enfrentarse a la aniquilaci¨®n nuclear, y una gran guerra terrestre en Europa disminuir¨ªa las capacidades convencionales de Estados Unidos en Asia, donde lo que est¨¢ en juego es mayor.
Por esta raz¨®n, la guerra en Ucrania ha hecho m¨¢s necesario, no menos, que Estados Unidos limite sus compromisos militares. La guerra tambi¨¦n ha hecho m¨¢s factible la disciplina estrat¨¦gica, al animar a Europa a mejorar su defensa. La Europa actual es m¨¢s que capaz de desarrollar el poder militar necesario para equilibrar a Rusia. Antes de la invasi¨®n, los miembros europeos de la OTAN ya superaban a Rusia en defensa, y la econom¨ªa de la UE era al menos cinco veces mayor que la de Rusia. La guerra s¨®lo ampliar¨¢ las ventajas de Europa. Pero si Estados Unidos se sigue aferrado a la idea de que debe ser la potencia dominante en todas las grandes regiones del mundo, no saldr¨¢ de su propio camino. Y si Europa sigue valorando m¨¢s la protecci¨®n estadounidense que la defensa europea, entonces ser¨¢ vulnerable ante los caprichos de Washington.
En los pr¨®ximos a?os, los Estados europeos deber¨ªan tomar la delantera en su defensa colectiva, y Estados Unidos deber¨ªa hacer todo lo posible para alentarlos. El Gobierno de Biden deber¨ªa formular un plan de seis a?os, que abarque el resto de su mandato y el siguiente, para que la defensa europea pase a tener un liderazgo europeo. La tarea m¨¢s urgente es mejorar la preparaci¨®n y sostenibilidad de las fuerzas europeas. La determinaci¨®n y la financiaci¨®n alemanas contribuir¨¢n en gran medida a este fin. Europa tambi¨¦n debe desarrollar ciertas capacidades cr¨ªticas esenciales para las operaciones de alto nivel y desarrollar su base industrial de defensa. A medida que los esfuerzos de defensa europeos mejoren, Estados Unidos podr¨ªa transferir el mando de la OTAN a un liderazgo europeo y traer a casa a gran parte de su personal, aunque permanecer¨¢n algunas fuerzas a¨¦reas y navales.
El resultado ser¨ªa una divisi¨®n del trabajo justa y sostenible dentro de Occidente. Europa asumir¨ªa el liderazgo de la defensa en Europa, liberando a Estados Unidos para que se concentre en la seguridad de Asia. Cada socio desempe?ar¨ªa un papel de apoyo hacia el otro en su ¨¢rea principal de responsabilidad. Al tomar esta decisi¨®n manejable, los l¨ªderes occidentales evitar¨ªan a las generaciones futuras escenarios mucho m¨¢s graves: que Europa se encuentre abandonada por Estados Unidos cuando llegue el momento de repeler un ataque ruso, o que Estados Unidos aumente tanto el gasto militar, equip¨¢ndose para luchar en dos guerras de grandes potencias, que provoque la revuelta de la poblaci¨®n. Estos ser¨ªan resultados inaceptables. El momento de evitar tener que enfrentarse a ellos es ahora.
Limitar las necesidades militares de Estados Unidos es tambi¨¦n esencial para abordar los apremiantes retos no militares del mundo. Las prioridades que Biden identific¨® cuando lleg¨® a la presidencia ¡ªabordar el cambio clim¨¢tico y las pandemias y ofrecer beneficios tangibles a los estadounidenses de a pie¡ª siguen siendo igual de importantes hoy, y la guerra ha hecho que sean a¨²n m¨¢s dif¨ªciles de abordar. La guerra de Rusia y las sanciones occidentales corren el riesgo de desencadenar una recesi¨®n mundial o de contribuir a un per¨ªodo prolongado de inflaci¨®n. Al ver a Rusia sometida a severas sanciones, los pa¨ªses podr¨ªan incluso dividirse en bloques econ¨®micos para reducir su vulnerabilidad a la pol¨ªtica occidental.
Estados Unidos y Europa deber¨ªan actuar para evitar que la guerra en Ucrania produzca un mundo permanentemente dividido. En lugar de sucumbir a una guerra fr¨ªa con Pek¨ªn, Occidente deber¨ªa mantener su compromiso econ¨®mico con China y respetar las decisiones soberanas de los pa¨ªses del mundo en desarrollo de optar por la no alineaci¨®n. A medida que el aumento de los precios agrava los efectos de la pandemia, Occidente deber¨ªa plantear una agenda positiva proporcionando fondos y tecnolog¨ªa para crear capacidad de energ¨ªa renovable en los pa¨ªses en desarrollo. El cambio clim¨¢tico es quiz¨¢ la mayor amenaza para el pueblo estadounidense y el planeta. Si sigue siendo un espect¨¢culo secundario en la pol¨ªtica de seguridad nacional de Estados Unidos al final del mandato de Biden, entonces su pol¨ªtica exterior habr¨¢ fracasado, independientemente de lo bien que maneje la guerra en Ucrania.
El llamamiento a una guerra fr¨ªa contra China y Rusia har¨ªa que Estados Unidos asumiera enormes cargas no porque los intereses espec¨ªficos de Estados Unidos lo requieran, sino porque el dominio de Estados Unidos lo requiere. Los l¨ªderes responsables rechazar¨¢n este enfoque. No permitir¨¢n que la agresi¨®n de Vlad¨ªmir Putin defina sus propios intereses y valores.
Rusia ha pagado, con raz¨®n, un precio muy alto por su guerra. ?Qu¨¦ clase de mundo queremos?
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