Adi¨®s a Gazprom
Alemania est¨¢ preocupada por un invierno fr¨ªo, mientras Putin podr¨ªa estar a punto de usar su arma m¨¢s potente
Quiz¨¢s sea el precio a pagar por vivir en una democracia liberal que nuestros l¨ªderes sean cortoplacistas y definitivamente no estrat¨¦gicos. Los dictadores tienen una ventaja natural, ya que se topan con menos resistencia y pueden esperar que seguir¨¢n en el cargo cuando una costosa estrategia a largo plazo d¨¦ sus frutos. Sin embargo, lo que es inexcusable para un pa¨ªs occidental son las estrategias que ni siquiera funcionan a corto o medio plazo, como ...
Quiz¨¢s sea el precio a pagar por vivir en una democracia liberal que nuestros l¨ªderes sean cortoplacistas y definitivamente no estrat¨¦gicos. Los dictadores tienen una ventaja natural, ya que se topan con menos resistencia y pueden esperar que seguir¨¢n en el cargo cuando una costosa estrategia a largo plazo d¨¦ sus frutos. Sin embargo, lo que es inexcusable para un pa¨ªs occidental son las estrategias que ni siquiera funcionan a corto o medio plazo, como la dependencia de Alemania del gas ruso.
Alemania tiene un nuevo liderazgo. Robert Habeck, ministro de Econom¨ªa alem¨¢n, no formaba parte de la pandilla rusa. Los Verdes fueron el ¨²nico partido en Alemania que critic¨® el Nord Stream 2, mucho antes de que eso se pusiera de moda. Habeck est¨¢ haciendo un buen trabajo, teniendo en cuenta las cartas que le han tocado. Pero me cuesta entender sus repetidas advertencias de que un embargo de gas ruso podr¨ªa suponer un cataclismo para la econom¨ªa alemana. Incluso ha mencionado a Lehman Brothers a modo de comparaci¨®n. ?No tienen estas advertencias el efecto perverso de animar a Vlad¨ªmir Putin a desencadenar la cat¨¢strofe? ?Quiz¨¢s sea esta la intenci¨®n t¨¢cita de Habeck? Probablemente ser¨¢ la ¨²ltima persona a la que se culpe de un embargo de gas ruso.
Seguro que embargar el gas es una tentadora opci¨®n estrat¨¦gica para el dictador ruso. Putin est¨¢ nadando en divisas extranjeras porque las sanciones occidentales han tenido el efecto previsible de impulsar al alza el precio del petr¨®leo y del gas y de las dem¨¢s materias primas para las que el mundo depende de Rusia. El resultado de las sanciones casi totales a las exportaciones, unidas a las sanciones parciales a las importaciones, es un abultado super¨¢vit de la cuenta corriente rusa. El PIB de Rusia ha ca¨ªdo, pero no tanto como esperaban los gobiernos occidentales. Recordemos que el PIB es igual al gasto e inversi¨®n internos, m¨¢s las exportaciones menos las importaciones. Si las exportaciones aumentan y las importaciones disminuyen, el PIB aumenta, al menos a corto plazo. Puede que esta imagen macroecon¨®mica no retrate fielmente la realidad. De hecho, he escuchado que las sanciones est¨¢n causando importantes trastornos no manifiestos, y que es posible que veamos un efecto m¨¢s fuerte a medida que pase el tiempo. Pero lo que resulta indiscutible es que Putin no depende de los ingresos del gas tanto como cre¨ªamos hace tres meses. Puede permitirse un embargo de gas, mientras que Alemania no.
Una pregunta que me hago es si la solidaridad de Alemania con Ucrania sobrevivir¨¢ a un invierno fr¨ªo. O a un hundimiento generalizado del sector energ¨¦tico, que es a lo que se refer¨ªa Habeck con su comparaci¨®n con Lehman Brothers.
Por tanto, recapacitemos sobre la probable acci¨®n de Putin. Para empezar, no tengo ni idea de lo que est¨¢ pensando Putin. Puede que ¨¦l disponga de otra informaci¨®n relevante. Desconf¨ªo de los analistas pol¨ªticos y de los informes filtrados por los servicios de espionaje occidentales, aunque solo sea por su pobre historial. ?Se acuerdan de las armas de destrucci¨®n masiva iraqu¨ªes? ?O de cuando, m¨¢s recientemente, los expertos nos dijeron que Putin no invadir¨ªa Ucrania bajo ninguna circunstancia? ?O de los generales retirados que en marzo predijeron que Rusia perder¨ªa la guerra en pocas semanas?
En situaciones como estas me parece m¨¢s productivo observar los incentivos de los participantes y sus objetivos declarados. Putin nos ha dicho muchas veces lo que quiere: aspira a destruir a Ucrania como Estado. Tambi¨¦n quiere debilitar a Occidente. Siente un desprecio total hacia nosotros. Cuando los expertos occidentales hablan de su salud, o de un posible golpe de Estado, creo que se hacen ilusiones. Deber¨ªamos tomarle al pie de la letra.
Los datos de la cuenta corriente nos dicen claramente que puede permitirse el lujo de embargar el gas e infligir graves da?os a la econom¨ªa europea. Rusia ya ha reducido los flujos de gas, esgrimiendo algunas razones t¨¦cnicas ficticias que nadie se cree. Puede que la mejor estrategia de Putin sea solamente reducir las entregas de gas en lugar de interrumpirlas por completo. Si el precio se triplica y se vende un tercio, se obtienen los mismos ingresos. Pero nada igualar¨ªa el da?o de un embargo total porque golpea a Alemania donde m¨¢s le duele, y no son los hogares congelados. Es la implosi¨®n probable de un modelo econ¨®mico que depende en exceso de las exportaciones industriales y de las importaciones de combustibles f¨®siles baratos.
Un embargo de gas es probablemente el instrumento estrat¨¦gico m¨¢s potente con el que cuenta Putin. El fracaso de la toma de Kiev ha demostrado que sus ej¨¦rcitos no son tan fuertes como cre¨ªamos. Como guerrero econ¨®mico ha demostrado tener mucho m¨¢s ¨¦xito. Solo hay que ver c¨®mo consigui¨® que los gobiernos de la UE accedieran sin pesta?ear a pagar el suministro de gas en rublos. Fingen que no lo hacen, pero se esconden tras una cortina de humo t¨¦cnica, esperando que los periodistas cr¨¦dulos no lo entiendan (con cierto ¨¦xito, he de admitir). Lo que ha sucedido es que los compradores de gas occidentales han abierto cuentas en euros y d¨®lares en Gazprombank, que no est¨¢ sometido a las sanciones occidentales. Esto les permite afirmar que siguen pagando su gas en moneda occidental. Esta es la cortina de humo. Pero lo que ocurre despu¨¦s es que convierten los euros y los d¨®lares en rublos a su nombre. Esta es la parte crucial. Al convertir la moneda, est¨¢n haciendo a efectos pr¨¢cticos el trabajo del banco central ruso, que est¨¢ sujeto a sanciones occidentales y ya no puede realizar transacciones en los mercados de divisas. As¨ª es como Putin juega con nosotros los europeos. Nosotros hacemos lo imposible, y ¨¦l nos corta los flujos de gas de todos modos.
Estoy totalmente de acuerdo con Norbert R?ttgen, expresidente de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Bundestag [el Parlamento federal alem¨¢n], quien afirma que deber¨ªamos haber impuesto nosotros mismos las sanciones sobre el gas. Al menos habr¨ªamos tenido la sart¨¦n por el mango.
Otra opci¨®n estrat¨¦gica para Putin es utilizar el gas como instrumento de chantaje, al igual que chantajea al mundo con los env¨ªos de trigo ucranio. Acapara los productos b¨¢sicos valiosos. Rusia es el segundo exportador mundial de petr¨®leo y el primer exportador de gas. Es el mayor exportador mundial de trigo y de fertilizantes. Y de varias categor¨ªas de metales de tierras raras como el paladio, que se utiliza en muchos procesos industriales.
A la larga, Occidente probablemente encontrar¨¢ proveedores y procesos industriales alternativos que dependan menos de las materias primas rusas. A su vez, Rusia encontrar¨¢ nuevos mercados de exportaci¨®n. Por ahora, nuestra dependencia de Rusia es la baza m¨¢s fuerte de Putin. A medida que esta guerra avanza, y la fatiga de Ucrania se cierne sobre Occidente, es un buen momento para que Putin juegue esta carta. Como sigo preguntando en casi todos los art¨ªculos que escribo sobre este asunto: ?lo hemos pensado bien?